Los efectos del cambio climático en una comunidad
Cacataibo: un acercamiento multidisciplinario
The effects of climate change in a community
Cacataibo: a multidisciplinary approach
Recibido: enero 12 de 2015 | Revisado: febrero 16 de 2015 |
Aceptado: marzo 16 de 2015
Ida Elise Magnussen1
Ab s t r act
The present article is a multidisciplinary approach to
climate change from the perspective of a native com-
munity in the central jungle of Peru. The population
indicates that there has been a change in climate over
recent decades. This affects the production cycle of agri-
cultural activities and work routines. For people living
in and of the territory, alterations in the rate of produc-
tion and territorial activities due to climate change have
direct influence on their source of food and livelihoods.
The research proposes a method of adaptation with the
support of the community to respond to the conse-
quences of climate change: rural urban fires.
Key words: climate change, indigenous peoples,
swidden agriculture, vulnerability, adaptation
Re s u m e n
El presente artículo es un acercamiento multidiscipli-
nario al cambio climático desde el punto de vista de una
comunidad nativa en la selva central del Perú. La pobla-
ción indica que ha habido un cambio de clima durante
las últimas décadas. ¬¬¬¬¬Este cambio afecta al ciclo
de producción de las actividades agrícolas y también
las rutinas laborales. Para una población que vive en
y del territorio, las alteraciones en el ritmo de produc-
ción y las actividades territoriales por causa del cambio
climático tienen influencia directa en su fuente de ali-
mentación y subsistencia. La investigacn propone un
método de adaptación con el apoyo de la comunidad
para responder a una de las consecuencias del cambio
climático: los incendios urbanos rurales.
Palabras claves: cambio climático, indígenas, agri-
cultura de roce y quema, vulnerabilidad, adaptación
1 Universidad de Bergen, Noruega
Correo electrónico: idings87@hotmail.com
| Cátedra Villarreal | Lima, perú | V. 3 | N. 1 | 25 - 36 | enero -junio | 2015 | issn 2310-4767 25
Ida Elise Magnussen
Introducción
Perú es el tercer país más vulnerable al
cambio climático del mundo. Las comunida-des
amazónicas son tal vez las que sienten más sus
efectos ya que son dependientes del terri-torio
en todas las actividades económicas y culturales
que realizan. Para llegar a una com-prensión a
profundidad de cómo estos cam-bios se viven,
es fundamental tener un acerca-miento a nivel
micro, ya que cada contexto es diferente, cada
uno con sus dinámicas carac-terísticas. Este
artículo analiza desde la comu-nidad Cacataibo
de Santa Martha en la selva central del Perú,
cómo los efectos del cambio climático se
perciben y cómo afectan a las ac-tividades
productivas. La investigación tiene un carácter
multidisciplinario. Trabajan con-juntamente la
antropología y la ingeniería am-biental. La
primera cuenta con herramientas metodológicas
que nos permiten adquirir in-formación
mediante el contacto directo con la población,
mientras la ingeniería ambiental se concentra en
la parte técnica del estudio. Cabe señalar que
estas dos disciplinas no están fun-cionando por
separado en esta investigación, sino que trabajan
juntas y se complementan, llevándonos a otro
nivel de conocimiento. Este enfoque
multidisciplinario y los cono-cimientos que
genera nos permiten elaborar propuestas
concretas de adaptación, aprove-chando los
recursos de la misma comunidad.
Esta investigación trató de responder a las
siguientes preguntas: ¿Cómo se han sentido los
efectos del cambio climático en la comunidad y
cuáles son sus consecuencias? ¿Cómo reflexio-
na la comunidad acerca de estos cambios? ¿En
base a las respuestas a estas preguntas, qué pro-
ponemos nosotros como medidas de adapta-ción
frente a los efectos del cambio climático?
Cambio climático y las ciencias sociales
Antes de responder a las preguntas del
párrafo anterior, es conveniente revisar cuá-
les han sido las tendencias en los estudios
sobre el cambio climático en las ciencias so-
ciales y en la antropología específicamente.
Es necesario precisar que no revisaremos la
conexión con la ingeniería ambiental simple-
mente porque la aparición de esta especia-
lidad es su razón de ser: enfrentar el desafío
del cambio climático y la contaminación am-
biental, fenómenos altamente relacionados.
A diferencia de la ingeniería ambiental,
existe poca investigación de las ciencias socia-
les sobre el cambio climático (Bravo 2014: 64).
Han demorado en entrar en este campo. Bravo
(2014) propone varias explicaciones por esa
ausencia. El silencio de las cientistas sociales,
según Bravo, se debe a que las ciencias socia-
les “se interesaron con cierto retraso” sobre el
tema y porque “no todos los investigadores so-
ciales tienen una especialización vinculada a lo
ambiental(Bravo 2014: 67). Además dice, y a
este factor respondemos nosotros con la
presente investigación, que “otra posible razón
se sustenta en un estilo de trabajo por el cual la
colaboración entre investi¬gadores sociales y
especialistas de las ciencias natu¬rales no ha
sido una práctica común” (Bravo 2014: 67). Por
lo tanto, consideramos nuestro trabajo como
innovador ya que somos uno de los pocos que
nos “atrevemos” a combinar en una investiga-
ción la antropología y la ingeniería ambiental.
