¿Mapas como herramientas de
empoderamiento o marginación? Los
derechos territoriales en la selva central
Maps as Tools of Empowerment or Marginalization? The
Territorial Rights in the Central Jungle
Recibido: diciembre 10 de 2012 | Revisado: febrero 12 de 2013 | Aceptado: mayo 13 de 2013
Ida Elise Magnussen Universidad de Bergen, Noruega
Artículo de Investigación. Universidad
de Bergen. Noruega.
Correo electrónico: idings87@hotmail.com
Ab s t r act
The Cacataibo Native Community of Santa Martha has suffered
from the presence of colonists on their communal territories for
decades, which makes Land and resources scarce, something that
produces a conflictive relation between the two groups. In order to
argue against the colonist’s claims and interest, the indigenous
population has to create their own space of action within the
frames of territorial rights created by the state. The article
attempts to demonstrate how maps are not simply neutral
reproductions of the territory that it aims to represent, but quite the
contrary, they are creations made to serve specific ends. The maps
may therefore be used pragmatically in or-der to achieve certain
objectives. In this specific context, the serve the indigenous tribe
as a tool to defend their territorial rights and interests.
Key words: indigenous people, colonists, territory, land,
rights, Amazon.
Re su m e n
La comunidad nativa Cacataibo de Santa Martha desde hace déca-das
ha sufrido por la presencia de colonos dentro de su territorio comunal.
La existencia de colonos en la comunidad produce escasez de tierra y
recursos para la población local, algo que contribuye a la relación
conflictiva entre ambos grupos. Para poder argumentar en contra de
los reclamos e intereses de los colonos, los indígenas tienen que
buscar su espacio de acción dentro del marco de derechos territoriales
creado por el Estado. El artículo buscó mostrar como los mapas no
simplemente son reproducciones neutrales del territorio que busca
representar, sino al contario son creaciones hechas para servir a fines
específicos. Los mapas, por lo tanto, pueden ser usados
pragmáticamente para responder a retos concretos. En este contex-to,
sirven como herramientas para que los indígenas defiendan sus
derechos e intereses territoriales.
Palabras claves: pueblos indígenas, colonos, derechos
territoriales, Amazonas.
| Cátedra Villarreal | Lima, perú | V. 1 | N. 1 | 11-22 | enero -junio | 2013 | issn 2910-4767
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Ida Elise Magnussen
Introducción
“Para nosotros, los indígenas, el territorio es
muy importante. Sin los bosques, no hay nada”.
Estas palabras fueron expresadas por un
comunero nativo de Cacataibo (Santa Mar-
tha), en el departamento de Huánuco durante
una conversación personal. La declaración re-
fleja la centralidad que tiene el territorio como
fuente de alimentos, vida, cultura e identidad
para los habitantes de Cacataibo. En este artí-
culo, se analizó la relación entre los indígenas
de Cacataibo de Santa Martha y un grupo de
colonos que habita dentro de la comunidad.
Los dos tienen diferentes conceptos sobre el
uso del territorio, algo que produce conflicto.
El tema nos llevó a algunas preguntas centra-
les que intentamos responder.
¿Qué significa el territorio en la vida coti-
diana de los indígenas? ¿Cuáles son las conse-
cuencias si alguien se establece dentro del te-
rritorio de la comunidad y empieza a explotar
los recursos pertenecientes a la población local?
¿Cuáles son las opciones y posibilidades para
defenderlo? ¿La organización del territorio de la
comunidad coincide con la organización que
los ostentadores del poder les imponen? ¿Qué
consecuencias trae lo contrario? ¿Cuáles son
las estrategias y métodos empleados por la
pobla-ción local para defender sus territorios?
Territorio en Santa Martha
Santa Martha es una comunidad nativa del
pueblo indígena Cacataibo y se encuentra
ubicada en la parte norte de la selva central de
Perú (Figura 1). Está justo en el límite con la
cordillera de los Andes. Esto implica que está
localizada en una de las zonas más elevadas
de la selva peruana, también llamada selva
alta o ceja de selva. Como se puede observar
en el mapa 1, hacia el noroeste de la
comunidad se puede ver la cordillera Azul.
Hacia el suroeste, está ubicado Codo del
Pozuzo, donde se puede encontrar entre otras
cosas la municipalidad distrital y la comisaría.
El límite territorial ha-cia el oeste colinda con
la comunidad de Uni-pacuyacu. Sin embargo,
una quebrada divide a las dos comunidades.
