Rosendo Maqui: ejemplaridad y
universalidad de un personaje de Ciro Alegría
Rosendo Maqui: exemplariness and
universality of a character of Ciro Alegria
Recibido: agosto 15 de 2018 | Revisado: setiembre 21 de
2018 | Aceptado: octubre 15 de 2018
Nécker Salazar Mejía1
1 Facultad de Humanidades,
Universi-dad Nacional Federico
Villarreal nsalazar@unfv.edu.pe
Ab s t r act
This paper analyzes the configuration of Rosendo Maqui, one of the
main protagonists of Broad and Alien is the World by Ciro Alegría, as
one of the most accomplished characters in Peruvian literature.
Through a selection of critical articles by the author, this work stud-
ies his ideas about the construction and design of the character, the
origin of the protagonists of his novels and the role of verismo in the
definition of them. In this way, we can know his poetics about the
fictional hero, according to which the characters must be convincing
and relate to what they represent and their role in the novel. From our
point of view, in the famous novel by Alegría, Rosendo Maqui is
built as a character that responds to that design. Through selected
passages of the novel, we focus on the performance of the brave may-
or of Rumi as a man who fights for justice and the common good.
According to our analysis, the meaning acquired by this character is
instructive and exemplary; his integrity, probity and principles make
him a symbol of indigenist literature and the Andean world. In
Rosendo Maqui, justice, solidarity and cooperation, which are values
that distinguish a truly human society, are represented. This article
demonstrates the narrative talent of Alegría in the creation of liter-ary
characters and emphasizes the exemplariness and universality of
Rosendo Maqui.
Key words: Rosendo Maqui, literary character, indigenist
litera-ture, Ciro Alegría
Re su m e n
El presente artículo analiza la configuración de Rosendo Maqui, uno de
los principales protagonistas de El mundo es ancho y ajeno de Ciro
Alegría, como uno de los personajes más logrados de la literatura
peruana. Mediante una selección de artículos críticos del autor, se
estudian sus ideas sobre la construcción y el diseño del personaje, el
origen de los protagonistas de sus novelas y la función del veris-mo en la
definición de ellos. De esta manera, podemos conocer su poética sobre el
héroe novelesco, según la cual los personajes deben ser convincentes y
guardar relación con lo que representan y con su función en la novela.
Desde nuestro punto de vista, en la célebre no-vela de Alegría, Rosendo
Maqui está construido como un personaje que responde a dicho diseño.
A través de pasajes seleccionados de la novela, incidimos en la actuación
del valiente alcalde de Rumi como un hombre que lucha por la justicia y
el bien común. De acuerdo con nuestro análisis, el significado que
adquiere dicho personaje es alec-cionador y ejemplar; su integridad,
probidad y principios lo convier-ten en un símbolo de la literatura
indigenista y del mundo andino. En Rosendo Maqui, están representadas
la justicia, la solidaridad y la cooperación, que son valores que
distinguen a una sociedad verda-deramente humana. El trabajo
demuestra el talento narrativo de Ale-gría en la creación de personajes
literarios y enfatiza la ejemplaridad y la universalidad de Rosendo
Maqui.
Palabras clave: Rosendo Maqui, personaje literario,
literatura in-digenista, Ciro Alegría
DOI: http://dx.doi.org/10.24039/cv201862287
| Cátedra Villarreal | Lima, perú | V. 6 | N. 2 | 219-233 | julio-diciembre | 2018 | issn 2310-4767 219
Nécker Salazar Mejía
Introducción
La novela El mundo es ancho y ajeno (1941)
de Ciro Alegría narra la lucha épica de la
comunidad de Rumi contra la ambición del
hacendado Álvaro Amenábar. Entre los
protagonistas que sobresalen en sus páginas, se
encuentran Rosendo Maqui, Benito Castro, el
Fiero Vásquez, Jacinto Prieto, Doroteo Quispe,
Valencio, Augusto Maqui, Clemente Yacu y
Porfirio Medrano. Sin lugar a dudas, uno de los
más celebrados personajes de la novelística de
Alegría y de la narrativa peruana es Rosendo
Maqui, el valiente alcalde de Rumi, quien busca
el bienestar de la comunidad, se enfrenta al
poder terrateniente, defiende los derechos de los
comuneros y busca la justicia en favor de ellos.
El presente trabajo estudia la configuración de
dicho personaje, las cualidades personales que lo
distinguen, la actuación que cumple como
alcalde de la comunidad, la lucha que realiza
para defender las tierras de Rumi y el
significado ejemplar que adquiere para los
comuneros.
Para ello, se toma como referencia la poéti-
ca de Alegría sobre la creación del personaje
literario. En tal sentido, se consideran sus re-
flexiones sobre la construcción y diseño del
personaje en la novela latinoamericana, las ideas
del propio autor acerca de cómo con-cibe a los
protagonistas de su obra narrativa, en particular,
cómo surge Rosendo Maqui, y se discute la
función del verismo en la con-formación de
seres “de carne y hueso en la novelística
alegriana. El trabajo evidencia el talento
narrativo de Alegría en la creación de personajes
literarios y pone de manifiesto la ejemplaridad
de Rosendo Maqui como uno de los personajes
de ma-yor significado de la novela indigenista.
