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percepción adecuada de nuestro planeta y de
nosotros mismos. El rechazo al conocimiento
científico de la evolución en jóvenes muestra una
correlación con las creencias religiosas (Downie &
Barron, 2000), por lo que es un tema que debe
considerarse en el análisis sobre cómo estamos
haciendo llegar esta información en los niveles de
educación primaria y secundaria.
Por otro lado, el 38% de personas que
seleccionaron la pregunta 1a, encajan en lo que
J e r r y C o y n e ( 2 0 1 2 ) h a l l a m a d o
“acomodacionismo”, es decir, la postura que
sostiene que aceptar la evolución como proceso no
implica ninguna afrenta hacia la fe religiosa
personal. Coyne (2012) considera que una forma
en la que la aceptación de la evolución en las
sociedades se podría incrementar gradualmente, es
fomentando el acomodacionismo como estrategia,
de tal modo que las personas religiosas se
convenzan de que dicha aceptación de la evolución
no implica afrentas contra su fe.
A nivel mundial existe una fuerte separación entre
la ciencia y la sociedad. En el Perú, somos miles de
personas que nos dedicamos a esta actividad
(según el directorio nacional de investigadores e
innovadores, somos más de 40 mil investigadores e
innovadores registrados (CONCYTEC, 2017).
Muy probablemente, como fruto de este
desentendimiento contribuimos a mantener una
gran brecha entre la ciudadanía y la comunidad
c i e n t í f ic a , y p or e l l o f av o r e c e m o s
inadvertidamente que la visión popular de nuestra
historia natural se encuentre relativamente alejada
de la información científica actual. El choque entre
religión y ciencia en el Perú, que al comenzar el
siglo XX se encontraba en su apogeo, ha quedado
ya como algo del pasado (al menos dentro del
ámbito académico); esto significa que no hay un
intercambio de ideas, lo que no beneficia a la
difusión de información y a tener una población
más entendida (Marzal, 1995). En este contexto,
existen algunos aspectos importantes para resaltar:
a) Por un lado, los científicos tenemos el
importante reto de acercarnos a la
ciudadanía brindando información veraz,
fácil de entender y que refleje la
importancia de nuestra labor para la
generación de estrategias de vida
adecuadas, así como de la tecnología para
nuestro bienestar.
b) Por otro lado, los educadores debemos
enseñar a nuestros estudiantes a
desarrollar el pensamiento crítico, que
permita discernir entre lo que es real y lo
que es producto de la fantasía o la ilusión.
Para ello es fundamental enseñar cómo y
de dónde adquirir la información (en una
época donde la información está en todos
lados, esto es fundamental). En esencia:
enseñar a cómo pensar y no a qué pensar.
c) Finalmente hay una responsabilidad de
parte de la ciudadanía de acercarse más a la
ciencia y de reconocer su importante labor
en la vida diaria. Las medicinas, la
tecnología, los medios de transporte, los
alimentos y gran parte de los bienes que
utilizamos a diario, son obtenidos gracias a
avances tecnológicos que se han logrado
como fruto de investigaciones científicas.
Asimismo, deberíamos transmitir este
conocimiento en nuestros hogares y tener
como objetivo que los jóvenes adquieran
un pensamiento crítico de la realidad y de
la información que llega a ellos.
Agradecemos a Telassim Aldave, Antony Apeño,
María Avalos, Andrés Babilonia, Jannisse
Ballesteros, Gabriela Barreto, Ana Cabrera,
Gabriela Cazorla, Valeria Cortez, Mario Espinoza,
Jenny Gaviño, Angela Hernando, Yomel Huanca,
Alena Manini, Joel Mires, Ayumi Oshita, Lady
Paima, Gerald Pinto, María Rentería, William
Ruiz, Angie Sánchez, Stephany Torres, Cristina
Touzet, Yassmín Tovar, Katherine Tovar, María
Tovar y Adriana Troncoso quienes nos apoyaron en
la toma de datos del presente estudio. Asimismo,
agradecemos a los revisores anónimos del artículo,
quienes permitieron mejorar nuestro manuscrito.
El presente trabajo se desarrolló en el marco del
curso de Evolución de la carrera de Biología
marina (Universidad Científica del Sur).
AGRADECIMIENTOS
The Biologist (Lima). Vol. 15, Nº2, jul - dec 2017
Are we denying our natural history?