Es importante señalar que el cambio cli-
mático no solamente es un problema de ca-
rácter ambiental, sino también de carácter
social y cultural. Por lo tanto, hacen falta más
estudios que busquen entender desde un ni-
vel micro, desde las propias comunidades,
cómo se está siendo experimentando el cam-
bio climático y cómo la población responde al
mismo. Este trabajo es una contribución a la
escasa investigación social sobre el tema. La
antropología cuenta con herramientas
participativas sustanciales para poder anali-
zar los procesos detrás del cambio climático:
Anthropology´s potential contributions to
climate research are the description and
analysis of these mediating layers of cul-
tural meaning and social practice, which
26 | Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 |
Los efectos del cambio climático en una comunidad Cacataibo: un acercamiento multidisciplinario
cannot easily be captured by methods
of other disciplines, such as structured
sur-veys and quantitative parameters
(Roncoli et.al. 2009: 87).
Efectivamente, la antropología cuenta con
herramientas metodológicas que nos permi-ten
conocer a profundidad cómo el cambio
climático se vive e interpreta en una localidad
específica. Los métodos cuantitativos no nos
permiten acceder a información del mismo
nivel. El antropólogo realiza entrevistas a pro-
fundidad y recoge información a través de la
observación participante o como Roncoli et.al.
lo describen, simplemente “being there (Ron-
coli et. al. 2009: 88), algo que lleva al antropó-
logo a otro nivel de análisis y entendimiento.
En el Informe Mundial sobre Ciencias So-
ciales publicado en el 2013 por el Consejo In-
ternacional de las Ciencias Sociales de la UNES-
CO se enfatiza que las ciencias sociales pueden y
deben aportar al proceso de reflexión y res-puestas
ante el desafío del cambio climático.
Los especialistas en ciencias sociales
para que intensifiquen la investigación
sobre las causas, vulnerabilidades y re-
percusiones humanas del cambio am-
biental, y para que contribuyan a pre-
parar las respuestas que exige la crisis de
la sostenibilidad (UNESCO 2013: 4).
Esto está en conformidad con Bravo
(2014) que argumenta que “dada que las cau-
sas y consecuencias del cambio ambiental
global son esencialmente sociales, las res-
puestas habrán de ser de la misma naturale-
za(Bravo 2014: 66). Por lo tanto, urge que
las ciencias sociales, tales como la antropo-
logía se preocupen por estudiar estos temas.
Además el Informe de UNESCO
Insta también a los especialistas a estable-
cer una colaboración más estrecha entre sí,
con colegas de otros campos de cientí-
ficos y con las múltiples partes interesadas
por la ciencia y los usuarios de esta, a fin
de producir conocimientos fiables y legí-
timos que sirvan para resolver los proble-
mas del mundo real (UNESCO 2013: 4).
Nosotros estamos haciendo exacta-mente
eso, para poder llegar a conclusio-nes más
complejas, viendo el tema de di-ferentes
ángulos y perspectivas. De esta manera, se
puede formular propuestas con-cretas de
adaptación al cambio climático.
Tendencias en la antropología ambiental
A pesar de que no existe mucha investiga-
ción en las ciencias sociales sobre el cambio
climático, ha habido y sigue existiendo una
antropología ambiental o ecológica. Barnard and
Spencer define a la antropología ambien-tal
cómo “anthropology which puts more than usual
emphasis on the interface between cultu-ral and
ecological factors(Barnard and Spen-cer 1996:
186, citado en Kopnina et.al. 2011: 5).
En el transcurso de los años, las investiga-
ciones dentro de la antropología ambiental han
seguido varias tendencias. Los antropólogos
ecológicos que operaban en los años 60 y 70 se
enfocaron en estudiar como el medio ambiente
afectaba a las culturas humanas, usando térmi-
nos de biología tales como ecosistema, flujo de
energía y población (Kopnina et.al. 2011: 17).
Se consideraba a las comunidades como enti-
dades cerradas y autosostenidas. En la época del
postmodernismo surgió la perspectiva de mirar
al medio ambiente como una construc-ción
humana (Kopnina et.al 2011: 18). Hoy, la
tendencia en las investigaciones y publicacio-
nes de la antropología ambiental es lo opuesto,
enfocarse en el medio ambiente como impor-
tante en mismo, con el énfasis en estudiar el
impacto humano al ambiente (Kopnina et.al.
2011: 18). Se ve como parte de un sistema po-
lítico-ecológico más amplio (Kopnina et.al.
2011: 7). Además, la antropología en misma
se ha vuelto más política. Dentro de esta línea se
puede posicionar a los estudios del cambio
climático, ya que la tesis oficial es que estos
cambios son creados por los seres humanos.
| Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 | 27
Ida Elise Magnussen
Asimismo, la antropología ambiental es
cada vez más interdisciplinaria, colaborando
con otras disciplinas de las ciencias socia-les,
naturales y humanidades (Kopnina 2011: 7).