Las reflexiones sobre el personaje
literario en la poética de Alegría
En varios de sus artículos y disertaciones,
Alegría muestra un interés por el estudio y la
definición del personaje literario. En ellos, el
novelista indaga sobre las características y
cualidades que sirven de base al diseño y
construcción del héroe novelesco. Entre estos
textos, se encuentran la ponencia “Notas sobre
el personaje en la novela hispanoamericana”,
presentada al Congreso de Escritores celebrado
en Cuba en 1951, en la que cuestiona la
representación de los personajes en la narrativa
del continente; el artículo “Notas sobre Rómulo
Gallegos y su obra”, que data de 1954, en el que
afirma que la tarea del novelista consiste en la
elaboración de personajes que sean perdurables;
y su conferencia en el ciclo denominado
“Motivaciones del escritor”, desarrollado en
1966, en la que aborda el origen de sus novelas
y de sus principales personajes. Por otro lado,
los dos prólogos que el autor escribió para la
décima y vigésima edición de El mundo es
ancho y ajeno, de 1948 y 1960,
respectivamente, contienen, entre otros puntos,
importantes referencias sobre la gestación de la
novela, la construcción de sus principales
protagonistas y la recepción y valoración de
estos entre los lectores. Estos escritos se
encuentran reunidos en el volumen Novela de
mis novelas (2004), compilación de los artículos
de Alegría sobre temas de literatura.
Igualmente, podemos citar los artículos “Mi
personaje Rosendo Maqui y “El personaje
novelesco”, publicados en la revista Hierro y
Futuro en 1963, en los que explica de qué
manera la realidad y la ficción sustentan la
construcción de los protagonistas de su
narrativa, así como la función del verismo en su
configuración y verosimilitud. Estos textos
también forman parte de Novela de mis novelas
(2004). Asimismo, se puede citar el artículo
“Personajes reales e imaginarios”, incluido en su
libro de memorias Mucha suerte con harto palo
(1976), que ahonda en el origen de los
personajes alegrianos. A estos textos se añaden
las intervenciones de Alegría en el Primer
encuentro de narradores peruanos, celebrado en
Arequipa en 1965, en las que explica, entre
otros temas, la naturaleza y caracterización de
los personajes que aparecen en sus novelas.
En referencia al valor que contienen los
artículos críticos, prólogos y testimonios de
Alegría, Jorge Cornejo Polar sostiene que ellos
revelan la existencia de una “teoría novelística
en el pensamiento del célebre autor; además,
entre los temas abordados, el personaje literario
es uno de los asuntos de mayor interés. Al
respecto, nos dice: “[…] para Ciro Alegría más
que el tema, el argumento, la descripción, el
diálogo o la narración, era el personaje el
elemento más importante de la estructura
novelesca” (1998, p. 287).
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Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría
La construcción y el diseño del héroe
novelesco en el pensamiento de Alegría
En “Notas sobre el personaje en la novela
hispanoamericana”, Alegría discute determi-
nados elementos que definen el estatuto del
personaje literario. En ese sentido, sostiene
que es importante proporcionar al personaje
de la novela una naturaleza convincente, que
este posea verosimilitud y pueda ser una en-
carnación de la realidad. De acuerdo con su
reflexión, los personajes de la narrativa lati-
noamericana, como Don Segundo Sombra,
Doña Bárbara, Santos Luzardo, Juan Cova y
Cantaclaro, considerados por la crítica como
indiscutibles signos de la realidad hispano-
americana, carecen de una adecuada propor-
ción en cuanto a lo que son, a lo que hacen, a
lo que encarnan y en función a la relación que
tienen frente al entorno en el cual se desen-
vuelven. En su juicio, dichos personajes están
sumamente cargados o carecen de una consis-
tencia, ceden a la tesis planteada en la novela,
no guardan concordancia con los hechos re-
latados en la diégesis o pierden la fuerza y la
vitalidad.
Para Alegría, la elaboración del personaje es
fundamental, pues, de ella, dependerá, en gran
medida, el valor de la novela. La coheren-cia, el
comportamiento, la actitud y el carácter son
aspectos ineludibles en la construcción del
personaje literario y nuestro novelista lo
entiende muy bien. A estos elementos cuali-
tativos se agrega, además, el hecho de que los
personajes guarden una correspondencia con los
seres de la realidad de acuerdo con un de-
terminado grado de verismo, lo que permite
apreciar su naturaleza y constitución como
creaturas literarias. Alegría cuestiona toda es-
tilización o idealización en la elaboración del
personaje literario; además, como se puede
observar, el autor critica que la novela lati-
noamericana ofrezca una imagen de los pro-
tagonistas como personajes sobrecargados o
definidos por representar una tesis o concepto.
