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| Cátedra Villarreal Posgrado | Lima, Perú | V. 2 | N. 2 | julio - diciembre | 2023 |
Introducción
La tuberculosis es una enfermedad pulmonar
causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis.
Se transmite de persona a persona a través de gotitas
de aerosol en el aire expulsado por alguien con la
enfermedad activa (Organización Panamericana de la
Salud, 2021b, párr. 1). La tuberculosis ha sido conocida
desde la antigua Grecia y ha dejado vestigios en la
historia con diferentes nombres. En 1882, el Dr. Robert
Koch descubrió la bacteria que causa la enfermedad
(Báguena, 2011; National Geographic Society, 2019).
A pesar de los diferentes enfoques y esquemas de
tratamiento, la tuberculosis sigue siendo un problema
de salud pública con altas tasas de mortalidad en todo
el mundo (Organización Panamericana de la Salud,
2021a).
La adherencia al tratamiento de la tuberculosis
es vital para la recuperación del paciente o tener altas
probabilidades de cura de la enfermedad requiriendo
una gran fuerza de voluntad del paciente; sin embargo,
a veces esto no ocurre, siendo que los pacientes
abandonan el tratamiento, identicándose varias razones
para esto (Creswell y Castilla, 2006). En la literatura
se describen diversas causas que motivan el abandono
del tratamiento médico. Entre ellas se encuentran las
razones institucionales, como el trato desfavorable
por parte del personal de salud o la insuciencia de
los medicamentos disponibles. Por otro lado, existen
motivos personales, como la ausencia de síntomas, las
convicciones religiosas, el consumo de sustancias o los
problemas emocionales. La comprensión de estas causas
puede contribuir a mejorar la adhesión al tratamiento y
disminuir la tasa de abandono (Bravo, 2021b; Creswell
y Castilla, 2006; Llanos et al., 2021).
La tuberculosis es una de las diez principales
causas de muerte en todo el mundo, con casi un millón
y medio de personas fallecidas en 2019 y 10 millones
de personas contrayendo la enfermedad ese mismo año
(Organización Mundial de la Salud - OMS, 2021). Sin
embargo, el abandono del tratamiento es un problema
importante que afecta a muchos pacientes. En Europa,
alrededor del 20% de los pacientes abandonaron el
tratamiento (Gomes et al., 2018), mientras que en
México, el 59% de los pacientes estuvieron parcialmente
adheridos y el 2% no lo estuvo en absoluto (Maldonado
et al., 2016). En Colombia, Cardenas y Fuentes (2017)
indicaron que el 75% de los que abandonaron el
tratamiento fueron hombres y que del total del porcentaje
de abandono incluyen razones como los efectos adversos
de la medicación, atención insatisfactoria del personal
de salud y dicultades para acceder al servicio; siendo
que dos años más tarde resaltan que fue la intolerancia
gástrica a las medicinas (40%) y se rearmó la inuencia
de las malas relaciones con el personal de salud. En el
Perú, alrededor del 20% de los pacientes abandonan el
tratamiento (Calderón, 2018; Massuh, 2020; Palacios y
Rodríguez, 2017); sin embargo, un estudio especíco
realizado por Aguilar (2019) en Cercado de Lima mostró
una tasa de abandono del 3.57%.
En resumen, los predictores que predisponen
a los pacientes a abandonar el tratamiento incluyen el
cambio de domicilio, tener 65 años o más, enfermedades
crónicas y la falta de apoyo familiar (Sante y Valdivia,
2020). Es necesario investigar estos factores y
cuanticar su probabilidad de riesgo para el abandono
del tratamiento.
Se han realizado varios estudios en diferentes
países para identicar los factores de riesgo que afectan
la adherencia al tratamiento de la tuberculosis. En Brasil
Da Silva et al. (2021) encontraron que el tabaquismo y
el sometimiento a retratamiento fueron los principales
factores asociados al abandono del tratamiento. En
China, Ya et al. (2021), identicaron que tener menos
de 30 años de edad es un predictor protector de la
adherencia, mientras que el bajo nivel educativo, las
reacciones adversas al tratamiento, el bajo ingreso y
el tiempo de espera prolongado aumentan el riesgo de
abandono. En Corea, Bea et al. (2021) encontraron que
los pacientes que iniciaron el régimen cuádruple tenían
más probabilidades de adherirse en comparación con el
régimen triple, mientras que los pacientes mayores de 65
años, con antecedentes de demencia o diabetes mellitus,
tenían menos probabilidades de adherirse al tratamiento.
En China, Stagg et al. (2020) encontraron que la
transición de la fase de iniciación a la de continuación
y los días festivos nacionales se asociaron con mayores
probabilidades de implementación de dosis subóptimas.
En Ecuador, Guaraca et al. (2020) identicaron que
los factores del paciente, como la mejoría sintomática
después del tratamiento parcial, fueron los principales
factores de interrupción del tratamiento.
En el Perú, precisamente en Huacho, Bravo
(2021) encontró que el riesgo para que un paciente
abandone el tratamiento es 7 veces más si es varón
(p<.05; OR=7.1), 16 veces más si tiene comorbilidad
(p<.05; OR=16.2); 8 veces más si tienen el hábito de
beber alcohol (p<.05; OR=8.1), 7 veces más si consume
drogas (p<.05; OR=7.3); 4 veces más si es fumador
(p<.05; OR=3.6). En Lima, Llanos et al. (2021) indica
que el riesgo es 11 veces más si es varón (p<.05;
OR=10.98); 6 veces más si tiene hábito de beber
alcohol (p<.05; OR=6.08), en este mismo lugar Apaza
et al. (2020) reportaron que fue la falta de interés (84%),
intolerancia por la cantidad de medicamentos (82%) y el
rechazo o falta de apoyo por parte de su familia (82%);
con respecto a los factores institucionales, aquellos que
perciben demora por parte del sistema (82%), asimismo,
por la insatisfacción por la atención brindada por el
médico (82%) y el profesional en tecnología médica,
mientras que Guerreros (2020) indico que el abandono