The Biologist (Lima). Vol. 20, Nº1, ene - jun 2022
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frecuencia de consumo (García de Jalón et al.,
1993; Granado, 2002).
En este sentido, el índice de Zander (Granado,
2002) mostró, que para ambos sexos y en ambas
temporadas, los componentes alimenticios
esenciales fueron cladóceros y dípteros, estos
últimos, básicamente por su biomasa. Sin embargo,
estos valores cambian ligeramente dependiendo de
la composición y abundancia de los recursos que
consume esta especie debido a los cambios
ambientales que se dan en estos ambientes. En la
temporada de lluvias, por ejemplo, sólo los
copépodos fueron presas esenciales para los
machos, mientras que, para las hembras en secas
los dípteros y hemípteros, fueron considerados
como como presas principales, el resto de los tipos
alimentarios son consideradas como presas
secundarias o accesorias. Esta clasificación varía
ligeramente dependiendo del índice utilizado para
esta especie como se puede observar en los
resultados de Trujillo-Jiménez & Espinosa (2006)
utilizando el Índice de Albertaine & Hernández y el
Índice de Pinkas.
ero no siempre los más abundantes, y más
consumidos, son el alimento más importante,
Cruz-Gómez et al. (2020) en la Laguna de Salazar,
México, reportó con el índice de Zander, a los
hemípteros, bivalvos, gasterópodos y anfípodos
como presas esenciales a pesar de que los
cladóceros en su espectro trófico fueron muy
abundantes, pero su biomasa fue menor que los
alimentos mencionados. Esto demuestra cómo lo
mencionan algunos autores que el valor numérico
podría sobreestimar la importancia de los
alimentos consumidos (Holden & Raitt, 1975;
Hyslop, 1980).
Como se puede observar la alimentación en peces
responde a un complejo sistema de adaptaciones,
cuyo fin es aprovechar los recursos disponibles
para su mantenimiento y desarrollo en el medio, es
decir obtener el máximo de ganancia neta de
energía (Pike, 1984). En este sentido, Granado
(2002) menciona, que el estado evolutivo de las
estructuras y órganos que intervienen en el proceso
alimenticio, han originado que cualquier especie en
el momento actual, tenga las características
ecológicas necesarias para explotar los recursos
disponibles. Además, se debe de tomar en cuenta
la gran adaptabilidad trófica que presentan los
peces, ya que muchas especies no presentan una
dieta definida, sino que están adaptadas a un
amplio campo de alimentación y que la dieta varía
lo largo de su ciclo vital (García de Jalón et al.,
1993).
En nuestro caso, al parecer, G. multiradiatus se ha
adaptado a las condiciones tan variadas de los
sistemas en los que se distribuye, ya que si bien, los
tipos alimentarios que consume son semejantes en
todos estos sistemas, la riqueza y abundancia en
cada uno de estos varía dependiendo de las
características ambientales, su grado de
eutroficación y estacionalidad (De la Cruz, 2010;
Hanson et al., 2010; Hernández, 2016; Cruz-
Gómez et al., 2020).
Considerando lo anterior, aún falta mucho por
conocer de esta especie en sus sistemas naturales,
no solo con respecto a su alimentación, sino
también analizar las condiciones ambientales de
los sistemas en que se distribuye y todo esto con el
fin de obtener más argumentos que permitan
establecer normas de protección.
De acuerdo con el análisis realizado, G.
multiradiatus puede ser considerada como una
especie depredadora ubicada en el tercer nivel
trófico o consumidor secundario y carnívoro
primario debido al tipo de alimento que consume.
De acuerdo con su amplitud de nicho, puede
considerarse estenófaga, sin embargo, se debe de
reconocer la importancia de todos los alimentos
consumidos de acuerdo con los valores de Zander.
Si bien, el alimento que consume el pez amarillo en
los ambientes en donde se distribuye es semejante,
estudios realizados en otros sistemas, demuestran
que el consumo y presencia de estos recursos
depende de las características ambientales de cada
sistema y de la estacionalidad.
Es importante considerar, que los estudios sobre la
alimentación de G. multitradiatus, al ser una
especie endémica son limitados y para tener un
conocimiento más profundo sobre su ecología
trófica, habrá que considerar los índices de
importancia alimenticia que se utilicen para su
interpretación. Sin embargo, es recomendable
trabajar, en la medida de lo posible con índices que
consideran las tres variables más importantes,
frecuencia, abundancia y biomasa relativas.
Cruz-Gómez et al.