El territorio hacia el suroeste está considerado
como propiedad del Estado.
Para llegar a Santa Martha hay varias rutas.
Una es ir a Pucallpa en avión o por vía terres-
Figura 1. Ubicación de Santa Martha y presencia de colonos
en la comunidad. Elaborado por: Pedro Típula y Sandra Ríos,
IBC. Enero 2011.
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tre. Desde Pucallpa hay colectivos que
llevan a Puerto Sungaro y de ahí se tiene
que surcar por el río Sungaroyacu en
“peque peque” hasta la comunidad. El viaje
dura entre seis y ocho horas, río arriba,
dependiendo de la época y el nivel de agua.
Los Cacataibo, principalmente, son agri-
cultores y se dedican a la agricultura de corte y
quema. Los cultivos principales son: arroz,
plátano, maíz, frejol, yuca, camote y otros tu-
bérculos como el dale-dale. Los productos son
esencialmente, para su autoconsumo. Hay muy
poca agricultura con fines comerciales. Los
principios de la agricultura de corte y quema
son los siguientes: primero, hay que cortar las
plantas más pequeñas con un machete en el sitio
donde el comunero quiere abrir su cha-cra;
después se tiene que cortar los árboles más
grandes con una moto sierra. Cuando toda la
vegetación ha sido cortada, la chacra tiene que
descansar un par de semanas para que se seque
antes de quemar todo. La siembra debe hacerse
en un corto tiempo (preferible uno o dos días
después), antes de que aparezca la mala hierba y
otra vegetación no deseada. Las familias, por lo
general, tienen varias chacras donde siembran
diferentes cultivos dado que las condiciones
donde se puede sembrar cada cultivo varían. La
agricultura de corte y quema implica que tienen
que mudar su chacra cada tres o cuatro años,
dado que la fertilidad de la tierra se debilita. La
ubicación de la chacra de cada familia no es
constante, depende de cómo esté el terreno.
Figura 2. Mujer indígena cosechando yuca en
Santa Martha. Foto: Ida Elise
Aparte de la agricultura, la segunda fuen-te
de subsistencia más importante es la pesca. Aquí
se emplean varios métodos. Uno es pes-car con
anzuelo, otro método es pescar con una planta
llamada huaca. Las hojas de la plan-ta se
aplastan y la masa verde que sale se echa en el
río y marea a los peces. La metodología implica
entrar físicamente al río y coger los peces con
las manos. Significa que solamente se aplica en
los ríos y quebradas más peque-ñas. Esta forma
de pescar implica que se puede regresar con
mucho más pescado que con an-zuelo. Un tercer
método es hacerlo con malla y con tarrafa, que
es un tipo de malla redonda con plomo en los
bordes (Figura 3). Se arroja a la superficie del
agua y por el peso del plomo se hunde y atrapa
el pescado adentro. Aparte de esto, también se
puede realizar la pesca con flecha en la época
seca, cuando el agua está cristalina y se puede
ver los peces con facilidad.
Figura 3. Comunero Cacataibo de Santa Martha
pes-cando con tarrafa. Foto: Ida Elise Magnussen.
Solamente los hombres practican la caza de
animales como el majas y el ronsoco entre otros.
Sin embargo, esta labor se vuelve cada vez más
complicada dado que los animales se han ido
más lejos por la actividad humana que se va
expandiendo. Ahora los animales domésti-cos
como ganado, chanchos y gallinas también
complementan la carne de monte. En el territo-
rio también se encuentran plantas medicinales.
Aparte de ser una fuente de alimentos y
medicina, existe todo un universo espiritual
implicado en el territorio, dado que es el lugar
donde habitan sus ancestros como también los
espíritus del bosque. Más que ser un objeto
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económico que suele ser la concepción de los
ostentadores de poder, hay que ver el territorio
no solamente como un pedazo de tierra, sino hay
que tomar en cuenta todo el entorno físico,
social, histórico y espiritual implicado en ello.