En el pensamiento de nuestro autor, en la
construcción de los personajes de la novela
latinoamericana, se debe prestar atención a su
consistencia y verosimilitud; en tanto su na-
turaleza sea convincente podrán cumplir un
mejor papel en su trama. Es fundamental el
valor narrativo que adquieren los personajes
en la diégesis de la novela; por ello, nuestro
novelista encuentra un defecto en la narrativa
del continente cuando observa que sus creatu-
ras se hallan por debajo de otros aspectos de la
novela: “[…] a las novelas hispanoamericanas
se las recuerda generalmente por sus temas, por
sus panoramas, por sus problemas, por sus
aventuras, que no por sus héroes (2004, p.
397).
La elaboración del personaje resulta deter-
minante en el proceso de creación de la nove-la,
pues la grandeza de este género reside en la
construcción de personajes que sean per-
durables. En el artículo “Notas sobre Rómulo
Gallegos y su obra”, Alegría enfatiza esta idea:
La tarea máxima de un novelista es la de
crear personajes. Las grandes nove-las
son, en sustancia, una revelación de
héroes. Llámanse Don Quijote, Kara-
masov, Raskolnikov, Bovary, Gorrito,
Juan Cristóbal, Hans Castorp, Babitt,
etc. No lo hemos entendido así y es por
eso nuestra novela feble (2004, p. 406).
La glosa reafirma el interés del escritor en la
definición del héroe novelesco y en la relevan-
cia de su condición protagónica; sin embargo, en
la narrativa de Hispanoamérica, según su punto
de vista, no es así, tal como se evidencia en el
contraste que establece entre la novela eu-ropea
y la novela latinoamericana en relación con el
protagonismo asignado al personaje.
La reflexión sobre la naturaleza del perso-
naje considera como un aspecto relevante el
valor de los caracteres y su función dentro de la
trama de la novela. Sobre este punto, citan-do
las agudas observaciones del escritor inglés
Arnold Bennett, Alegría nos dice en el men-
cionado estudio sobre el personaje literario:
La base de la buena novela está en la
creación de caracteres y en nada más...
El estilo cuenta, la intriga cuenta, la
origi-nalidad de punto de vista cuenta.
Pero nada de eso cuenta tanto como
los carac-teres convincentes... Si los
personajes son reales, la novela tendrá
posibilidades; si no lo son, el olvido
será su destino (2004, p. 397).
En la preocupación del conocido escritor, el
diseño del personaje exige una elaboración
específica para que pueda tener una existen-
cia individual, por sí mismo, independiente en
la diégesis de la novela. Sus ideas se hallan en
estrecha relación con los estudios sobre el
personaje en la teoría de la novela. Así, que el
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Nécker Salazar Mejía
personaje sea convincente significa que esté
en condiciones de cumplir las acciones para
las cuales ha sido creado, que su carácter y
tem-peramento guarden relación con sus actos
y que su comportamiento se corresponda con
el ritmo de las acciones al interior de la trama
novelesca. Alegría nos dice:
Teniendo las palabras real y verdadero
muchas acepciones en el diccionario de la
novela, pues sabemos cuánto intervienen
las ideas y el temperamento del autor al
considerar la realidad y verdad del
personaje, la palabra convincente es
netamente válida y hasta incluye a las otras
si pensamos en la impresión del lector. El
recuerdo de las novelas de celebridad
mundial nos trae, de inmediato, el recuerdo
de sus personajes realmente célebres. Son
convincentes (2004, p. 398).
En las palabras del narrador, existe una directa
relación entre los caracteres de los personajes y
la celebridad de las novelas de la literatura
universal; sin embargo, la carencia de ver-
daderos personajes es lo que, según Alegría,
prevalece en la literatura hispanoamericana:
No podemos decir lo mismo de la in-
mensa mayoría de los personajes de la
novela latinoamericana […]. Los pocos
personajes que tiene nuestra novela la
incapacita para ser siquiera un aproxi-
mado reflejo de la vasta peripecia vital de
América Latina. La mayor riqueza de ésta
se halla constituida precisamente por la
multiplicidad de sus figuras. Si uno lee o
recuerda, puede ver un interminable
desfile de conquistadores, aventureros,
libertadores, tiranos, apóstoles, santos,
pioneros, cortesanas, guerrilleros. Bandi-
dos, artistas, truhanes, gente notable por
algo de todo rango, de toda raza, de todo
oficio. Y la vida corriente también pone
cada día, ante los ojos del observador
sagaz, tipos de inmenso interés. Hay in-
clusive un contrasentido en que, pese a
tal riqueza, lo que menos tenga nuestra
novela, sea personajes (2004, p. 398).
