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Cátedra Villarreal | lima, Perú | V. 8 | N. 2 |Julio - diCiembre | 2020 | e-iSSN 2311-2212
a favor de implementar normas legales que regulen la
publicidad, acompañado de scalizaciones para restringir
la exagerada publicidad. Las alternativas de publicidad son
la digital y por redes sociales. Finalmente, se concluye que
la población, considera a la publicidad, como elementos de
alto impacto visual, generando consecuencias con potencial
afección a su salud y al ambiente, generando mala imagen a
una ciudad. La falta de normas legales y tecnologías modernas
en la actualidad, genera una exacerbada publicidad en las
ciudades.
Palabras clave: Ambiente, consecuencias, contaminación,
Introducción
La contaminación ambiental tiene diversas formas,
siendo el principal responsable el ser humano
afectando con su actividad el agua, el suelo y el aire,
además de los recursos biológicos y su entorno
(Maguire et al., 1997; Canter, 1999). Dentro de todos los
tipos de contaminación, a nivel urbano se consideran
la lumínica, la contaminación por infraestructura,
la contaminación sonora y la contaminación visual
(Balmori, 2004; Marín, 2005). Dentro del último tipo
se puede considerar también a la contaminación
publicitaria que distorsiona la conciencia y el
comportamiento del ser humano ejerciendo presión
directa para que adquiera determinados productos
o servicios, propiciando ideologías, variaciones
en la estructura socioeconómica, cambios en la
cultura, la educación, las costumbres e, incluso, en
los sentimientos religiosos (Arbohaín y Garcén, 2001;
Méndez, 2013; Morales, 2019).
En países desarrollados la calidad visual del paisaje
urbano es tema de interés público y la sensibilización
de sus habitantes acerca al respecto se muestra
entre otras formas a través de estrictas normas que
permiten regular el exceso publicitario respetando
la esencia y el capital urbanístico (Martínez, 1994;
Tudor & Williams, 2003). Latinoamérica convive con la
problemática de la contaminación visual a una mayor
escala debido a que la publicidad de origen pública o
privada convierten a las ciudades en lugares llenos de
información irrelevante que afecta la vida cotidiana de
los ciudadanos y de todos los seres que interactúan
con el entorno (Lobeto, 1998). Es por eso que varias
ciudades latinoamericanas se han propuesto regular
la contaminación visual a nivel normativo. El caso más
resaltante, y que ha servido de ejemplo para otras
ciudades del mundo, es el de Sao Paulo en Brasil, donde
en el año 2006 se aprobó la ley “Ciudad Limpia”, que
prohíbe la publicidad exterior, moción apoyada por la
mayor parte de la sociedad (Penteado y Hampp, 2007).
El principal agente contaminante de los
espacios públicos, según la mayor parte de autores
consultados, son los “carteles publicitarios” en todas
sus presentaciones: vallas, avisos luminosos, pancartas,
carteles, entre otros (Hess, 2006; Lobeto, 1998; Rozadas,
2006). Lobeto, (1998), también menciona a los “gratis
y pintadas”, cuya diferencia radica en que los primeros
son mensajes de formas, mientras que las segundas
son mensajes de contenidos (Landry, 2019; Wang
et al., 2019). Las pintadas se suelen asociar a frases
agresivas o fuera de lugar que visualmente degradan y
desvirtúan las fachadas de los edicios y monumentos
(Vigara y Reyes, 1996). Para Mera (2016), algunos
de estos elementos no provocan contaminación o
mayores alteraciones estéticas por sí solos, es el manejo
abusivo del hombre lo que los convierte en agentes
contaminantes, generando una hiperestimulación
visual agresiva, invasiva e indiscriminada contra la cual
no hay ningún tipo de ltro ni defensa (Ayala, 2017).
La adaptación a la hiperestimulación puede
provocar frustración, debido a que en medios muy
caóticos se pierde mucha información y energía en el
proceso de percepción, resultando en un aumento de
agresividad, jerarquización y territorialidad (Wang et
al., 2019). Rozadas (2006), señaló como consecuencias
de la contaminación visual sobre la salud humana,
dolores de cabeza, distracción, estrés, trastornos
en la atención, disminución en la eciencia laboral,
mal humor, agresividad, entre otros (Sarab et al.,
2019). Los efectos de la contaminación visual no sólo
tienen excepciones meramente estéticas, sino que
además implican asuntos de salud pública, economía
y seguridad (Rapoport, 1974; Rangel, 2002; Méndez,
2013; Chmielewski et al., 2015; Sarab et al., 2019).
Actualmente, en las ciudades del Perú se muestran
este tipo de publicidad con información comercial
pública o privada, sujetos a una contratación directa
entre los responsables y las autoridades que claramente
son permisivos en cuanto a la emisión de permisos sin
tener el enfoque urbanístico (Méndez, 2013; Brañez-
Meza et al., 2017). A ello debemos sumarle aquellas
muestras de publicidad escrita en formas de volantes,
aches o gratis pegados en las fachadas de las
viviendas y en las avenidas, en postes o en los pisos de
la calzada, sin control administrativo de las autoridades
locales y nacionales (Mera, 2016). Muchas veces no se
cuenta con normas jurídicas que permitan administrar
y gestionar de manera responsable esta publicidad
(Chmielewski et al., 2015).