Eulalia Jurado Falconi, Antonieta Azáldegui Moscol, Oscar Benavides Cavero
cadores existentes para medir el desarrollo
humano al ofrecer variables que contribuyen
una mejor apreciación de los procesos de de-
sarrollo centrado en las personas. Al respecto
Archer, Cooper y Ruhanen (2005) mencionan
que uno de los problemas del desarrollo de si-
tios turísticos es que una vez que comienza a
ser famoso, el precio de los terrenos en el lu-
gar sufre un incremento, lo que hace que mu-
chos de los locales vendan sus propiedades,
causando lo siguiente: a) dejen de realizar las
actividades productivas que en ellos tenían
(agricultura, ganadería, pesca, etc.) y, b) ven-
dan sus tierras (y, en el mejor de los casos,
cambien de actividad, pero en muchos otros
pierdan su dinero por no tener conocimiento
de formas de inversión). Esto, a su vez
termina por obligarles a tomar trabajos para
los nuevos propietarios o compañías que ahí
se instalan, y la consecuencia final es que no
hay desarrollo real para los habitantes locales.
Por otro lado, no todas las voces son po-
sitivas acerca del turismo como Tarlombani
da Silveira (2005) quien sostiene que el creci-
miento turístico también puede causar daños
en las regiones receptoras, con consecuencias
socioculturales y ambientales adversas. Un
peligro creado por el turismo es la fuente de la
contaminación ambiental. Las industrias de
los países ricos construyen una infraestructu-
ra para el turismo sin respetar al país, su gente
y su medio ambiente. Las instalaciones de los
hoteles y las actividades deportivas constitu-
yen amenazas para el medio ambiente en es-
tos países que no existían antes. También no
siempre se benefician los residentes del desti-
no, muchas veces son a menudo mal pagados
por su trabajo y no ofrecen al empleado un
buen futuro.
La preocupación por la conservación del
ambiente de áreas poco alteradas, con diver-
sidad biológica fue vinculada como destino
del turismo y se relacionó con el concepto de
la sostenibilidad. En la Cumbre de Río ECO
92 aparece el concepto de turismo sostenible,
convirtiéndose en una nueva posibilidad para
desarrollar la actividad turística y afectar
el medio ambiente.
La Organización Mundial del Turismo
(OMT), basada en la propuesta de ECO 92,
definió el turismo sostenible como: la activi-
dad que “satisface las necesidades de los tu-
ristas actuales y de las regiones receptoras, al
mismo tiempo que protege e incrementa las
oportunidades para el futuro. Este es concebi-
do de tal manera que conduzca al manejo de
todos los recursos de forma tal que las necesi-
dades económicas, sociales y estéticas puedan
ser satisfechas, manteniendo a la vez la inte-
gridad cultural, los procesos ecológicos esen-
ciales, la diversidad biológica y los sistemas
que soportan la vida”(OMT, 1995, citado por
PROMPERÚ 2002: p.10).
El reconocimiento de la importancia del
turismo como un fenómeno de alcance mun-dial
cuyas implicancias afectan el desarrollo social,
económico y político en muchos países, donde
podía ocasionar tanto efectos negativos como
positivos se logró en 1995 la Conferen-cia
Mundial de Turismo Sostenible, “… el tu-rismo
es una actividad ambivalente, dado que puede
aportar grandes ventajas en el ámbito
socioeconómico y cultural, mientras que al
mismo tiempo contribuye a la degradación
medioambiental y a la pérdida de la identidad
local, por lo que debe ser abordado desde una
perspectiva global”. (Conferencia Mundial de
Turismo Sostenible 1995:9).
Así optar por un turismo más responsable
enmarcado en el desarrollo sostenible deberá
fundamentarse sobre criterios de sostenibili-dad,
es decir, ha de ser soportable ecológica-mente a
largo plazo, viable económicamente y
equitativo desde una perspectiva ética y social
para las comunidades locales. El desarrollo
sostenible es un proceso orientado que con-
templa una gestión global de los recursos con el
fin de asegurar su durabilidad, permitiendo
conservar nuestro capital natural y cultural,
incluyendo las áreas protegidas. Siendo el tu-
rismo un potente instrumento de desarrollo,
58 | Cátedra Villarreal | V. 2 | No. 2 | julio-diciembre | 2014 |