Estas reflexiones reclaman idoneidad en el
diseño y construcción de los personajes, lo que
es importante para que puedan corresponder a
esa diversidad de seres y protagonistas que
forman parte de la historia del continente
americano. En ese horizonte, creemos que El
mundo es ancho y ajeno, la tercera novela de
Alegría, puede ser la respuesta a este grado de
exigencia y la expresión de una poética de la
novela definida por ofrecer personajes
convin-centes. Al respecto, es interesante
saber cómo se situaba el autor en relación con
el tratamien-to del personaje en una novela
social, es decir, de qué manera se articularían
los personajes con el universo representado
considerando el tipo de novela. Sobre ello, es
ilustrativo lo que el autor nos dice en el
prólogo a la vigésima edición de la novela:
La intención de llevar el indio a la novela
[…] me hacía confrontar dos problemas
difíciles. El primero: mostrar el espíritu
indígena, lo que implicaba un tratamiento
novelístico de personajes. El segundo,
según el tema que me había propuesto:
presentar a un pueblo entero sin que se
debilitaran los personajes. Ambos
problemas crecían por coexistencia. Hasta
ese momento, tanto como yo conocía, la
novela de tema social desestimaba a los
personajes y la novela de personajes hacía
lo contrario. Debía escribir yo una obra
que lograra la difícil incorporación de esos
dos factores.
[…] Otorgando a cada aspecto de la
historia su lugar y sin perder de vista mis
objetivos, pude aplicar a los personajes
centrales el tratamiento preferente que
requerían y también desplegar a través
de centenares de páginas, un turbión de
acontecimientos (2004, pp. 218-219).
En la perspectiva del autor, su tercera nove-
la logra articular adecuadamente la historia
narrada y la caracterización de los personajes,
sin que se afecte a las individualidades repre-
sentadas en la ficción y consiguiendo superar el
defecto de la novela del continente. En ese
sentido, Rosendo Maqui, el Fiero Vásquez,
Benito Castro, Valencio, Jacinto Prieto y To-
ribio Pajuelo, entre otros, son creaturas naci-das
de un sólido cuño que evidencian el talen-to de
Alegría en la creación de caracteres y en el
diseño de los personajes.
Realidad y ficción en los personajes
alegria-nos
Alegría, al igual que muchos escritores, nos
ofrece importante información sobre el
proceso de creación de sus novelas y, en
particular, sobre el origen y caracterización
de los personajes de su universo narrativo.
Al explicar la génesis y el valor narrativo
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Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría
de los protagonistas de El mundo es ancho y
ajeno, el novelista sitúa en un primer plano su
singularidad y función en la diégesis de la
novela. Se trata de personajes cuyo estatuto
parte de un referente real o que son obra de
creación a partir de modelos conocidos por el
autor. Reales o ficcionales, los personajes
alegrianos están dotados de caracteres que los
singularizan y los identifican como entidades
muy próximas a la diversidad de protagonistas
de la realidad social de los pueblos del
continente, además de ser convincentes por
hallarse configurados de acuerdo con criterios
de adecuación y pertinencia.
En el ciclo de conferencias denominado
“Motivaciones del escritor”, Alegría ofreció una
disertación que se encuentra incluida en Novela
de mis novelas. En dicha intervención, el
escritor nos explica la génesis de sus novelas y
el origen de los principales personajes de su
obra narrativa. Sobre su tercera novela, afirma
que la realidad y la ficción se encuentran en la
base de la elaboración de sus protagonistas:
Sería bueno decirles que, por ejemplo, en
El mundo es ancho y ajeno hay algunos
personajes reales, novelizados, como el
Fiero Vásquez, pues este fue un bandolero
que existió. A este bandolero, mi padre lo
conoció. Lo que le pasó a comienzos,
según lo cuento allí, en la novela, es
rigurosamente cierto. Cuando mi abuelo
vino como diputado, el Fiero Vásquez se
fue a su casa y lo volvieron a atacar y se
salió otra vez por los cerros y se metió de
nuevo en la vida de las comunidades […]
la forma de su muerte es un hecho copiado
de la realidad: esa cabeza que aparece en
un matorral de zarzas y que nadie sabe
cómo ha llegado a parar allá. […] Hay
otras cosas que no lo son, otras que las he
inventado. El personaje Rosendo Maqui,
por ejemplo, nunca existió, sin embargo,
como todo personaje novelesco que
adquiere vida, la gente, el público, el lector
piensa que es el que existió. Seguramente
creen que lo saqué de la realidad y por
último la gente lo encuentra en la realidad
(2004, p. 340).
Esta declaración nos permite valorar la in-
corporación de un personaje del referente
histórico en la ficción, como sucede con el Fie-
ro Vásquez, ya que su propia vida, su condi-ción
de bandolero, sus aventuras y su muerte son
hechos reales que tienen; sin embargo,
un carácter novelesco. Por otro lado, Rosen-
do Maqui es un personaje de la invención
del novelista; no obstante, aun cuando sea
una entidad ficcional, es interesante saber
cómo la conducta ejemplar del alcalde de
Rumi caló entre los lectores de Alegría.
