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| Cátedra Villarreal Posgrado Lima, Perú | V. 2 | N. 1 | enero - junio | 2023 |
Del volumen de la masa fermentada
De los resultados del análisis de varianza (Tabla
8), la triple interacción de los factores porcentaje de
harina de quinua, temperatura y tiempo de fermentación,
inuyen sobre el volumen de fermentación de las
masas como resultado de la diferencia signicativa
(Figura 1); el tratamiento T3 (15% de HQ) con una
temperatura de 30°C se obtienen mayores volúmenes
de fermentación, que en los demás tratamientos (Figura
2); la incorporación de 10 g de harina de quinua en
la harina de trigo blanco parece tener potencial para
formular panes con alto volumen de pan y suavidad
(Park y Morita, 2005 como se citó en Gostin, 2019) y
características sensoriales aceptables (Chauhan y Eskin,
1992). Para las adiciones de hasta un 15 % de harina de
quinua blanca los panes tienen los mayores volúmenes
especícos correspondientes a 3,8 mL/g de harina
oscura y 2,5 mL/g de harina blanca (Tamba y Popa,
2019), aunque no se precisa la masa inicial ni el tiempo
de fermentación. En la elaboración de pan de molde
con harina de quinua y tarwi, los altos porcentajes de
harina de quinua y tarwi, desarrollan volúmenes bajos
provocado por la baja calidad del gluten ya que disminuye
el porcentaje de trigo, principal fuente de esta proteína
(Gutierrez, 2022). Según Castillo (2021) la cantidad de
dióxido de carbono producido por fermentación de la
masa y la capacidad de retener este gas en el sistema
están directamente relacionadas con el volumen. Para la
evaluación de la calidad y funcionalidad de la harina,
los ensayos mecánicos empíricos o descriptivos han
tenido una aceptación generalizada en la industria
del pan, el farinógrafo es una amasadora de registro
continuo y el extensógrafo es un instrumento de carga y
tensión, instrumentos que describen el comportamiento
viscoelástico de la masa (Peña, 2013).
El volumen de fermentación de la masa de pan
está en relación directa con la cantidad de agua absorbida
(AA) por la masa (T3: 62.1% AA) y el tiempo de
desarrollo (TD) de la masa (T3: 4:14 mm:ss); las harinas
son más fuertes y el contenido de proteína presente
es mayor por tener un mayor contenido de gluten; en
la elaboración de panes compuestos trigo-quinua, es
necesario adicionar mayores cantidades de agua para
obtener un desarrollo de gluten satisfactorio y mejor
volumen del pan (Schoenlechner et al., 2010 como se
citó en Díaz, 2013); se considera una harina fuerte una
harina con 61% de AA y harina débil una harina con 52,9
% de AA (Vásquez, 2007). Al mismo tiempo el volumen
de la masa panaria está relacionado con la estabilidad
(EST); harinas que tienen una mayor estabilidad (T1:
7:54 y T2: 6:21 mm:ss) son mejores referido al contenido
de proteína. La estabilidad de la masa en el farinógrafo
decrece a medida que se aumenta la sustitución de la
harina de quinua, de 7,5 a 20% (Castillo, 2021). Los
valores del índice de tolerancia al mezclado (ITM)
de los tratamientos hallados se encuentran entre 79
y 129 UB, indicando que los tratamientos T1 y T2 se
obtuvieron valores de 79 UB y 95 UB mostrando que
se encuentran debajo del valor de 115, por lo que no se
pueden considerar como harinas débiles; harinas que
tienen buena tolerancia a la mezcla tienen un valor bajo
de ITM; las harinas fuertes tienen un ITM de 40 UB y
harinas débiles tienen un ITM de 115 (Vásquez, 2007),
reportado en el análisis del farinograma de tratamientos
(Tabla 4).
El volumen de la masa fermentada de pan
también está relacionado con la energía (En) requerida
para aumentar el volumen (T1 y T2 con valores de
117 y 97 cm
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) y la resistencia a la extensión (RE) de
la masa fermentada (T1 y T3 con valores de 673 y
640 BU) porque es necesario que la masa de pan
tenga la fuerza necesaria para retener las burbujas de
gas carbónico producido durante la fermentación de
la glucosa por los enzimas presentes en la levadura;
los tratamientos T1 y T3 muestran valores de RE por
encima de 600, valor importante para ser considerado
una harina de calidad panaria, análisis realizado en el
extensograma de tratamientos (Tabla 5); es preciso que
las harinas panicables posean una determinada fuerza,
para producir una pieza de pan bien crecida y de gran
volumen, aunque no es deseable que presenten una
fuerza demasiado alta, porque ello acarrearía problemas
al panicarla, siendo el período de fermentación muy
largo (Pérez y García, 2016 como se citó en Loayza,
2017).
Las muestras T1, T2 y T3 dan resultados
similares en temperaturas de gelatinización (T°G) del
almidón, pero en los tratamientos T1 y T3 se obtiene
los valores de gelatinización máxima (Gmax 895 y 872
AU) comparados con los demás tratamientos (Tabla 6).
Los amilogramas cambian mucho cuando en vez de
agua se opera con soluciones que contienen azúcares,
sales, proteínas o tensoactivos; en primer lugar, por
la retención de agua por los solutos, que disminuye el
agua libre para la gelicación y, en segundo lugar, por
las interacciones de estos compuestos con el almidón
(Primo, 1998). Los gránulos de la quinua son pequeños,
menores a 2 µm, pero utilizando calorimetría de barrido
diferencial (DSC), se estableció que el proceso de
gelatinización del almidón de quinua consumió 2 J/g y
gelatinizaba entre 55 y 70 ºC, aunque pueden encontrarse
diferencias signicativas entre las variedades de quinua
(Lindeboom et al. 2005 como se citó en García, 2021).
La incorporación de harina multigrano (centeno, soya,
garbanzo) a la harina de trigo en la elaboración de pan,
en las características amilográcas de la masa panaria,
disminuye la temperatura de gelatinización en 5,7 °C, el
pico de viscosidad y la viscosidad de la pasta fría aumenta
(821 a 1,074 UA) lo que indica una fuerte tendencia a
la retrogradación por las moléculas de almidón (Arana,
2014). La harina germinada de quinua hace disminuir la
temperatura de gelatinización y gelatinización máxima
de la mezcla conforme se aumenta su porcentaje de
sustitución (Castillo, 2021).