Carlos Scotto, Javier Alvarez, Carlos Llanos, Omar Leyva, Sául Sotomayor, Karol Chávez, Eber Justo,
Oliver Casso, César Larico, Wilmar Mayta, Wilson Sanga
Introducción
Los estudios de genotoxicidad y/o terato-
genia que evalúen y determinen la calidad del
agua de los ríos, lagos, humedales, bofedales u
otras fuentes de agua en el Perú; y que po-
tencialmente puedan afectar a la salud huma-na
o animal, y contaminar al medioambiente son
muy escasos o inexistentes. Actualmente, existe
la presencia de contaminantes mineros como los
metales pesados (metil mercurio, sulfuro de
plomo, arsénico, cadmio y otros) en los
ambientes acuáticos. Se sospecha que sean los
factores causantes en cascada de daño a ni-vel
genético molecular, cromosómico, celular,
embrionario y/o fetal. Muchas veces “imper-
ceptible” o de detección tardía cuando el daño
al organismo ya se produjo irremediablemen-te
causando incluso la muerte del individuo o de la
población.
Esta investigación utilizó al pez Cebra (Da-
nio rerio), el cual es un animal modelo de la-
boratorio universal y un vertebrado filogené-
ticamente muy cercano al humano, por lo que
cualquier daño producido mediante diversos
contaminantes acuícolas, permiten su extra-
polación probada al humano para obtener re-
sultados confiables e inmediatos. Además, son
peces fáciles de manipular y soportan grandes
números en poco espacio; y poseen ua alta ca-
pacidad reproductiva (entre 300-400 huevos
por puesta), lo cual facilita realizar diferentes
experimentos con varias repeticiones por con-
taminante analizado.
Un rasgo anatómico muy importante para
esta propuesta es que los peces poseen glóbu-los
rojos con núcleo, el cual contiene el mate-rial
genético o ADN visible por simple tinción lo
que hace posible observar fácilmente cual-quier
efecto genotóxico adverso en forma di-recta por
microscopía y evaluar rápidamente los efectos
nocivos de un contaminante acuí-cola de interés
(Anitha,Chandra, Gopinath, y Durairaj, 2000);
Llanos, Monteza y Scotto, 2013; Scarpato,
Migliore, Alfinito-Cognet-ti, y Barale 1990; De
Flora,Vigano,D’Agostini Camoirano, Bagnasco,
Bennicelli, Melodia, y
Arillo 1993) . A diferencia de otras técnicas
que utilizan técnicas moleculares de última
generación para la detección de los mismos
efectos genotóxicos, pero que son muy
costo-sos en reactivos y equipamiento.
Los genotóxicos mineros en general, pene-
tran hasta el núcleo de las células humanas y
de los animales y dañan su ADN (mutaciones
en los genes), lo que a su vez daña a los
cromo-somas y esto produce alteraciones en
el em-brión (teratogenia), que finalmente se
traduce en daño en el individuo adulto.
Heddle (1973) y Schmid (1975) fueron los
primeros investigadores que propusieron un
ensayo alternativo y simple para determinar el
daño nuclear y cromosómico in vivo mediante el
conteo de micronúcleos (MN) en diferentes
poblaciones celulares. Los peces por repre-
sentar varios niveles de la cadena alimenticia
acuática son excelentes indicadores de la conta-
minación del agua, puesto que pueden bioacu-
mular y biomagnificar a través de ella altas con-
centraciones de estos elementos. Un ejemplo
claro de esto es el mercurio, el cual es bioam-
plificado casi en su totalidad por los peces en
forma de metilmercurio sustancia altamente
tóxica y de fácil fijación en los tejidos muscu-
lares y adiposos, convirtiéndola en elemento
clave en el transporte de este metal en las cade-
nas alimentarias acuáticas que culminan en el
consumo humano (CEPIS, 1978; WHO, 2003;
Álvarez-León, 2009; Reish & Oshida, 1987).
El pez Cebra (Danio rerio) Hamilton,
(1822) constituye hoy en día, el modelo ani-
mal vertebrado acuático por excelencia para
la genética, embriología, ecología, reproduc-
ción y otras ramas de la ciencia. Varios rasgos
inherentes de su biología los hacen ideales
para ser utilizados como “Biosensores de la
contaminación ambiental” : viven en grandes
grupos de hasta seis individuos por litro y en
poco espacio en acuarios acondicionados a
temperaturas a 26 ºC. Es el pez más resistente
y fácil de criar entre los ovíparos sin muchos
requisitos estrictos en cuanto a su manteni-
miento y alimentación. Obtiene la madurez
24 | Cátedra Villarreal | V. 1 | No. 1 | enero -junio | 2013 |