Tiende también ahora a tener un acerca-
miento diacrónico, y no solamente sincró-nico
que originalmente ha sido más común
(Kopnina 2011: 6). Para poder estudiar un
tema como cambio es indispensable tener este
tipo de enfoque un poco más histórico.
En mi opinión, otra razón aparte de las
presentadas arriba, por la cual la antropolo-
gía no se ha dedicado mucho al cambio cli-
mático es porque los investigadores se han
dejado guiar por las tendencias que ha ha-
bido dentro del ramo ambiental de la disci-
plina. Recién, en la última década, se puede
decir que la antropología ambiental tiende a
estudiar el impacto humano en el ambiente.
Por lo tanto, no cabe duda de que hay
necesidad de estudios de cambio climáti-co de
la antropología, preferiblemente en
coordinación con otras disciplinas. A con-
tinuación analizamos cómo se sienten los
cambios climáticos en Santa Martha; sin em-
bargo, primero examinemos cuáles son las
dinámicas en las actividades productivas.
Dinámicas en la agricultura de roce y quema
El territorio es fundamental para los Caca-
taibo en todas las actividades diarias que rea-
lizan. No solamente son agricultores de sub-
sistencia. También viven de la pesca, la caza,
la ganadería y hasta cierto grado de la reco-
lección. La tierra y el territorio son indispen-
sables para la sobrevivencia de los Cacataibo
ya que son su fuente de alimentos y subsis-
tencia; pero también por los aspectos cultura-
les e históricos implicados en ello. Como me
dijo un informante durante una conversación
personal, “para nosotros, los indígenas, el te-
rritorio es todo, sin el bosque no hay nada
(Magnussen 2012). Esto es una constatación
fuerte que ilustra el significado que tiene el
territorio para la población indígena Cacatai-
bo. Sin el territorio, se pierde todo. Aquí nos
vamos a enfocar solamente en la agricultura.
La comunidad de Santa Martha practica
agricultura de roce y quema. Los cultivos prin-
cipales son arroz, yuca, frejol y maíz. Como
bien indica el nombre, este tipo de agricultura
implica que se tiene que quemar el área donde
se quiere abrir una chacra para poder sembrar.
La comunidad tiene en principio, propiedad
comunal; sin embargo, un área específica se
convierte en propiedad privada de la per-sona o
familia que la trabaje. Es decir, cada uno tiene
en principio los mismos derechos a un área
dada, pero al momento de abrir una chacra o
pastizal, la propiedad pertenece a la persona que
la trabaje. La propiedad comunal por lo tanto,
depende de un “posible uso en el futuro, y no de
su actual uso en el presente(Gray 1997: 116).
Por lo tanto, se pueda abrir una chacra en
cualquier lugar que esté libre. Para abrir una
chacra, primero se tiene que rozar, o sea, cortar
la vegetación más pequeña con un machete.
Después, se tumba con una moto sierra los
troncos más grandes. Antes de poder quemar, es
necesario que el rozo se quede secando durante
dos o tres meses. La mayor parte de los troncos
grandes permane-ce sin quemar, dado que son
más medos y demoran más tiempo en secar.
Sin embargo, lo más importante para poder
sembrar es que las hojas se quemen. Los troncos
se pudren después de aproximadamente un año
y fun-cionan como un abono para la tierra. La
que-ma de la chacra se realiza entre los meses
de agosto y octubre, que es la época del año con
más calor y la tierra por lo tanto está más seca.
Figura 1. Rozo secándose para la quema.
28 | Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 |
Los efectos del cambio climático en una comunidad Cacataibo: un acercamiento multidisciplinario
Es beneficioso quemar la chacra por va-
rias razones. Primero, la chacra se quema para
facilitar la siembra ya que la vegetación con
palos y raíces dificulta la siembra. Lo mismo
encuentra Pacheco entre los Kechwa Lamista
(2005: 113). La quema, por lo tanto, es una
manera de limpiar la chacra. La respuesta de
un informante cuando le pregunté si es nece-
sario quemar, además ilustra este punto: “Sí,
claro que es necesario, ¿si no, cómo vas a
sem-brar pues? Hay espinas, hay hormigas,
hay de todo. Es más trabajoso no quemar”.
Segundo, los pobladores dicen que “al que-
mar la chacra estás abonando la tierra”. Des-
pués de quemar el rozo, la tierra adquiere un
color oscuro. Al venir la primera lluvia des-pués
de la quema la tierra, además se vuelve suave.
“La tierra queda linda para sembrar”, según los
comuneros. Cuando la chacra se ha quemado
bien, también produce mejor y da mejores
cultivos. “Cuando más quema, mejor funciona”,
me dijo un señor. Conviene
sembrar en un terreno plano porque cuando
llueve el agua se queda allí y la tierra absorbe
la ceniza. En cambio si se siembra en la
altura, cuando llueve se va toda la ceniza.