La comunidad tiene un título de propie-dad
que le fue otorgado en conjunto en el año
1986. Sin embargo, esto no significa que cual-
quier persona pueda hacer su chacra donde le
parece conveniente. La comunidad tiene su
manera de organizar el territorio y el uso y
acceso que hace de él, practica un régimen de
propiedad colectiva. El territorio es colec-tivo
en el sentido de que cada miembro de la
comunidad, en principio, tiene los mismos
derechos a usar los recursos antes que haya
sido explotado por alguien. Esto implica que
uno pueda hacer la chacra en cualquier sitio
que todavía no ha sido explotado por otra
persona. Para obtener la posesión individual
de un área, uno tiene que trabajarla. Cuando
eso pasa, este territorio ya no es colectivo,
sino propiedad privada de la persona que lo
traba-ja. La colectividad, por lo tanto, está
implicada en el posible uso en el futuro y no
en el actual uso en el presente (Gray, 1997).
La producción, por lo tanto, significa la con-
versión de la propiedad colectiva definida por
acceso al recurso en cuestión a la posesión pri-
vada basada en labores (Gray, 1997). Este es el
caso de Santa Martha en donde cada chacra es
considerada propiedad de la persona o familia
que la trabaja. La chacra no puede ser usada por
otra persona, ni puede una persona cosechar los
cultivos de la chacra de otra persona. A tra-vés
de labores en lo mismo, la tierra vuelve a ser
propiedad del usuario. De esta manera, se pue-
de decir que la propiedad no es un objeto físico,
sino que más bien se trata de relaciones sociales
entre personas (Hann, 1998). Efectivamente, son
los miembros de la sociedad quienes deci-den
las reglas de derechos de los recursos y las
características de la propiedad, no el recurso en
sí mismo (Lu, 2001).
En el sistema legal, a través de la Ley de Co-
munidades Nativas, las comunidades indígenas
tienen propiedad colectiva a través de su título
de propiedad. Sin embargo, como se mencio-na
también practican la propiedad individual
internamente, que no son derechos otorgados a
una área específica como son los derechos
colectivos de propiedad otorgado a través de su
título de propiedad, sino organizados a tra-vés
de actividades agrícolas y otras actividades
económicas en partes específicas del territorio.
Método
Permanecimos en la comunidad de San-ta
Martha durante cinco meses, desde marzo
hasta agosto del año 2011. La metodología
empleada era la cualitativa, principalmente, la
observación participante que en la práctica
consistía en seguir a los comuneros en sus ac-
tividades cotidianas. Esto significaba trabajo
en la chacra, pescar, cocinar, lavar ropa entre
otras cosas. Además, se participó en todas las
asambleas comunales y los talleres con la mu-
nicipalidad y representantes de las federacio-
nes indígenas y otras ONG. Además de la ob-
servación participante también se realizaron
entrevistas formales e informales con residen-
tes de la comunidad y con representantes de la
municipalidad distrital y provincial.
El ingreso a la comunidad fue a través de
la ONG el Instituto del Bien Común (IBC)
que tenía contactos en la zona. Ellos nos
pusieron en contacto con el presidente de la
federación indígena FENACOCA que reúne a
las comu-nidades Cacataibo en las regiones
de Huánuco y Ucayali y también tuvimos la
oportunidad de vivir con la familia que
brindaba transporte en bote a la comunidad.
Nuestros informantes incluían a una serie
de personas de diferentes orígenes y agendas.
Principalmente, consistían en pobladores in-
dígenas de la comunidad de Santa Martha.
Pero, también, comprendía a pobladores no
indígenas, representantes de diferentes ONG
indígenas y no-indígenas, como además per-
sonas que trabajaban en los gobiernos loca-
les. Del mismo modo, se estableció contacto
con profesionales indígenas que habían sali-
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do de Santa Martha y que vivían y trabajaban
fuera de la comunidad ya sea en Lima o en
otros pueblos cercanos a la comunidad.
Todos los nombres que aparecen en
este ar-tículo son pseudónimos con el
objeto de pro-teger su integridad.
Indígenas, colonos e intereses conflictivos
El año 1984 fue un momento decisivo en la
historia de Santa Martha. La carretera Mar-ginal
que conecta a Lima con la ciudad de Pu-callpa
en la selva central fue mejorada y ahora era
posible llegar hasta el puerto Sungaro en auto
(Frank, 1994). Los comuneros recibieron la
construcción de la carretera con bastante
entusiasmo ya que asumían que iba a facilitar-
les la venta de sus productos en los pueblos y
ciudades más grandes fuera de la comunidad, lo
que traería consigo una mejora considera-ble en
su economía. Sin embargo, la carretera trajo
otras consecuencias: facilitó una ola de
inmigración de colonos de la sierra. (Frank,
1994). Este proceso de inmigración se ha in-
crementado durante la última década, espe-
cialmente después del 2007.
