José Livia, Stefania Rodríguez
La Organización Mundial de la Salud
(OMS, 2002) considera que las lesiones por
accidentes de tráfico constituyen un grave
problema de salud pública, dado el número
de muertes por año y de casos de discapaci-
dad que genera. Las víctimas pertenecen a
todos los estratos económicos, pero con ma-
yor frecuencia se observa en los de bajo
nivel económico. Se enfatiza que las
lesiones por accidentes de tráfico son la
causa principal de muertes por traumatismo,
cuya magnitud aumenta rápidamente,
proyectándose que el número de muertes a
consecuencia de lesio-nes aumentará de 5,1
millones en 1990 a 8,4 millones en el 2020.
Las lesiones causadas por el tránsito son la
octava causa mundial de muerte, y la primera
entre los jóvenes de 15 a 29 años. La situación
actual indica que, si no se toman medidas ur-
gentes, los accidentes de tránsito se conver-
tirán en 2030 en la quinta causa de muerte
(OMS, 2013). Chía y Huamaní (2010) seña-
lan que este problema compite en este ranking
nada menos que con enfermedades como el
VIH/SIDA, o con la tuberculosis.
Señala Alfaro-Baso (2008) que los acci-
dentes de tránsito son un problema global que
se ha incrementado y se observa una mayor
mortalidad debido al aumento del parque au-
tomotor y a la urbanización desordenada. De
este modo, se ha constituido en un problema
de salud pública (OMS, 2009; Choquehuan-
ca-Vilca, Cárdenas-García, Collazos-Car-
huay, Mendoza-Valladolid, 2010; Gutiérrez,
Romaní, Wong y Montenegro, 2014).
El Perú no es ajeno a este problema, el Mi-
nisterio de Salud (MINSA) señala que durante
el año 2007 en nuestro país, la mortalidad por
accidentes de tránsito ascendió a 3,510 muer-
tos y 49,857 lesionados, en un total de 79,972
eventos negativos de tránsito registrados por
la Policía Nacional del Perú, con una tasa de
12,72 por 100,000 mil habitantes (MINSA,
2009). El incremento progresivo del núme-ro
de muertos y lesionados por accidentes de
tránsito, así como el alto costo socioeconómi-
co que demanda la atención de esta
realidad sanitaria, permite considerarla
como un pro-blema de salud pública.
Asimismo, se destaca que la primera cau-sa
de carga de enfermedad son los accidentes de
tránsito (5% del total de Años de Vida Sa-nos
Perdidos) lo cual representa la pérdida de
256,807 años saludables (Velásquez, Cachay,
Munayco, Poquioma, Espinoza y Seclén, 2009).
Estas lesiones se caracterizan por tener elevada
incidencia y por producir muerte prematura y
discapacidad, el 20% de la carga de enfermedad
de los accidentes de tránsito es por Años de
Vida por muerte prematura y el 80% por Años
Vividos con Discapacidad. (Best, Miranda,
Huicho, Paca, Luis, Rosales, 2009).
Un estudio efectuado por Miranda et al
(2009) en el Perú señala un incremento im-
portante en la incidencia de accidentes de
tránsito en los últimos 35 años, sobretodo
en mujeres y en menores de 18 años;
asimismo el estudio identificó que los
accidentes de trán-sito tienen un impacto
significativo en la eco-nomía del país,
representando un poco más de 2% del PBI.
El Estado peruano creó el Consejo Nacional
de Seguridad Vial (CNSV), mediante Decreto
Supremo 010-96-MTC, modificado posterior-
mente por los Decretos Supremos 024-2001-
MTC y 027-2002-MTC y últimamente por el
Decreto Supremo 023-2008-MTC, el mismo
que señala que el Consejo Nacional de Segu-
ridad Vial estará integrado por diversos orga-
nismos del estado, con el objetivo de defender
la vida humana y la consolidación de una cul-
tura de respeto por las normas de conviven-cia
social, así como por las disposiciones que
permiten garantizar la seguridad de los usua-
rios de las redes viales: peatones, conductores y
pasajeros. También asume como principio la
acción concertada dirigida a mejorar las
condiciones de seguridad vial en el país, para lo
cual es necesario: el Estado (gobierno cen-tral,
gobierno regional y municipalidades), el sector
privado y la sociedad civil en su con-junto,
además de cumplir con los roles que les
100 | Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 |