En su libro de memorias Mucha suerte con
harto palo, Alegría nos cuenta que a los lec-
tores les llamaba la atención que el alcalde de
Rumi fuese un personaje inventado por el
novelista y no del referente real: “Todos los in-
contables amigos de Rosendo Maqui a quienes
he tenido la oportunidad de responder, se han
asombrado de que el viejo gobernante indio no
viviera en la comunidad de Rumi, que tam-poco
existió (1976, p. 394). De este modo, la
existencia de un grado de verismo como una
condición natural de los personajes se halla
subyacente en la percepción de los lectores, lo
que bien se explica por la propia naturale-za del
realismo indigenista. Sobre el verismo en la
construcción de los personajes, es per-tinente
mencionar lo que Alegría sostiene en el Primer
encuentro de narradores peruanos: “[…] ésa es
la esencia de la novela realista: crear personajes
que parezcan reales (1986, p. 148). Podemos
observar que Rosendo Maqui contrasta con el
origen de otros personajes de El mundo es
ancho y ajeno: “El caso les parece más extraño
porque muchos de los personajes que pasan por
la novela son reales. Así mis abuelos Elena
Lynch y Teodoro Alegría, así el Fiero Vásquez
y Pajuelo” (1976, p. 394).
En la poética de Alegría, predomina una
filiación del personaje con la realidad, por lo que
prima en su concepción una estrecha proximidad
con el referente. Ello se puede apreciar en su
valoración del realismo de los personajes de los
relatos de Enrique López Albújar, escritor a
quien admiraba: “[…] por los años en que
aparecieron los Cuentos andinos, poniendo en
circulación literaria a indios de carne y hueso,
con todo su drama vital, la contribución fue tan
notable como la que, a su modo, hiciera
Sabogal” (1976, p. 82).
La función del elemento referencial en la
base de la construcción del personaje alegriano
se puede ejemplificar con la inclusión de un
dirigente popular en la novela, de quien el autor
no solo toma su nombre, sino también un
discurso; se trata del personaje Toribio Pajuelo.
Sobre este hecho, el autor escribe:
Sucedió que mientras yo trabajaba como
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redactor en un diario de Lima, el año
1934, me fue dado un discurso para que
considerara su publicación. No tardó el
periódico en ser clausurado, según una
ley especial, por cuarta o quinta vez.
Poco después fui desterrado a Chile y
meses más tarde llegó mi novia, llevan-
do los papeles que yo había dejado en
Lima. Esto ocurría a comienzos de 1935.
Ignoro la razón por la cual el viejo papel
mecanografiado que contenía el discur-
so, no desapareció (1976, p. 395).
La inclusión del discurso de Toribio Pa-
juelo figura en el capítulo VI denominado “El
ausente”. El personaje estaba convencido de
que los causantes de la injusticia en el mun-do
andino eran los gobernadores, los jueces, los
recaudadores y los gamonales; por ello, su
propósito era “agrupar al pueblo y luchar
contra los abusos (1971, p. 171). Alegría
con-sideró conveniente reproducir las
palabras de este luchador social, que
revelaban un espíritu contestatario y acusador:
Cuando en 1940 escribía El mundo es
ancho y ajeno, consideré que sería
apropiado intercalar el tan doloroso como
pintoresco discurso a guisa de ejemplo de
oratoria popular. Para respetar el derecho
de autor, puse el nombre de Pajuelo al
personaje pueblerino que lo pronunciaba.
Es así como en mi novela aparece un
discurso real, pronunciado por un
personaje en cierto modo real, a quien no
conozco. Pero como el nombre y la palabra
determinan al sujeto, doy a esta figura por
real. Por pequeño que sea su papel, me
parece, a que estoy en autos,
singularmente novelesco (1976, p. 395).
De manera anecdótica, Alegría revela
el vínculo que se estableció entre él y
Toribio Pajuelo a raíz de la inclusión de
esta muestra de “oratoria popular” en la
novela, lo que nos ilustra el poder de la
literatura de impactar so-bre la realidad:
Toribio Pajuelo debe andar por una región
de Ancash. Reconoció su discurso y dio en
escribirme. también que a sus amigos
les decía que, por encontrarse persegui-do,
yo le di muerte en la novela para que la
policía dejara de buscarlo. Llevaba el libro
en sus alforjas y, de cuando en vez, leía
algunos acápites en alta voz, especial-
mente los que le atañen (1976, p. 395).
La tercera novela de Alegría nos presenta
una amplia gama de personajes de variada
personalidad y disímil naturaleza, cuyo origen
se encuentra en la realidad que el autor conoció.
En la mencionada disertación incluida en
Novelas de mis novelas, el novelista nos explica
que se propuso mostrar a los personajes en su
entera dimensión como entidades reales y
describirlos sin ninguna idealización:
El reproche que se le hace a mi novela
por gente que no la he leído bien es que
yo he idealizado la vida india. Eso no es
cierto, ahí se encuentran indios de toda
laya: indios ignorantes, indios malos,
indios idiotas […] He tratado de poner
toda la complejidad, toda la vastedad del
pueblo indio porque así yo lo había
conocido […] (2004, p. 341).