A veces no se quema bien la chacra. En es-
tos casos se tiene que shuntear que consiste en
cortar los palos que no se han quemado bien y
juntarlos en pilas para quemarlos nuevamen-
te. Esto implica más trabajo, y por lo tanto es
importante cortar bien antes para evitar esto.
Por la misma razón es importante que se haya
secado bien. Puede haber varias razones por
las cuales no quema bien la chacra. Una razón
puede ser que no han esperado suficientes días
para poder quemar. Otra razón puede ser que
no queman a una buena hora del día cuando el
sol no quema lo suficiente. En efecto, para una
combustión completa (buena quema), la
madera debe estar seca e idealmente la hume-
dad del ambiente debe ser baja (clima soleado
y seco).
Figura 2. La quema de la chacra
Figura 3. Chacra después de la quema
| Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 | 29
Ida Elise Magnussen
La siembra se realiza preferiblemente dos o
tres días después de quemar la chacra. De esta
manera, “se gane a la hierba”. En cambio, si
se espera más, la hierba empieza a salir y pue-
de ganar trayendo como consecuencia que no
crezcan bien los cultivos. Sin embargo, la
siembra también depende del ciclo lunar (Pa-
checo 2005: 111). Los comuneros, por ejem-
plo, cuentan que no se puede sembrar cuando
hay luna nueva, debido a que pueden venir
plagas y malograr los cultivos.
Figura 4. Comunera sembrando maíz.
En teoría también se podría sembrar sin
quemar, pero requiere mucho más trabajo y
toma más tiempo. Si no se quema la chacra, se
tiene que picar hasta que el monte esté bajo,
además se tiene que esperar hasta que se pu-
dran las hojas para poder sembrar y que estas
se conviertan en abono. Sin embargo, no hay
tiempo para esperar hasta que las hierbas se
descompongan y por lo tanto los Cacataibo
queman la chacra para producir más rápida-
mente los cultivos para sus familias y poder
sembrar antes de que venga la lluvia. Además
conviene que este proceso sea rápido. A conti-
nuación veremos qué los cambios climáticos
también afectan a la siembra, justificando por-
que es mejor quemar.
Los cambios climáticos en Santa Martha
Hay conformidad en lo que dicen los co-
muneros sobre los efectos del cambio climá-
tico vividos en la comunidad. Sobre todo, las
generaciones mayores expresan que han senti-
do cambios desde que eran jóvenes hasta hoy
en día. Muchos expresan que han subido las
temperaturas, algo que se siente en el verano
intensamente. Como me dijo un informante:
“ahora los veranos son más fuertes, con más
sol”. Además me dijo otro señor que “ahora el
sol está muy fuerte para trabajar. Más antes
era un poco normal nomás el sol”.
El sol quema más ahora que antes, algo que
afecta a las rutinas laborales ya que no se pueda
trabajar tantas horas en la chacra. Los
comuneros cuentan que antes se podía estar
todo el día en la chacra trabajando, pero ahora
ya no se puede por la intensidad del sol. Efec-
tivamente, observamos que la gente, por lo ge-
neral, no soporta estar más que un promedio de
cuatro a cinco horas al día en la chacra. Esto
tiene como consecuencia que cada actividad en
la chacra tome más tiempo y se extienda a más
días. Esto a la vez afecta a la producción, ya que
no se pueda producir tanto como antes. Cuando
hace mucho calor, también afecta a la
producción de los mismos cultivos. “Cuando
hay mucho verano no produce bien nada me
comentó un comunero. Los cultivos se secan.
Aparte del cambio de temperatura, los po-
bladores cuentan que “el clima en verano está
menos parejo que antes”. Explican que ahora
llueve y solea a un ritmo indeterminable. Esta
inestabilidad climática afecta a las prácticas
agrícolas. Para poder quemar una chacra tie-
ne que solear una cierta cantidad de días para
que esté lo suficientemente seco. Esta inesta-
bilidad genera un estrés productivo, ya que es
difícil definir qué día se debe quemar cuando
el tiempo es tan impredecible.
Los cambios además tienen la consecuencia de
que la temporada de la siembra se altera. Los
tiemposproductivossehanalteradodesdeantes:
30 | Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 |
Los efectos del cambio climático en una comunidad Cacataibo: un acercamiento multidisciplinario
Antes se sembraba en agosto. Ya no se
puede sembrar en esa época, en septiembre
es peor. Se secan los cultivos [...] En
septiembre se siem-bra maíz, en octubre
arroz. Antes se sembra-ba arroz en agosto y
como crecía lindo. Crecía bien, no se secaba.
Antes había otoño en septiembre - octubre.
Se caían las hojas de los árboles. Ahora ya
no hay otoño. En octubre ya hay lluvias.
Esta perturbación afecta directamente a la
seguridad alimentaria en la comunidad ya que
la época de la siembra se vuelve más cor-ta
debido a que se tiene que quemar antes de que
comience a llover. También es más grave si
no se ha podido quemar antes de esta fecha.