Hoy en día, la comunidad sufre por la pre-
sencia de colonos principalmente en la parte
sur occidental del territorio como se puede
observar en la Figura 1. Por la ubicación de la
comunidad en la selva alta, la mayoría de los
inmigrantes viene de ciudades cercanas de la
sierra, pero también vienen de otros sitios de
la selva. Los colonos vienen, principalmente,
en búsqueda de tierra; pero también con fi-nes
de trabajo entre otras cosas en la indus-tria
maderera. Las actividades económicas
primordiales de los colonos son la agricultura
y la ganadería. La ganadería requiere grandes
extensiones de tierra que implica la tala ex-
tensa de los bosques. La comunidad siempre
expresaba su preocupación por estas prácticas
de los colonos que percibieron como incon-
trolables:
Ya tenemos una mayor invasión del
territorio. Si seguimos dándoles la soga,
van a seguir trabajando, y nosotros,
¿dónde vamos a trabajar? Tal vez la co-
munidad quiere hacer un proyecto tra-
bajando madera [...] o queremos hacer
otras cosas, no vamos a tener territorio.
Significa que tenemos que cuidar a nues-
tro territorio, para que ya no vaya a ser
tan invadido. Tal vez nuestros hijos quie-
ren cuidar animales, quieren conocer
animales [...], pero no va a haber donde
conocer a un animal si todo van a ser
pastizales, si todo va a ser chacra. Como
todos sabemos, antes podíamos caminar
hasta [río] Huito. Ahora, ya no podemos
andar. Si vamos a hacer pesca, tal vez
nos acusa de robo o por hacer otra mala
acti-vidad en su territorio, en su lugar.
Estas palabras fueron expresadas por un
comunero llamado Jorge durante una asam-blea
comunal. En esa ocasión, la población comenzó
a hablar sobre la situación territorial aunque no
era el tema principal de la reunión. Este es un
fuerte reflejo de la gravedad de la situación que
percibió la comunidad. Los resi-dentes en la
comunidad vivían constantemen-te con miedo de
que los colonos avanzasen cada vez más e
invadiesen sus territorios. Se-guían con la
crianza de ganado, y temían que ya no iba a ver
suficiente terreno para realizar actividades no
relacionadas a la crianza de ga-nado o
agricultura. También se preocupaban por el
futuro de sus hijos. En la comunidad, es obvio,
que hay una situación de intereses con-flictivos
entre los colonos y los indígenas sobre el acceso
a la tierra. Varios de nuestros infor-mantes
expresaron en diferentes ocasiones que no hay
mucha tierra que no tenga dueño. La presencia
de colonos en otras palabras hace que aumente la
escasez de la misma.
Santa Martha tiene su título de propiedad
que le fue otorgado en el año 1986 por el Or-
ganismo de Formalización de la Propiedad In-
formal (COFOPRI). El territorio de la comu-
nidad tiene una extensión de 14 485 hectáreas
y 6000 m2. El título de propiedad consiste en
un documento o memoria descriptiva sobre la
ubicación y tamaño del territorio como tam-
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bién un mapa del territorio. Aparte del terri-
torio que ha sido titulado, hay un área que
nuestros informantes llamaron “la Amplia-
ción”. Esta área fue usada por los comuneros
en actividades de pesca y algunos comuneros
también tenían su chacra en ese lado.
Un día fuimos con un grupo de mujeres de
la comunidad, para hacer pesca con huaca en
una quebrada en la Ampliación. En el camino
pasamos por la chacra de una señora llamada
Teresa. Allí recogimos las hojas de la planta y
luego las machacamos en un mortero grande
hecho de un tronco de madera con huecos y
un palo grande. Pusimos la masa verde en las
canastas que algunas de las señoras cargaron
sobre en sus cabezas. A lo largo de la quebra-
da, hay áreas grandes de pastizales que per-
tenecen a dos hermanos colonos de la sierra.
Para llegar a la quebrada teníamos que cruzar
esos pastizales. Como siempre, empezamos a
echar la huaca río arriba siguiendo la trayecto-
ria de los peces.