En un artículo publicado luego de la
muerte de Alegría, reproducido en Ciro
Alegría. Trayectoria y mensaje de Dora
Varo-na, Mario Vargas Llosa sostiene que
la vigen-cia de El mundo es ancho y ajeno
a través del tiempo se explica por la
singular fuerza con que están dotados los
personajes que aparecen en sus páginas:
[…] en esta novela Ciro Alegría supo
crear un puñado de personajes que son
algo más que la mecánica emanación de
una naturaleza o de un ambiente, un
grupo de seres que, a diferencia de lo que
ocurre con tanta frecuencia en la literatu-
ra costumbrista, perduran en la memoria
del lector por su psicología particular, su
físico y sus conductas y no como meras
entelequias folklóricas. El fiero Vásquez,
el insurrecto Benito Castro, el venerable
Rosendo Maqui, el pérfido Amenábar y
tantos otros personajes de la trágica
odisea de Rumi son “héroes” diferencia-
dos a la manera romántica: cada cual en-
carna una virtud, un vicio, una manera de
ser única, y a lo largo de la epopeya
piensa y actúa en perfecta consecuencia
con el rol que representa, sin traicionarlo
jamás (1972, pp. 202-203).
El acertado juicio de Vargas Llosa pone de re-
lieve la importancia que tienen los personajes
como sustento de la novela de Alegría, a la vez
que reconoce el talento narrativo del autor en su
elaboración y diseño. No solo valora la
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Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría
caracterización con que el escritor indigenista
presenta a los protagonistas, sino también la
coherencia de estos respecto de lo que repre-
sentan y con la que se desenvuelven al
interior de la trama novelesca.
En la novelística alegriana, las acciones de
los personajes son decisivas para luchar por una
sociedad justa donde se respeten los derechos de
los campesinos a la tierra y a una vida decorosa.
El sentido de protesta y los reclamos que
encarnan los convierten en personajes
desafiantes dotados de una “fuerza inédita”,
como lo explica el crítico Alberto Escobar:
Este mensaje, enhebrado en el curso de la
historia de todos los tiempos y todas las
sociedades, fluye en sus páginas a través
de las acciones de figuras que emergen del
anonimato y extraen del calor popular la
fuerza inédita de su protesta: Don Matías,
los huayrinos, D. Rosendo Maqui, Benito
Castro, el Fiero Vásquez, etc., son seres
vivos que calzan en el nivel de lo literario
y en la superficie de la sierra peruana,
tomada como punto de referencia de una
realidad que nos desafía y compromete
(1993, p. 174).
Nacidos en el fragor de una lucha social, los
personajes alegrianos adquieren una
existen-cia que alcanza una dimensión real
e histórica. De este modo, la narrativa de
Alegría, fundada en la constitución de seres
“de carne y hueso”, evidencia el poder de la
literatura para cues-tionar la realidad social.
El personaje Rosendo Maqui en la
poética de Alegría
De acuerdo con las ideas literarias de
Alegría sobre el héroe novelesco y las
características que lo definen, se puede sostener
que uno de los personajes que aparece mejor
construido en El mundo es ancho y ajeno es, sin
lugar a dudas, Rosendo Maqui. Es, tal vez, el
más rotundo y convincente de los personajes de
Alegría; por sus cualidades personales y
singulares, además, ha adquirido la categoría de
prototipo en nuestra literatura. Tanto el
pensamiento, los valores y la actuación de
Rosendo Maqui contribuyen en su definición
como personaje literario. A través de su retrato,
Alegría logra convertir lo particular en un
simbolismo universal para descubrir en ese
significado la entraña inalterable del hombre.
Al referirse al alcalde de Rumi, el novelista
expone el proceso que siguió la construcción de
dicho personaje. Tras una indagación so-bre la
condición vital del hombre para aproxi-marse a
él, obtuvo como resultado una repre-sentación
verosímil del personaje que tuvo la fortuna de
impactar en el lector:
Rosendo Maqui, sin duda el más convin-
cente de todos mis personajes noveles-cos,
es imaginario. Tanto como lo pueden ser
los caracteres de la novela de corte
realista. El autor estudia a los hombres y
las cosas de la determinada área vital que
quiere novelar y luego, con la imagi-
nación, compone y recompone mundos.
La novela resulta así el arte de lo posible.
De la capacidad del escritor depende que
el lector tome las peripecias narradas por
reales y considere lo que los personajes
novelescos vivieron, emocionándose con
sus alternativas, así no existieran jamás
(1976, p. 395).
La naturaleza de los personajes literarios
en la literatura peruana fue un tema de dis-
cusión entre escritores y críticos literarios
en el Primer encuentro de narradores
peruanos. La idea predominante fue que los
personajes son entidades verbales que se
inspiran en la realidad vital y que, gracias al
poder de la lite-ratura, pueden dejar la
ficción para ser parte de la realidad. En
particular, sobre el personaje Rosendo
Maqui, Sebastián Salazar Bondy nos dice:
[…] Rosendo Maqui es una realidad ver-
bal y que el milagro de la literatura es
que esta realidad verbal la podemos
encon-trar, la podemos percibir en la
realidad, que se ha incorporado a la
realidad. […] si no se hubiera escrito El
mundo es an-cho y ajeno no existiría
Rosendo Maqui (1986, p. 138).
La historia del líder comunero alcanza
un singular simbolismo, pues el alcalde de
Rumi es un modelo de indio en quien se
plasman virtudes humanas que engrandecen
el men-saje social y aleccionador de la
monumental novela de Alegría:
De hecho, el drama que describo en El
mundo es ancho y ajeno, tanto en la co-
munidad como fuera de ella, pertenece a
la realidad peruana de modo histórico.
