aminoglucósidos. Además, Higgins et al. (2010), en un
estudio en 139 hospitales, de Europa, Asia, Suráfrica,
Australia, Norteamérica y Latinoamérica, reportaron en A.
baumannii una resistencia del 96 % para piperacilina-
tazo- bactam, a ceftazidime 98 %, ante ceftriazona 99,6
% y a cefepime 96,1 %; mientras que para
amikacina fue del 64,5 %.
De igual forma, Fariñas y Martínez (2013), en España,
expresaron su preocupación por el incremento de los
casosderesistenciaylascaracterísticasdeestaresistencia en
cultivos de Acinetobacter baumannii, donde el 2010, el
94% de las cepas presentaron multirresistencia y el
86% una resistencia extrema, resaltando que el 2%
de estos cultivos tuvieron panrresistencia, no observado en
el año 2000; y además precisan que la resistencia a los
carbapenemes ha aumentado significativamente del
2000 al 2010, así como las tasas de resistencia ante
ceftazidima, piperacilina y colistina. Similar suceso se
reporta en Colombia, con Chávez, Gómez, Cabrera y
Esparza (2015), quienes señalan cinco antibiotipos de
A. baumannii, donde el 50% correspondió al antibiotipo
1, con resistencias a todos los antibióticos y sensible a
tigeciclina y sulperazona, y el antibiotipo 4 (19,3%) con
resistencia a todos los antibióticos, pero tuvieron pocas
diferencias fenotípicas y posiblemente presenten alguna
betalactamasa tipo OXA; hechos que son corroborados
también por Parra y Rada (2016), en Bolivia, cuando señalan
que la resistencia antibiótica por cultivos de Acinetobacter,
en el 2010, fue del 3%, en 2011 el 6%, en el 2012 y
2013 fue del 19% y en el 2014 fue 53%, resaltando el
91% de resistencia a ceftazidima, el 75% a amikacina,
el 81% a cipro- floxacina, el 78% a ampicilina-
sulbactam, el 79% a gentamicina, el 86% a
sulfametoxazol trimetoprim, el 39% a Imipenem y 43% a
Meropenem. En el Perú, se conoce algunos datos aislados
de estos casos, como el reportado por Guerrero et al. (2008),
García (2012) y Muñoz (2018, tesis sustentada).
Los integrantes del grupo de Bacilos Gramnegativos
No Fermentadores (BGNF) están entre las bacterias más
importante, patógenas opor- tunistas para el hombre,
especialmente Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter
spp. (Fariñas y Martínez, 2013), que fácilmente adquieren
capa- cidad de resistencia antibiótica, comprometidas
como causales de bacteriemias, neumonías y meningitis,
especialmente a pacientes convalecientes y/o
inmunosuprimidos hospitalizados, como lo manifiesta
Carballeira (2015), en un brote nosocomial ocurrido en el
Hospital 12 de octubre de Madrid, entre los años 2006-
2008 y afectó a 377 pacientes que fue producido por
diferentes cepas
de Acinetobacter resistentes a los carbapenemes. Estas
infecciones se asocian a pacientes con estados de
inmunosupresión debido a procesos quirúrgicos y
enfermedades base como cáncer, insuficiencia hepática
crónica, insuficiencia renal y Enfermedad Pulmonar
Obstructiva Crónica (EPOC), cuya tasa de mortalidad
asociada a la infección es del 56.4%, según lo reporta en su
trabajo de tesis García (2012), en un centro salud de Lima, así
como Muñoz Z. (2018), sobre resis- tencia antibiótica de
Acinetobacter spp. aislados de pacientes oncológicos, señala un
81% de resistencia a meropenem y 80% a Imipenem, 81%
a ceftazidima, 68% a amikacina, 78% a gentamicina, 78% a
piperacilina-tazobactam, 80% para ciprofloxacina, 78%
para levofloxacina y 71% para cefepime; pero sensible a
colistina.
Estos bacilos gramnegativos rápidamente ad-quieren
resistencia a uno o más agentes antimi-crobianos
tradicionalmente usados para el trata- miento. Hasta ahora,
la producción de beta-lacta- masas de espectro extendido
(BLEE) por bacilos gramnegativos y especialmente los
BGNF como Acinetobacter, en los cuales se observa una
gran tendencia a la multirresistencia y panrresistencia
(Hernández et al., 2010) y es considerado como la más
importante amenaza para enfrentar estos tipos de
infecciones (Hart et al., 2010).
La prevalencia incrementada de infecciones por
bacterias productoras de beta-lactamasas de espectro
extendido se ha reportado en nuestro país (Cuéllar,
Vicente y Silva, 2005), esto ha permitido el
incremento en el uso paralelo de combinaciones de beta-
lactámico/inhibidor beta-lactamasa, monobactames y
carbapenemes, estos últimos de aplicación actual y
alternativo en casos de infecciones intrahospitalarias y ante
los cuales las bacterias están desarrollando resistencias,
como se han reportado España (Fariñas y Martínez,
2015), en Cuba (Hart et al., 2010), Colombia (Chávez
et al., 2010; Vanegas, Roncancio y Jiménez, 2014), Bolivia
(Parra y Rada, 2016), Argentina (Rodríguez et al., 2010) y
en los diferentes continentes del mundo (Higgin et al,
2010). Como lo manifiesta Oliver A. (2004), insistir en
el uso racional de los antibióticos y la ne- cesidad de
continuar con la investigación de nuevos fármacos con qué
enfrentarnos a este tipo de microorganismos
potencialmente resistentes.
En ese sentido, la OMS (2017), publica una lista de
“bacterias prioritarias críticas” para su atención en los
programas de investigación y desarrollo, en la
generación de nuevos antibióticos, señalando a
Acinetobacter baumannii resistentes a carbapenemes
52 Cátedra Villarreal | Lima, Perú | V. 7 | N. 1 | Enero - Junio | 2019 | e-ISSN 2311-2212