The Biologist
(Lima)
ISSN Versión Impresa 1816-0719
ISSN Versión en linea 1994-9073 ISSN Versión CD ROM 1994-9081
EDITORIAL
THE BIRDS: SENTINELS OF PLANETARY HEALTH
LAS AVES: CENTINELAS DE LA SALUD DEL PLANETA
1
Alfonso Marzal
1Departamento de Anatomía, Biología Celular y Zoología, Universidad de Extremadura, Avda. de Elvas s/n, E-06006
Badajoz, Spain.
Correspondence to AM: Tel: (+34) 924289412
E-mail: amarzal@unex.es
The Biologist (Lima), 13(2), jul-dec: 169-172.
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RESUMEN
Palabras clave: aves, cambio climático, ecosistemas, salud global.
A través de los años y en todas las culturas los hombres han mirado a las aves para descifrar los
mensajes que éstas nos mandaban sobre la salud del mundo en el que vivimos. Hoy en día, el
estudio científico de las aves nos aporta una información fidedigna de las consecuencias del
cambio global que sufre el planeta. El informe The messengers, publicado por Birdlife
International en noviembre de 2015, nos advierte de las consecuencias del cambio climático en
las aves y sobre el resto de organismos del planeta. Además, aporta medidas y soluciones para el
hombre y la naturaleza” cuya finalidad es proteger los ecosistemas y preservar la salud global.
Pero estas directrices serían vanas sin un compromiso fiable de cumplimiento por parte de los
gobiernos con objeto de mejorar las condiciones para las generaciones venideras.
ABSTRACT
Keywords: birds, climate change, ecosystems, global health.
Over the years and in all cultures men have watched birds to decrypt messages they sent us about
the health of the world in which we live. Today, the scientific study of birds gives us reliable
information on the consequences of global change that the planet is undergoing. The Messengers
report, published by Birdlife International in November 2015, warns of the consequences of
climate change on birds and other organisms on the planet. It also provides measures and
solutions "for man and nature" whose purpose is to protect ecosystems and preserve global
health. But these guidelines would be in vain without a credible commitment to compliance by
governments to improve conditions for future generations.
Babilonia a su regreso de la conquista de la
India, narrando que cuando Alejandro llegó,
en las murallas de la ciudad se vieron a
muchos cuervos picándose unos a otros,
multitud yacían muertos y otros caían a su
paso”, hecho que fue interpretado como un mal
En la Antigüedad, los augures observaban la
presencia, el comportamiento y las vísceras de
las aves para interpretar los designios como un
aviso de los sucesos por venir. En el siglo I d.C.
Plutarco reflejó en sus “Vidas paralelas”
(LXXIII) la entrada de Alejandro Magno en
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The Biologist (Lima). Vol. 13, Nº2, jul-dec 2015
presagio. Dos semanas después, el gran
emperador macedonio moría aquejado de
calenturas, dolor abdominal agudo y periodos
de debilidad encadenados a otros de delirio.
Estas fiebres y la sintomatología descrita,
unido al comportamiento anómalo de las aves
descrito por Plutarco, hizo pensar a
investigadores estadounidenses que Alejandro
Magno murió por encefalitis causada por el
virus West Nile (Marr & Calisher 2003). Este
virus es transmitido por insectos vectores y
utiliza como reservorio natural a las aves,
desde donde puede infectar a humanos a través
de la picadura de mosquitos. Curiosamente, y
en relación a los escritos de Plutarco, algunas
especies de aves como los cuervos son muy
susceptibles a la enfermedad. Efectivamente,
durante la epidemia de virus West Nile
acaecida en Estados Unidos entre 1999 - 2003
fue muy común encontrar cuervos y otras
especies de aves muertas por encefalitis en
zonas con circulación activa del virus. Estas
especies de aves fueron entonces utilizadas por
los especialistas de los centros de salud locales
(a modo de modernos augures) como sistemas
de vigilancia y auténticas alarmas biológicas,
pues la presencia de cuervos muertos precedía
en varias semanas la aparición de casos
humanos (David et al. 2007).