Si por algún motivo no lo has podido hacer ya
no se puede hacer tampoco este año.
En resumen, el cambio climático afecta a
la producción agrícola, algo que a la vez im-
pacta negativamente a la seguridad alimenta-
ria de la población. Esta conclusión coincide
con la del informe de desarrollo humano del
PNUD en su capítulo “La alimentación fren-
te al cambio climático (PNUD 2013: 151).
La inestabilidad climática hace que se vuelve
impredecible el clima, afectando al calendario
productivo que tradicionalmente han seguido.
Es difícil saber cuándo quemar la chacra, algo
que también afecta a la siembra. El incremen-
to de la temperatura afecta a los volúmenes de
producción, debido a que no pueden trabajar
tantas horas en la chacra. Además los cultivos
se secan porque hay bastante sol.
¿La quema de la chacra afecta al medio
am-biente?
Hemos visto los beneficios de quemar la
chacra, ¿pero afecta al medio ambiente la que-
ma de la chacra? Esta pregunta la formulé a
muchos informantes. Mientras algunos res-
pondieron negativamente a esta pregunta, la
mayoría tenía la idea que afecta de una mane-
ra u otra al medio ambiente. Otros expresaban
duda. Por ejemplo, un informante me dijo que
“para nosotros no necesariamente afecta, pero
los que vienen de lejos dicen que no hay que
quemar la chacra”.
Lo más evidente de que la quema afecta
al medio ambiente es el hecho de que después de
la quema viene la lluvia. Esto fue expresado por
todas las personas con quienes hablé sobre el
asunto. Un ejemplo es la siguien-te declaración:
“[…] La quema produce lluvia. Cuando el humo
llega a la atmósfera… Falta que confirman que
humo es agua”. El humo es una mezcla de
sólidos particulados en suspen-sión dentro de
una masa gaseosa. Debido a la combustión de la
madera se produce CO2 y vapor de agua.
Entonces, el humo es una mez-cla de CO2, agua
y partículas de alta tempe-ratura que ascienden
hasta enfriarse y luego evidentemente el agua se
condensa (llueve), las partículas son arrastradas
y el CO2 queda en la atmósfera, porque no
condensa.
Efectivamente, eso fue lo que observamos
durante nuestra estadía en Santa Martha. Un
día cuando ya habíamos tenido cuatro días se-
guidos de sol, un señor estuvo dudando si iba
a quemar su chacra o no. “¿Lloverá hoy a?
me preguntó. Después de haberlo pensando un
rato, me dijo “hoy voy a meterle fuego” Lo
acompañe cuando se fue a quemar la chacra.
Junto con su esposa y su hijo empezaron a
quemar. Mientras estaban prendiendo fuego,
llegando casi al final del rozo, empezamos a
escuchar el trueno, avisándonos de que la llu-
via estaba llegando. El cielo estuvo medio
opa-co, y no se había quemado bien la chacra.
Al regresar a la comunidad en peque peque,
vi-mos que estaban quemando dos chacras
más. Efectivamente, nos agarró una lluvia
fuerte en la mitad del camino. “Es porque se
ha quema-do bastantes chacras estos días”, me
explicaron al llegar a la comunidad.
Cuando llueve en la época de verano como
en el mes de septiembre, es necesario que haya
unos tres o cuatro días de sol para poder que-
mar la chacra, para que esté lo suficientemente
seca. Este era un factor de estrés para los co-
muneros, dado que no se sabía si iba a llover o
no, si se esperaba un día más en quemar. El caso
de arriba demuestra eso. Si nuevamente
| Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 | 31
Ida Elise Magnussen
llovía, se tendría que esperar otros tres o cua-tro
días más en el caso de no quemar la chacra. Sin
embargo, al esperar quemaría mejor al día
siguiente si no llovía. En eso se basaba la inse-
guridad del señor. Si hubiera esperado para
quemar tendría que esperar más. Cuando se
acerca más la estación del invierno, el clima se
pone más inestable y se complica más realizar la
quema de la chacra. El tiempo límite para poder
quemar la chacra es hasta la quincena de
octubre. En esta época ya vienen las lluvias o ya
no se quema bien la chacra.
La quema no solamente produce lluvia.
También tiene consecuencias para la
salud de los comuneros. Esto es evidente
de la conver-sación que tuve con un
comunero cuando me dijo lo siguiente:
Claro que afecta. Cuando se queman
bastante seguido las chacras hay bastante
humo. En fi-nales de septiembre - octubre a
todos les due-len los ojos. Afecta a la vista,
por causa del calor y del humo. También
hace frío, llueve, solea, llueve, solea. La
gente está con gripe. Te agarra resfrío.
Sí, afecta a la población, sobre todo por
el material particulado que se desprende
duran-te la quema. Esto genera problemas
respirato-rios futuros. Hay suficientes
estudios sobre las consecuencias de la
exposición de las mujeres que preparan
alimentos en cocinas a leña, en el Perú y
el mundo para hacer esta constata-ción.
