Rosa Velasco Valderas, José Cuenca Alfaro
la más conocida es la adaptación del Me-
mory Impairment Screen (MIS). Esta prue-ba
consiste en el aprendizaje de cuatro pala-bras
escritas que el paciente tiene que leer en voz
alta y después de una tarea distractora de dos
o tres minutos, tratar de recordarlas.
Una segunda prueba, también de memo-
ria, es el test de las fotos pensado para pacien-
tes analfabetos, ya que en vez de leer las pa-
labras, los participantes tienen que nombrar
seis objetos a través de su fotografía. Después
de una tarea distractora de fluidez semántica
(decir nombres de personas), los pacientes
tienen que recordar los nombres de los obje-
tos fotografiados. En lenguaje, prácticamente
todas las pruebas propuestas utilizan la tarea
de fluidez semántica, ya que es fácil y rápida
de aplicar, y no requiere ningún material adi-
cional. En alguna de estas pruebas se pide a
los pacientes que digan nombres de animales
durante un minuto, cosas de la casa, objetos
que se pueden comprar en un supermercado o
se utilizan varias categorías, como el set-test,
en el que los pacientes deben decir nom-bres
de animales, frutas, colores y ciudades, o el
cinco por cinco, en el que las categorías se
refieren a nombres propios: nombres de la
familia real, presidentes de gobierno, can-
tantes/artistas, equipos de fútbol de prime-ra
división o nombres de partidos políticos.
Tanto los tests de memoria como los de
lenguaje han mostrado una buena capacidad
para discriminar a los pacientes sanos de los
que sufren demencia, pero un test que eva-
luara ambos tipos de actividades seguramente
tendría una mayor capacidad discriminativa.
De hecho, cuando el test de las fotos in-
cluye, junto con las puntuaciones de recuer-
do, las de denominación de las fotos y la de
fluidez verbal que utiliza como distractoras,
la prueba mejora su utilidad diagnóstica.
El objetivo de elaborar pruebas como el
MEC de Lobo, el MiniMental de Folstein o
Caban y la prueba de exploración precoz de
Alzheimer es construir una prueba que in-
cluya la evaluación de ambas capacidades,
memoria y lenguaje, y que sea sensible a las
alteraciones que se producen al inicio de la
demencia y como ayuda para poder diferen-
ciar a los enfermos con demencia incipien-te
de los pacientes con deterioro cognitivo leve y
de las personas sanas. Pero además deben ser
pruebas de aplicación sencilla que no
necesiten material adicional como tar-jetas,
cubos, etc., sino que con una simple hoja, sea
suficiente. Y, por supuesto, que sea rápida de
pasar para que el clínico pueda aplicarla en un
corto período en su consulta.
Nos parecía que un test de este tipo nece-
sariamente tendría que incluir alguna prueba
de memoria anterógrada, ya que las prime-ras
quejas de los pacientes suelen referirse a
dificultades en el recuerdo de las informa-
ciones recientes, y ciertamente, desde los
primeros momentos de la enfermedad, los
pacientes que sufren algún tipo de demen-cia
neurodegenerativa tienen graves dificul-tades
para adquirir nuevas informaciones.
Además, habría que utilizar tareas de re-
cuerdo demorado, ya que parecen ser más
sensibles para detectar sujetos en la fase pre-
sintomática de la enfermedad. También de-
bería incluir alguna tarea de memoria pública
o información referente a personajes y suce-
sos públicos, pues en un estudio en el que se
comparaban las alteraciones de un grupo de
enfermos leves de demencia en los principa-
les tipos de memoria, episódica, semántica,
pública y anterógrada, se encontró que las
mayores diferencias se producían en la me-
moria anterógrada, en la memoria pública.
Entre las pruebas de lenguaje es fundamen-
tal incluir la de fluidez verbal, ya que en nu-
merosas ocasiones se ha comprobado que esta
tarea es muy sensible a las demencias, pues
desde los primeros momentos los pacientes
producen un menor número de ejemplares que
los sujetos sanos cuando se utiliza la flui-dez
verbal tanto semántica como fonológica.
78 | Cátedra Villarreal | V. 2 | No. 2 | julio-diciembre | 2014 |