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La información disponible acerca de las
principales manifestaciones clínicas producidas
por SARS-CoV-2 tales como fiebre, tos seca,
diarrea y dificultad respiratoria es amplia y
detallada; sin embargo, aquella sobre los síntomas
reportados más recientemente, presentes en su
mayoría en una etapa más temprana de la infección,
tales como lesiones cutáneas, alteraciones del
olfato y repercusiones a nivel bucal, son escasa
(Cruz et al., 2020; Rubio, 2020).
Se ha sugerido que la cavidad bucal es un perfecto
hábitat para la invasión por SARS-CoV-2 debido a
la especial afinidad que tiene el virus por células
con los receptores para la enzima convertidora de
angiotensina como son las del tracto respiratorio,
mucosa bucal, lengua y glándulas salivales (Peng
et al., 2020; Xu et al., 2020).
Los estudios indican que este nuevo coronavirus
posee la capacidad de alterar el equilibrio de la
microbiota bucal, lo que combinado con un sistema
inmune deprimido permitiría la colonización por
infecciones oportunistas (Dziedzic & Wojtyczka,
2020).
Actualmente, existen dudas acerca de si el origen
de estas manifestaciones bucales es resultado de la
infección viral directa, si son producto del
compromiso sistémico del paciente o si se
presentan como reacciones adversas a los
tratamientos recibidos para tratar el COVID-19
(Martín et al., 2020; Manzalawi et al., 2020).
En la cavidad bucal se pueden presentar
manifestaciones de enfermedades subyacentes de
origen bacteriano o viral. Entre estas se destacan:
úlceras, gingivorragia, glositis, halitosis y dolor
orofacial. Las lesiones bucales de etiología viral
más prevalentes son las úlceras y lesiones
ampollosas de los tejidos (Cornejo & Espinoza,
2020; Sabino et al., 2020).
Las principales manifestaciones bucales por
COVID-19 reportadas en la literatura son:
hiposalivación, xerostomía, ageusia, hipogeusia,
disgeusia, lesiones herpéticas y candidiasis. Se ha
comprobado que la cavidad bucal es la puerta de
entrada ideal para infección por SARS-CoV-2, una
INTRODUCCIÓN vez instaurada la enfermedad, el virus tendría la
capacidad de alterar el equilibrio de la microbiota
bucal e inmunosuprimir al paciente, permitiendo
la posible aparición de infecciones oportunistas
(Cruz et al., 2020; Sabino et al., 2020).
A consideración de los autores de este artículo esta
teoría cobra mucho valor, pues la mayoría de los
reportes de las lesiones bucales aparecen después
de la eliminación del virus.
También han reportado que las lesiones de la
mucosa bucal presentan múltiples aspectos
clínicos, entre ellos placas blancas y eritematosas,
úlceras irregulares, pequeñas ampollas y petequias.
De acuerdo a las zonas afectadas refieren que las
lesiones aparecen en mayor número en la lengua,
paladar, labios, encía y mucosa bucal. (Brandão et
al., 2020; Martín et al., 2020).
En casos leves, las lesiones de la mucosa bucal se
desarrollaron antes o al mismo tiempo que los
síntomas respiratorios iniciales; sin embargo, en
aquellos que requirieron medicación y
hospitalización, las lesiones se desarrollaron
aproximadamente de siete a 24 días después de la
aparición de los síntomas. Los autores consideran
que las lesiones de la mucosa bucal se pueden
presentar como coinfecciones y manifestaciones
secundarias con múltiples aspectos clínicos (Dos
Santos et al., 2020; Wadia, 2020).
Se asume entonces que, en el contexto de pandemia
por coronavirus, cualquier cuadro clínico
infeccioso es sospechoso de COVID-19. En
ocasiones, se evade que otros patógenos también
pueden transmitirse y manifestarse. Los autores de
este artículo consideran importante no obviar otros
patógenos en síndromes febriles durante esta
pandemia, y no tratar de atribuir al virus SARS-
CoV-2 nuevas manifestaciones clínicas (Rubio,
2020).
Se presenta el caso de una paciente de 18 años que
acudió al Hospital Manuel Fajardo Rivero de Villa
Clara, Cuba que había arribado de Europa hacía
cuatro días y notificó fiebre, halitosis, dolor
gingival intenso y dificultades para deglutir.
Al interrogatorio se reveló que la paciente no tenía
antecedentes médicos de enfermedades, al
interrogar sobre la evolución de la enfermedad esta
The Biologist (Lima). Vol. 19, Nº1, jan - jun 2021
Llerena-Noda et al.