Este es solo uno de los muchos ejemplos en los
que las aves son nuestros mensajeros,
auténticos centinelas del mundo en el que
vivimos. A través de los siglos y las diferentes
culturas, las aves nos han ido avisando de los
cambios y peligros que amenazan la salud del
medio natural y las especies que en él
habitamos. Ya no vemos canarios enjaulados
en las minas de carbón para alertar a los
mineros de las emanaciones mortales del gas
grisú. Pero, igualmente, hoy en día las aves nos
siguen enviando mensajes y advertencias de
las amenazas para la salud en el mundo que
compartimos. El estudio de la fenología,
parámetros fisiológicos y estado de salud de las
aves migradoras, a través de los denominados
“efectos trasladados” (carry-over effects), nos
aporta información sobre la desaparición de
ecosistemas, la contaminación y la alteración
de usos del suelo de zonas remotas y de difícil
acceso a miles de kilómetros de distancia
(Greenberg & Marra 2005). Por ejemplo,
podemos capturar un ave en España y estudiar
la composición de la pluma que fue mudada y
creció en un lejano país de África, y comprobar
que los niveles de mercurio u otros metales
pesados aumentan, signo alertador de un
incremento en la contaminación en el país
africano. O descubrir una especie parásita
invasora que amenace las poblaciones de aves
del Perú (Marzal et al. 2015), pudiendo reseñar
que hay cambios en el medio ambiente que
facilitan la invasión, o bien un tráfico de
especies exóticas incontrolado. Todos estos
indicios, transmitidos por las aves, nos
advierten de cambios que pueden afectar a la
salud de todos.
En noviembre de 2015, Birdlife International y
National Audubon ha publicado el informe The
Messengers (Las mensajeras), que reúne los
resultados de 120 investigaciones científicas
que, a su vez, sintetizan la información
obtenida por cientos de estudios que ilustran
cómo las aves nos alertan de las consecuencias
del cambio climático. Podemos citar varios
ejemplos al respecto. Aunque se espera que
algunas especies puedan aumentar su
población y distribución como consecuencia
del cambio climático, hay más perdedores que
ganadores: más del doble de las especies se ven
reducidas drásticamente en número y rango
geográfico, situándolas al borde de la extinción
(Hole et al. 2009). Otras especies se ven
afectadas con mayor intensidad por la malaria
y otras enfermedades, como consecuencia de
los cambios en temperatura que favorecen la
dispersión del mosquito vector a zonas de
altitudes elevadas que estaban libres de la
enfermedad hasta hace poco tiempo (Benning
et al. 2002). La olas de calor del pasado verano
ocasionaron la pérdida de miles de vidas
humanas. Las aves no son inmunes a estas
temperaturas extremas, y los estudios
Marzal
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realizados en ellas durante años predicen que
estas olas de calor incrementarán su
frecuencia, intensidad y duración en los
próximos 60 años, aumentando de manera
preocupante la mortalidad de los organismos
(McKechnie & Wolf 2010).
Pero no todo está perdido. El informe de
Birdlife también aporta soluciones para el
hombre y la naturaleza” con el fin de mejorar
las condiciones para las generaciones
venideras. Su fundamento es que, protegiendo
y cuidando el ecosistema donde viven estas
aves, también velamos por nuestra salud y
economía. Esta serie de medidas propuestas
están basadas igualmente en estudios
científicos de calidad contrastada que dan
validez al informe. Una nueva alianza entre los
socios de Birdlife y la fundación MacArthur
permitirá conservar, restaurar y manejar de
forma sostenible los manglares de América,
uno de los ecosistemas más amenazados del
planeta por su uso masivo e indiscriminado.
Estas medidas permitirán que los manglares
sigan ofreciendo una barrera de protección
natural de las costas y una gran fuente de
ingresos económicos para las comunidades de
la zona, principalmente a través de la pesca y la
madera (BI 2010). Otras acciones son la
conservación de zonas vulnerables del
Neotrópico como los humedales de los Andes o
los bosque tropicales, para evitar la
deforestación o los cambios en el uso de suelo,
logrando así preservar la salud del ecosistema,
la obtención de ingresos y un arraigo a los
beneficiarios de la comunidad (BI 2015ab,
PFCP 2010).
Pero de poco o nada sirven estas medidas si no
hay un compromiso claro y efectivo por parte
de los gobiernos. En este sentido, los
resultados de la reciente Cumbre del Clima
celebrada en Paris en diciembre de 2015 son
esperanzadores. El acuerdo, firmado por los
196 países presentes en el evento, reúne el
compromiso mundial y legalmente vinculante
de los gobiernos para fijar techo a las
emisiones de gases de efecto invernadero, y
establece un sistema de financiación donde los
países ricos deben aportar 100.000 millones de
dólares para los países pobres más vulnerables
del cambio climático. A pesar de este
triunfalismo, aún hay mucho trabajo que hacer.
En la búsqueda diaria de preservar la salud
global debemos seguir observando a las aves
con rigor científico para predecir nuestro
futuro.
El autor agradece al equipo editorial de The
Biologist (Lima) la invitación para escribir esta
editorial. Este estudio ha sido financiado por el
Ministerio de Economía y Competitividad
(CGL2012-36665) y la Junta de Extremadura
(GRU15117).
AGRADECIMIENTOS
Birds and climate change
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Exh+10.pdf leído el 18 de diciembre
del 2015.
Marzal
Received December 18, 2015.
Accepted December 23, 2015.
The Biologist (Lima). Vol. 13, Nº2, jul-dec 2015