Durante horas estuvimos pescando y
regre-samos con una cantidad considerable de
pes-cado. Todas las mujeres regresaron a sus
res-pectivas casas para preparar la cena en la
tarde. En la noche, cuando estábamos en la
comuni-dad y ya habíamos consumido todo el
pescado escuchamos en la radio local un
comunicado para la señora Teresa. El mensaje
decía que te-nía que acercarse a la comisaria
en Codo del Pozuzo al día siguiente. La
habían denunciado. Al día siguiente fuimos a
hablar con ella. No tenía ninguna intención de
ir a la comisaría. Ya sabía de qué se trataba.
La habían denun-ciado por haber pescado en
la quebrada de los dos hermanos. Nos dijo:
No son los dueños de esta quebrada sola-
mente porque tienen sus ganados allí. Es el
dueño del ganado, no de la quebrada. Nadie
puede ser el dueño de una quebrada. ¿Además,
por qué no viene aquí a confrontarme? ¿Qué le
cuesta? ¿Por qué tiene que ir a la policía? Ni
siquiera firmó este mensaje con su propio
nombre sino “atentamente la comisaría”.La vez
anterior que había ido a pescar en la misma
quebrada, el colono le había gritado por haber
pescado en “su” quebrada. Teresa nos contó esto
cuando estuvimos yendo a pescar el día anterior.
“Si aparece de nuevo, voy a decirle que eres
mi hija, y también mi abogada. Y de allí vamos a
ver que se quede callado”. Sin embargo, no tuvo
la oportunidad de decirlo ya que antes él
contactó la policía. Teresa dijo que no tenía
suficiente dinero para ir hasta Codo de Pozuzo
en donde estaba ubicada la comi-saría. Además
no quiso perder todo el día allí. Nos dijo que en
el caso que lo viese, iba a usar una planta al
estrecharle la mano. Esa planta le iba a inhibir su
habla. Y de esta manera, ella iba a ganar este
conflicto. Además expresó su furia diciendo que
este hombre iba a morir, junto con su ganado,
por el calor del sol, ya que por haber cortado
tantos árboles no iba a ver sombra ni para él ni
para su ganado. Al fi-nal iba a ser castigado por
sus malas acciones.
Este ejemplo sirve para demostrar las tensiones
entre los colonos y los indígenas. Ninguno de los
dos grupos cuenta con papeles que dice que pue-
dan reclamar sus derechos territoriales del área lla-
mada la Ampliación. En el mapa que acompaña al
título de propiedad, dicha área simplemente está
denominada “área bajo el dominio del Estado”.
Ninguno de los grupos, por eso, tienen el derecho
exclusivo de propiedad al área, pero ambos argu-
mentan que tienen el derecho a usarlo. Sin embar-
go, la legislación peruana dice que los indígenas
tienen derecho a la tierra que está titulada y tam-
bién las partes que la han usado tradicionalmente
en sus actividades económicas y culturales. Pero
hay una inconsistencia entre la teoría y práctica. El
hecho de que los colonos puedan denunciar a los
indígenas a la policía por sus actividades en el
lugar sin tener el derecho de propiedad, propone
que la policía favorece a los colonos. También in-
dica que hay considerables diferencias de poder
entre ciudadanos indígenas y no indígenas en el
Perú. Además demuestra las dinámicas que Jorge
describe en la cita arriba. Ya no hay prácticamente
ningún sitio en donde puedan pescar sin que los
colonos digan que es prohibido.
Sin embargo, no solamente en el área de la
Ampliación hay problemas con los colonos:
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también se han establecido dentro del área
titulada. Varias veces, la población indígena
había ido a los linderos para desalojar a los
colonos y además, los colonos habían firma-
do varios contratos con las autoridades de la
municipalidad de Codo del Pozuzo para que
salgan, sin lograr resultados mayores.
Figura 4. Área de pastizales de colonos en Santa Martha
Crítica del proceso de titulación
Desde sus inicios, varios académicos pe-
ruanos criticaron al proceso de titulación de
tierras como un “despojo institucionalizado
(Barclay y Santos, 1980), (Chirif 1980). Este
dado a que limitaba legalmente qué partes del
territorio podría ser aprovechado por la po-
blación indígena. Dar a las comunidades un
área limitada afecta a las prácticas territoriales
tradicionales de diferentes formas. Por ejem-
plo, el título de propiedad no toma en cuenta
las dinámicas de la agricultura de corta y que-
ma que implica que cada cierto tiempo tienen
que mudar su chacra a otra zona dado que la
fertilidad de la tierra se debilita. El trabajo que
se realiza sobre el territorio, por lo tanto, no es
estático, dado que no se quedan constan-
temente en la misma área. Además la Ley de
Comunidades Nativas y el título de propie-
dad constatan que las comunidades indígenas
solamente tienen derecho de propiedad a las
áreas que usan para ganadería y agricultura,
que son prácticas introducidas de la sierra. No
son prácticas tradicionales de la zona. Las
áreas que puedan ser clasificadas como bos-
ques son propiedad del Estado.