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Nécker Salazar Mejía
Basándose en analizados sucesos, mi in-
vención corresponde a un proceso. En
Rosendo Maqui traté de crear el arqueti-po
del indio. La suerte de Rosendo y la a,
como autor, es que los lectores lo
consideren así. A veces yo mismo creo
que Rosendo Maqui existió. Y a toda luz
de razón pienso que, si murió en la nove-
la, sobrevive en la existencia nacional y
representa al espíritu indio, debatiéndose
con dolor y resurgiendo siempre victo-
rioso, para contribuir a la forja del Perú
justo de mañana (1976, p. 385).
El simbolismo de este personaje trasciende la
ficción, se instala en el imaginario de los lec-
tores y adquiere una peculiar existencia como
una entidad que encarna valores que son propios
de la axiología y praxis del mundo an-dino. La
especial atención que siempre mere-ció el
alcalde de Rumi en la recepción de la cé-lebre
novela confirma el singular tratamiento con que
el autor dio vida a sus personajes:
En todo caso, yo he querido hacer de
Rosendo Maqui un arquetipo del alcalde
indio, del alcalde de la comunidad. Dicho
sea de paso, en este arquetipo he querido
presentar lo que me impresionó mucho de
la vida del indígena. Cuando ya tuve más
lectura y uso de razón vi cómo estos indios
analfabetos son al mismo tiempo sabios y
tienen una cultura; eso de que no sepan
leer, no quiere decir que no sean cultos,
tienen su manera tradicional de confrontar
los hechos, tienen esa forma de esperanza
básica que es su tenacidad para
permanecer y aferrarse a sus tradi-ciones
y, en fin, ese gusto por el color, por la
forma, por la leyenda, por la poesía, por
las artes plásticas. A siempre me
impresionaron así los indios y al descri-bir
a uno lo puse como Rosendo Maqui […]
(2004, p. 341).
La universalidad de Rosendo Maqui nos
permite valorar el papel que desempeña la
ficción en dar sentido a entidades que
trascienden más allá de su existencia literaria
y que pueden, inclusive, llegar a superar el
sentido de los personajes definidos por su
historicidad y referencialidad. En un estudio
sobre la novela peruana, Edmundo Bendezú
considera que la verosimilitud le otorga un
carácter universal al personaje de Alegría: “Es
justamente el alma de Rosendo Maqui la que
lo hace verosímil, ente posible entre todas
las posibilidades humanas y, precisamente
por eso, con una dimensión universal y no
la dimensión deleznable y pasajera de su
existencia histórica” (1992, pp. 201-202).
Siguiendo a Escobar, es meritoria la capaci-
dad de Alegría en la construcción de creaturas
literarias, pues demostró un especial talento
narrativo “en la factura de personajes que tras-
cienden el rculo artístico y se incorporan al
lenguaje de los símbolos y de la historia so-cial
(1993, p. 174). Así, un personaje como Rosendo
Maqui, creado de acuerdo con deter-minados
caracteres, principios de verosimili-tud,
coherencia y una naturaleza convincente, logra
trascender más allá de la ficción y de la
historicidad para convertirse en un verdadero
símbolo de la literatura peruana.
El derrotero de Rosendo Maqui:
comunero, regidor y alcalde
En El mundo es ancho y ajeno, Rosendo
Maqui se erige como un personaje ejemplar
cuyas cualidades se pueden observar en
diferentes aspectos. Ya sea en su condición
de cabeza de familia, ya sea en su rol como
regidor, ya sea en su papel de alcalde de
Rumi, ya sea en su identificación con el
trabajo y las actividades comunales, ya sea
en su búsqueda de beneficios para los
comuneros, ya sea en la lucha contra la
injusticia y el poder del hacendado, etc., el
líder de la comunidad adquiere un especial
significado y una gran ejemplaridad.
En el extenso capítulo I de la novela,
titulado “Rosendo Maqui y la comunidad”, el
narrador nos brinda una descripción física del
alcalde, en los que predominan elementos y
comparaciones referidos al mundo natural:
Tenía el cuerpo nudoso y cetrino como el
lloque palo contorsionado y durísimo,
porque era un poco vegetal, un poco
hombre, un poco piedra. Su nariz que-
brada señalaba una boca de gruesos la-
bios plegados con un gesto de serenidad
y firmeza. Tras las duras colinas de los
pómulos brillaban los ojos, oscuros lar-
gos quietos. Las cejas eran una crestería.
Podría afirmarse que el Adán americano
fue plasmado según su geografía; que las
fuerzas de la tierra, de tan enérgicas,
eclosionaron en un hombre con rasgos de
montañas (1971, p. 29).
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Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría
En estas palabras, las características del
viejo comunero se funden con el terruño,
donde prima el humus vital asociado a una
dimen-sión telúrica. La valoración moral
como “vene-rable patriarca y el ser
“avisado y tranquilo, justiciero y prudente
completan el retrato del alcalde de Rumi.