No obstante, a pesar de la confor-midad
entre los comuneros de que la quema afecta al
medio ambiente de una manera u otra, hubo una
percepción en la población de que no había
mucho que se podía hacer con eso. Un
comunero explicó porque se tiene que seguir
quemando la chacra a pesar de las distorsiones
que producen en el clima y en la calidad del
aire. Constató que la quema “sí, afecta, pero si
no quemamos chacras, ¿de qué vivimos?”. Por
las razones expuestas en la sec-ción sobre la
quema de la chacra, no había otra forma de abrir
una chacra que a través de la
quema. Se vio cómo una forma de
sobrevivir para ellos el quemar la chacra,
ya que viven de lo que produce la tierra.
Vulnerabilidad y riesgos relacionados a
la quema
¿Hay algún otro riesgo relacionado a la
quema de la chacra? Como hemos visto, es
importante que la chacra se queme bien para
asegurar una buena producción. Cuanto más
seca está, es mejor. Al mismo tiempo, la gente
tiene bastante respeto al fuego. Cuando está
bien seca la chacra, produce un fuego casi es-
pantoso según los pobladores de Santa Mar-tha,
haciendo que el fuego avance bastante rápido.
Por lo tanto, tienes que saber qué estás
haciendo para poder quemar la chacra”, ya que
hay cierto riesgo relacionado con ello. Este
riesgo es evidente en expresiones como “cuando
yo quemo chacra, tengo miedo y “yo meto
candela y corro”. Tienes que saber por dónde
comenzar a quemar y por donde salgas, sino te
puedas encerrar. “Prendes fuego en los cantitos
nomás, sino te encierras...”, me dijo un
informante. Si no sabes cómo quemar puede
tener consecuencias graves
Más antes los colonos […] quemaban pero no
sabían cómo quemar. Así viniendo o así yen-do,
no ha podido escapar. Había quemado por acá y
por allá y no había donde salir. Cuando quemas
chacra tiene que haber un paso para salirnos, o
viniendo o yendo. Saliendo tienes que… o sea yo
tengo mi chacra y yo tengo que prender para
salirme […]Así dicen que los co-lonos había
quemado por aquí, por aquí, por allá, por allá, y
no podía salir. Se han quemado.
Se reía, burlándose del colono que no sabía
cómo quemar. No siendo de allá, los colonos no
han sabido quemar, poniéndose en peligro. Por
eso, tienes que saber que estás haciendo para no
encerrarte en las llamas. Además con-viene que
varias personas quemen la chacra juntos para
que el fuego no les gane.
Si son tan potentes las llamas, ¿qué hacen
para controlar el fuego en el momento de que-
mar la chacra para que no pase más allá ya sea
32 | Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 |
Los efectos del cambio climático en una comunidad Cacataibo: un acercamiento multidisciplinario
al monte o a la chacra del vecino? Primero, el
hecho de ya haber limpiado bien el rozo re-duce
un poco la potencia de las llamas y hace que el
fuego no pasa al monte. En los cantos, el fuego
se apaga solo. Esto coincide con la des-cripción
de Pacheco (2005) sobre la agricultu-ra Kechwa
Lamista, explicando que “normal-mente el
bosque fresco circundante controla el fuego
(2005: 111). A veces, el fuego pueda pa-sar un
poco fuera del área que se va a quemar, pero eso
no tiene consecuencias significativas, según los
Cacataibo.
Segundo, viendo en qué dirección corre el
viento, como también su intensidad, se pue-da
calcular por donde va a avanzar el fuego. Tienes
que comenzar a quemar en un lado en contra del
viento, para que sales retrocediendo de allí. Sin
embargo, en el caso de que sale del control el
fuego, ya no hay nada que se pueda
hacer. “No se puede controlar. Limpias
bien nomás para que no pase, ¿pero qué
vas a hacer si el fuego ya avanzo? me
preguntó un infor-mante retóricamente.
Según la población, no ha habido muchos
casos de incendios por causa de la quema de
las chacras. Aunque algunos tienen su vivien-
da en la chacra (Figura 5), la mayoría tiene
sus viviendas en una distancia considerable de
la chacra y por lo tanto no ha habido muchos
casos en donde el fuego haya generado incen-
dios en la comunidad. Sin embargo, me conta-
ron algunas anécdotas donde el fuego se había
pasado a la casa, destruyendo todo. A veces al
quemar la chacra se saltan las hojas, y si viene
con fuego se puede producir un incendio si
cae en un techo de hoja de palma. Si se prende
el techo de hoja, en un instante se prende fue-
go en toda la casa.
Figura 5. Mapa de distribución de las chacras y viviendas en
Santa Martha.
Existe en otras palabras, cierto riesgo co-
nectado con la quema. Mientras más seca está
la chacra, mejor quema, aumentando también
el riesgo de que el fuego salga de control. El
cambio climático y el aumento de las tempe-
raturas pueden hacer que las llamas sean más
potentes generando una mayor vulnerabilidad
frente al fuego y un posible incendio. A pesar
de que la gente tiene sus casas lejos de la cha-
cra, cuando esta y el bosque se ponen más se-
cos pueden salir de control y el fuego puede
llegar más cerca de las viviendas. Frente a
este reto, estamos formulando una
propuesta de adaptación a estos riesgos
que vamos a obser-var a continuación.