La necesidad de las actividades económi-
cas para poder tener derechos de propiedad,
sugiere que las comunidades son vistas por el
Estado no como territorios que incluye todo el
entorno que rodea a las poblaciones indígenas,
sino como tierra, un objeto que brinda ganan-
cias económicas. Por lo tanto, ven a la propie-
dad como una cuestión innata de la tierra en
misma y no como un asunto de relaciones
sociales y organización entre personas que es el
caso en Santa Martha y otras comunidades
nativas. Esta categorización, entonces, es pro-
blemática, dado que no se puede fácilmente
delimitar el territorio de las poblaciones indí-
genas, que también incluyen los ríos, bosques y
las relaciones sociales y espirituales implica-dos
en ello.
La categoría de “Comunidad Nativa
en misma, además no refleja el sistema
tradi-cional de organización territorial que
esta-ba basada en enlaces familiares
(Espinosa, 2010). Fue creada por el
Estado peruano. Es una categoría basada
en la organización en los andes, y que no
existía antes en la Amazonía (Narby,
1989). Es una manera simplificada de
organización para que el Estado pueda
registrar y tener control de las poblaciones
indígenas que existen en el país.
En la siguiente sección se analizó cómo
la población indígena buscó la manera de
defen-der sus derechos territoriales dentro
de este marco que el Estado ha creado a
través del uso de mapas.
Mapas como herramientas en la
defensa territorial
Existen varios mapas sobre el territorio de
Santa Martha elaborados por diferen-tes
instituciones y organizaciones. Los re-
sidentes de la comunidad mostraban una
preocupación constante sobre cuál de ellos
era el correcto. Correcto quiere decir que
tiene la información más precisa sobre el
área. Aquí analizamos el mapa hecho por la
entidad estatal COFOPRI y otros dos he-
chos por el Organismo No Gubernamen-tal
(ONG) Instituto del Bien Común (IBC).
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Figura 5. Mapa de Santa Martha hecho por
COFOPRI en 1986.
Figura 6. Mapa mostrando el área titulada y el área
de la Ampliación. Elaborado por el IBC en
colaboración con FENACOCA en marzo 2005.
Obviamente, era importante definir los lí-
mites territoriales dado que estos definen qué
parte del territorio puede ser considerado su
territorio comunal y de esta manera puedan
reclamar sus derechos territoriales.
Un mapa sobre el cual siempre hablaban
los residentes de Santa Martha es el mapa del
título de propiedad elaborado por COFOPRI
en 1986 (Figura 5). Ese mapa es una simplifi-
cación del territorio en el sentido más estric-to
del término. Está dibujado sobre un papel
blanco con líneas débiles marcando los con-
tornos de la comunidad. En el lindero derecho
del territorio aparece el río Sugaruyacu. En el
otro extremo se puede observar la quebrada de
Pacuyacu. En los bordes cortos se puede
observar las palabras “terreno de dominio del
estado”. La comunidad de Unipacuyacu que
está ubicada al otro lado de la quebrada
Pacuyacu no figura en el mapa. El área deno-
minada la Ampliación también está excluida.
El mapa no dice nada sobre direcciones y el
lector no familiarizado con el área, no puede
saber dónde está el norte o el sur. El mapa, en
otras palabras, no dice nada sobre el ambiente
socio-geográfico que rodea a la comunidad.
Dentro del área marcada como el territorio de
Santa Martha no existe información sobre
atributos geográficos como ríos, quebradas y
otra información geográfica. Algunos repre-
sentantes del Estado que no tienen conoci-
miento local sobre el uso del territorio usan el
mapa como una fuente para otorgar títulos de
propiedad.
En el mapa hay un significante espacio
vacío, lo cual no corresponde a la realidad
vivida en el lugar. Como parte del proceso
de titulación define el área que pertenece a
la comunidad indígena al mismo tiempo
que define la tierra que pertenece al Esta-
do. La comunidad en el mapa, por lo tanto,
está totalmente desconectada de su entor-
no. Este proceso se refleja en el mapa, dado
que solamente los límites externos están
demarcados, como además el territorio que
pertenece al Estado el cual está mar-
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¿Mapas como herramientas de empoderamiento o marginación? Los derechos territoriales en la selva central
cado con mayúsculas. En la esquina infe-
rior derecha se puede observar el sello de
COFOPRI que le da al mapa un valor legal.