Propuesta para reducir la vulnerabilidad ante
incendios: Retardante de fuego de cenizas
Como hemos visto, la comunidad enun-cia
que la quema de la chacra afecta al medio
ambiente. Además, dentro de un contexto de
| Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 | 33
Ida Elise Magnussen
cambio climático, los riesgos relacionados a la
quema aumentan. Esto implica que aumenta la
vulnerabilidad ante un posible incendio. A
pesar del reconocimiento de parte de la pobla-
ción de que la quema afecta al ambiente,
hacer chacras sin quemar no es una opción
debido a las ventajas que tiene la quema para
la pro-ducción.
Según información estadística del Institu-
to Nacional de Defensa Civil (INDECI), con
el aumento de la temperatura promedio, se ha
registrado un aumento del porcentaje de
incendios. Este aumento de incendios se nota
principalmente en zonas urbanas. Sin embar-
go, no significa que no existe un riesgo tam-
bién en las zonas rurales. ¿Entonces, qué po-
demos hacer para enfrentarnos a estos efectos
del cambio climático?
La combinación de las capacidades de las
disciplinas de la antropología y la ingeniería
ambiental nos lleva a una respuesta, propo-
niendo medidas concretas de adaptación para
responder a la vulnerabilidad ante incendios,
una de las consecuencias vinculadas a la po-
breza y al cambio climático. Nuestra
propuesta consiste en un retardante de fuego,
un produc-to que se elabora, curiosamente,
con los resi-duos de la quema de la chacra. El
retardante se aplica en las tablas de madera de
las viviendas con el propósito de proteger la
vivienda contra un posible incendio.
Después de quemar la chacra, queda una
capa de ceniza en el suelo. Esta ceniza, mezcla
de sales y óxidos, es el principal componente
del producto. Con el enfoque antropológico,
mediante trabajo de campo, hemos analizado
los desafíos de este tipo de intervención. Para
elaborar el producto, obviamente es necesario
contar con el permiso de la misma comuni-
dad, asegurándonos de que el hecho de retirar
la ceniza no afecta a la producción misma o
que sea conflictiva con las prácticas agrícolas
tradicionales. Aquí el acercamiento antropo-
lógico es indispensable.
La ceniza funciona como un tipo de abo-no
para la tierra, algo que ayuda bastante en la
producción de los cultivos. Por ese motivo, tu-
vimos el temor de encontrar resistencia en la
comunidad para retirar la ceniza de la chacra.
Sin embargo, después de la quema ya se ha he-
cho todo lo necesario para abonar a la tierra.
Según la comunidad, por lo tanto, no pasaría
nada si se retirase la ceniza, ya que esta (que
queda después de la quema) no es indispensa-
ble para asegurar una buena producción. Ade-
más, como dice un comunero “cuando ya has
quemado, [la ceniza] no es abono. Esta ceniza
que queda, más bien es veneno porque contie-ne
lejía. Por eso viene la lluvia y lo lava”.
Entonces, se puede concluir que retirar la
ceniza de la chacra no afecta a la producción, al
menos desde la perspectiva de la comuni-dad,
que es lo que nos interesa. Más bien el hecho de
retirar la ceniza podría ser ventajoso para la
producción, ya que esta es considerada dañina.
En efecto, los análisis de las cenizas en
laboratorio, registran que son óxidos alcalinos
de calcio, magnesio, potasio entre otros, que si
bien es cierto actúan como nutrientes de los
suelos agrícolas, cuando se encuentran en ex-
ceso alcalinizan el medio y no son favorables.
Para elaborar el retardante, se tiene que
re-tirar solamente una parte de la ceniza,
no es ni necesario, ni posible retirar toda
la ceniza de la chacra. La influencia en la
producción en todo caso sería mínima.
Hemos hecho varias pruebas del produc-to
mediante simulaciones de incendios en la
comunidad, usando tablas de madera de la
misma localidad, en este caso bolaina, que es
considerada una madera suave y una madera
dura, yacushapana. La comunidad demostra-
ba gran interés en probar el producto y brindó
su apoyo en las preparaciones de las simula-
ciones. En el caso de la bolaina, encontramos
que la forma cómo se manifiesta el fuego en
la tabla es diferente en la tabla sin y con retar-
dante. Mientras en la primera el fuego se dis-
tribuye de forma pareja en toda la tabla; en la
segunda, la tabla se quema de forma desigual.
34 | Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 |
Los efectos del cambio climático en una comunidad Cacataibo: un acercamiento multidisciplinario
Además, en contraste a la tabla sin retardante,
la tabla con el producto no se convierte en ce-
niza, sino en carbón. El fuego se apaga prác-
ticamente solo. Sin embargo, no hubo aproxi-
madamente ninguna diferencia en el tiempo
de ignición con y sin el retardante. En el caso
de la yacushapana, sin embargo, se notó una
diferencia de casi un minuto en el tiempo de
ignición. Acerca de la manera cómo se quema
la tabla, se efectúan las mismas observaciones
que en el caso de la bolaina.