Los mapas hechos por la ONG IBC con-
tienen mucha más información que los ma-pas
del COFOPRI. En la figura 1 el mapa del
territorio de Santa Martha está marcado con
color rosado. Tiene la misma forma que el
mapa de COFOPRI. Además se puede ver las
otras comunidades Cacataibo ubicadas alre-
dedor de Santa Martha. Se puede observar la
presencia de colonos en la comunidad mar-
cada por símbolos rojos en el parte norocci-
dental del territorio y qué actividades econó-
micas están practicando. Los colonos no solo
están presentes en la comunidad de Santa
Martha sino también en otras comunidades.
Aparte de la agricultura, practican ganadería,
caza, pesca y extracción de madera. Sus casas
están marcadas por cuadrados rojos y blan-
cos. Hacia el sur occidental se puede ver la
ubicación de Codo del Pozuzo.
El área anaranjada, hacia el oeste, además,
muestra que existe una solicitud para la cons-
trucción de una reserva territorial en la zona.
También contiene información geográfica del
interior de la comunidad tal como la ubicación
de los ríos y las quebradas. El triángulo negro
muestra donde están ubicadas las viviendas de
la comunidad que indica la presencia huma-
na. Los asteriscos verdes indican donde se ha
observado pueblos indígenas en aislamiento
voluntario. También indican la ubicación de
los lotes petroleros, que sugieren intervención
externa en el área.
Asimismo, muestran las direcciones sur,
norte, este y oeste y donde está ubicada la
comunidad dentro del Perú, como además la
ubicación del Perú dentro de América Latina.
En otras palabras describe el contexto en don-
de está ubicada la comunidad.
En el mapa 3, el territorio de Santa Martha
aparece como un área celeste. El área amari-
lla alrededor de la comunidad indica la par-te
del territorio Cacataibo que Santa Martha
quiere incluir en el título de propiedad y que
ellos llaman “la Ampliación”. Por lo tanto, es
evidente que existen áreas que los residentes
usan, pero que no están incluidas en el títu-lo
de propiedad, algo que no reconoce CO-
FOPRI llamándolo terreno del dominio del
Estado. A diferencia del mapa de COFOPRI
en donde la comunidad es prácticamente re-
presentada como una isla, aislada de la reali-
dad geográfica, política, social y cultural, los
mapas del IBC muestran todo esto dado que
fueron elaborados para argumentar contra los
reclamos del Estado y las empresas petroleras.
El IBC interactúa directamente con las co-
munidades durante todos los pasos seguidos en
la elaboración de los mapas. Se puede decir,
entonces, que sus mapas están basados en una
combinación de conocimientos locales y cien-
tíficos. Al mismo tiempo que las comunidades
dependen del IBC, que cuenta con el conoci-
miento técnico para elaborar los mapas; el IBC
también depende de los conocimientos locales
de los pueblos indígenas para que los mapas
sean lo más exactos posibles. Por lo tanto, hay
una dependencia mutua entre ambas partes. Sin
embargo, siendo una ONG, el IBC no tie-ne la
autoridad para formalizar los mapas. Sus mapas,
por lo tanto, no son reconocidos por ninguna
institución u órgano público. El obje-tivo de los
mapas del IBC es llamar la atención del Estado,
las empresas privadas extractivas y el público en
general. El objetivo era mos-trar lo que muchos
por años no quisieron ver. Por ejemplo, no
existía información georefe-renciada sobre
concesiones y áreas naturales protegidas.
Discusión
Los mapas reflejaban la invisibilidad de las
comunidades vistas por el Estado. El objetivo de
los mapas, por estas razones, es altamen-te
político, como una respuesta al mito sobre
Amazonía como “tierra sin gente para gente sin
tierra expresado por el expresidente Belaúnde.
Según Scott (1998), hay un tipo de “fuerza
transformadora” relacionado con los mapas.