Al parecer el producto es más efectivo en
madera dura, que es lo que más usa la comu-
nidad para sus viviendas. La mayoría de las
casas son construidas con requia, copaiba, shi-
huahuaco y yacushapana. La bolaina no se usa
mucho. Sin embargo, en una situación donde el
fuego sale de control, ya sea por causa de la
quema de la chacra, la cocina a leña o un siste-
ma eléctrico precario; es decir, diversas formas
cómo se manifiesta el fuego; una vivienda de
madera con retardante aplicado permite un
mayor tiempo para poder controlarlo antes de
que se convierta en un incendio.
Por lo general, encontramos un interés y
curiosidad por parte de la población local
en probar el producto. Incluso, algunos
pidieron que los dejemos un poco para
echar en las pa-redes de sus cocinas. Esta es
información que solo se pueda tener con un
enfoque cualitati-vo en contacto directo con
la comunidad. En conformidad a Roncoli
et.al. (2009) efectiva-mente la antropología
cuenta con herramien-tas importantes para
llegar a este nivel de com-prensión.
El antropólogo, por lo tanto, tiene la ca-
pacidad de recoger información cualitativa muy
rica. Esta información es fundamental para
llegar a una comprensión del entorno y el
contexto desde la perspectiva de la misma
comunidad. Además estableciendo vínculos con
otras disciplinas, no pertenecientes a las
ciencias sociales se pueda llegar a formular
propuestas y acciones concretas e interesantes.
Conclusiones
1. El aumento de la temperatura y la
ines-tabilidad climática afecta al ciclo
de producción, teniendo consecuencias
para la seguridad alimentaria de la po-
blación. Si el agricultor no ha podido
sembrar lo suficiente durante el vera-
no, no tiene que comer durante los me-
ses del invierno ya que en esta época
no se puede sembrar nada.
2. El incremento de la temperatura
guar-da relación con el aumento del
riesgo de incendios bajo cualquier
escenario, sea urbano o rural. En ese
contexto, las prácticas de roce y
quema de chacras acentúan el riesgo
de presentarse un si-niestro.
3. El empleo de un retardante de fuego
elaborado con los residuos de la que-
ma de la chacra, ayudará a disminuir
la vulnerabilidad de las viviendas
urba-nas o rurales ante un posible
incendio, cualquiera sea el origen.
Propuestas
Queremos enfatizar el gran potencial en
hacer investigaciones interdisciplinarias de
este tipo. No han sido muy comunes las in-
vestigaciones sociales que se juntan con las
disciplinas como ingeniería ambiental. Sin
embargo, este tipo de investigación permite
otro nivel de conocimiento y análisis. Esta
in-vestigación no solamente hace el análisis
por el análisis en mismo, sino hace un
análisis para proponer propuestas concretas
para pro-blemas específicos. Proponemos
un producto natural elaborado con
ingredientes de la zona, con el apoyo de la
misma población, como una medida de
mitigación frente al cambio climático.
| Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 | 35
Ida Elise Magnussen
Referencias
Bravo, F. (2014). Las investigaciones sociales
sobre el cambio climático. Una re-
visión preliminar. Revista Argumen-
tos, 8(4). Recuperado dehttp://www.
revistargumentos.org.pe/investiga-
ciones_sociales.html
CICS/UNESCO (2013). Informe Mundial so-
bre Ciencias Sociales 2013 Cambios
ambientales globales. París: OCDE y
UNESCO.
Gray, A. (1997). Indigenous Rights and De-
velopment: Self-Determination in an
Amazonian Community. Eastbourne:
Berghahn Books.
Kopnina, H. & Shoreman-Ouimet, E. (2011).
Introduction: Environmental Anthro-
pology of Yesterday and Today. Envi-
ronmental anthropology today. New
York: Taylor and Fracis Books.
Magnussen, I. E. (2012). Defending What is
Ours: Territorial Property Rights,
Maps and Indigeneity in the Peruvian
Cen-tral Rain Forest. (Tesis de
maestría, Universidad de Bergen).
Pacheco, L. C. (2005). Agricultura Kechwa
La-mista: El Manejo de La Chacra.
Lima: Fondo Editorial de la Facultad
de Ciencias Sociales UNMSM.
PNUD.(2013).LaAlimentaciónFrentealCam-bio
Climático. Informe sobre desarrollo
humano Perú, 1, 147-168. Recuperado
de http://onu.org.pe/wp-content/up-
loads/2013/11/01-Cap_05.pdf
Roncoli, C., Todd, C. & Ben, O. (2009). Field-
ing Climate Change in Cultural Anthropology.
En Crate, S. & Nuttall, M. (eds.) Anthropology
and Climate Change: from Encounters to Ac-
tions. California: Left Coast Press, Inc.
36 | Cátedra Villarreal | V. 3 | No. 1 | enero -junio | 2015 |