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Este poder no es una característica innata del
mapa en mismo sino de las personas o ins-
tituciones que elaboran y usan los mapas. El
proceso de crear un mapa es un proceso de se-
lección de ciertas características del lugar que
el mapa busca representar. Esto implica que el
mapa no es una representación neutral de la
realidad que busca mostrar una selección más
o menos consciente de hechos presentados
para servir a un propósito específico. Esto
significa que, a menos que el mapa ignore
información necesaria para su uso no se puede
considerar deficiente (Scott, 1998).
El propósito de un mapa es simplificar y
sumar el territorio para el fin que quiere
servir. Esto implica que haber puede una
cantidad ilimitada de mapas sobre el mis-
mo territorio pero que se ven totalmente
diferentes dependiendo de quién lo ha he-
cho, quién lo va a usar y qué propósito va a
servir en cada contexto específico. El ma-
pa,por eso, puede ser empleado pragmáti-
camente para propósitos políticos. En este
sentido se puede decir que los mapas no son
neutrales. Por el contrario, son hechos para
servir a ciertos fines.
El mapa de COFOPRI fue hecho con el fin
de definir el territorio de Santa Martha y al
mismo tiempo distinguir entre el territorio del
Estado y los de Cacataibo. A diferencia del
mapa del COFOPRI que ha sido elaborado por
la entidad estatal, es decir, personas que no
conocen personalmente tanto acerca de la
organización territorial del lugar, los mapas
del IBC son hechos en colaboración con la
población de Santa Martha. A través del “par-
ticipatory mapping(Chapin, M.; Lamb, Z. y
Threlkeld B. ,2005) o mapeo participante. Esto
es lo que Peluso (1995) llama “counter-map-
ping; es decir la elaboración y uso de mapas
para argumentar contra los reclamos del Esta-
do, mostrando explícitamente su control y uso
del territorio (Tsing, 1999).
Sin embargo, a pesar de ser parte del pro-
ceso de la elaboración de los mapas del IBC,
el mapa que siempre usaron los Cacataibo de
Santa Martha y por el que discutían los dere-
chos territoriales, era el mapa de COFOPRI.
Los comuneros constantemente se referían
a este mapa cuando discutían sus derechos
territoriales. A pesar de que era el mapa más
simple, lo usaron como una herramienta para
argumentar por sus derechos territoriales.
Es el mapa oficial del territorio y tiene
fuer-za legal. En cambio, los mapas
elaboradas por IBC son hechos por una
ONG y por lo tanto no tienen esta fuerza.
Como dicen Barclay y Santos Granero
(1980), el proceso de titulación, a pesar de
que ha sido fuertemente criticado era una
manera para las comunidades amenazadas
por invasión de colonos en búsqueda de
tie-rra, de asegurar sus derechos a “lo que
que-daba antes de perder todo (1980).
Creemos que es posible ver la situación
de Santa Mar-tha en la misma manera, es
decir usando el mapa de COFOPRI como
el correcto para defender su territorio.
En otras palabras, a través de la organiza-
ción del pueblo indígena en comunidades, y el
proceso de titulación, los Cacataibo tienen que
actuar dentro de un espacio no creado por ellos
mismos sino por el Estado para defender sus
derechos territoriales, es decir, para que tengan
fundamento sus argumentos y para que sus
voces sean escuchadas en este contex-to como
también a los propósitos políticos del Estado de
distinguir tierra indígenas de tierras estatales
marginalizando a los pueblos indíge-nas y
dándoles una área limitada que no com-bina con
sus prácticas territoriales y dinámi-cas
colectivas. Los mapas de IBC ,sin embargo, no
eran suficientes para que los Cacataibo lo-graran
estos argumentos políticos.
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¿Mapas como herramientas de empoderamiento o marginación? Los derechos territoriales en la selva central
Co nclu s i o n e s
En este artículo hemos visto la centralidad que tie-ne el
territorio en la vida de los indígenas de Santa Mar-tha. No
solo sirve como fuente de alimentos, también tiene
propiedades sociales y espirituales. La comunidad sufre por
la invasión de colonos, algo que produce es-casez de tierra
y por lo tanto amenaza su base de vida. Los derechos
territoriales y la concepción del territorio por parte del
Estado, no coinciden con los de la población indí-gena, lo
que afecta su forma tradicional de organización del
territorio. Sin embargo, para defender sus derechos territo-
riales los indígenas tienen que actuar dentro del espacio que
el Estado facilita para que puedan argumentar la defensa de
sus territorios. Los Cacataibo usan los mapas hechos sobre
su territorio como herramientas de empoderamiento.
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