Nuestro personaje es muy apreciado por la
comunidad, su figura patriarcal inspira un sin-
gular respeto entre los comuneros, es modelo
de prudencia para todos ellos y tiene un nota-
ble sentido de la justicia y del bien común.
Sus palabras poseen la huella de la sabiduría,
de la generosidad y de la mesura. Debido a la
con-fianza que inspira en la comunidad, ejerce
por varios periodos el cargo de alcalde; con
razón, los comuneros decían: “El que ha dao
güena razón hoy, debe dar güena mañana
(1971, p. 29), expresión que proverbialmente
reconocía la probidad de Rosendo Maqui.
El alcalde se conduce con ejemplaridad,
templanza y moderación. Es un modelo de
virtudes que produce en cada acto y gesto un
sentimiento de reconocimiento por parte de los
comuneros. Cuando predica, una estela de
limpieza llena su discurso y la comunidad entera
lo escucha; sus expresiones trasuntan equilibrio
y tranquilidad, así como demues-tran una
explicación meditada y razonada de las cosas.
La integridad moral y la sensibilidad social de
Rosendo Maqui también se pueden apreciar en
su visión prospectiva respecto de las medidas
que deben ponerse en práctica para alcanzar el
bienestar de la comunidad. En ese sentido, es
consciente de la importancia de la mejora de las
condiciones en que se encuen-tra Rumi y, en esa
dimensión, ve en la escue-la un factor de primer
orden para alcanzar el progreso de los
comuneros.
El capítulo I tiene por función presentar la
historia de la comunidad a través del derrotero
de sus principales personajes. Conocemos, de
este modo, la ubicación de la comunidad de
Rumi en medio de los cerros locales; en este
capítulo, el narrador nos informa acerca de la
historia personal de Rosendo Maqui, desde
que fue elegido regidor hasta que asume el
cargo de alcalde, en el que se mantiene desde
hace muchos años; también nos refiere cómo
se conformaba su familia y de qué manera el
líder resolvía las controversias que surgían
entre los comuneros; asimismo, mediante la
voz del narrador, sabemos de la vida de los
protagonistas de Rumi, entre ellos, el viejo
Chauqui, Benito Castro, el indio Pillco y la
curandera Nasha Suro. El amplio capítulo
nos informa sobre diversos episodios
relacionados con la historia de la
comunidad, acontecimientos referidos a la
guerra con Chile, el impacto de las
enfermedades entre los comuneros y la
ambición del hacendado Álvaro Amenábar
de apropiarse las tierras de Rumi.
Probidad y dignidad señalan el derrotero
personal de Rosendo Maqui, lo que es muy
valorado por la comunidad. La confianza, el
aprecio y el respeto que consiguió entre los
comuneros dieron lugar a un sentimiento de
admiración. Sus actos de justicia, su sentido
común, su actitud, tino, buen criterio e
inteligencia para resolver los casos que se
presentaban en la vida cotidiana de Rumi, o los
que surgían eventualmente en comarcas
cercanas, aumentaron su fama de hombre sabio.
Como comunero, Rosendo Maqui tenía un
sentido práctico para encarar las diversas
situaciones de la vida de la comunidad. Antes
de ser regidor, dada su amplia experiencia y su
conocimiento de la tierra y la cosecha, supo que
parte de la siembra de trigo podía perderse, ya
que podría crecer más y se tendería, con lo que
no podría ser aprovechado. El alcalde y los
regidores sonrieron, pero el entonces comunero
insistió, tal como nos relata el narrador: “Tuvo
que rogar mucho. Al fin el consejo de dirigentes
aceptó la propuesta y fue segada la mitad de la
gran chacra de trigo que había sembrado el
esfuerzo de los comuneros (1971, p. 29). De
esta manera, el comunero logró salvar la
siembra del trigo que estaba a punto de
perderse; por ello, el consenso de las
autoridades fue hacerlo regidor.
Tanto en su cargo de regidor como en su
condición de alcalde, nuestro personaje se
revela como un hombre justo e imparcial. Su
sentido de justicia era bastante reconocido
entre los comuneros. Siempre actuaba con
imparcialidad y equidad para resolver los
casos que se presentaban en la comunidad, lo
que acrecentó su estimación como hombre
sabio y prudente. Cuando era regidor, una
anécdota ilustra el sentido práctico y la
inteligencia que lo caracterizaban. Sucedió
que los comuneros reclamaban al entonces
alcalde Ananías Challaya por qué el indio
Abdón había comprado una escopeta y cazaba
venados de los campos para su propio
beneficio. Argüían que Abdón debía repartir
entre los comuneros el producto de la caza, ya
que los venados se alimentaban
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Nécker Salazar Mejía
con el pasto de la comunidad. El alcalde
derivó la solución al regidor Rosendo Maqui,
quien razonó de la siguiente manera:
Si el Abdón compró escopeta, jué su
gusto, lo mesmo que si cualquiera va al
pueblo y se compra un espejo o un
pañuelo. Es verdad que mata los venaos,
pero los venaos no son de nadie. ¿Quién
puede asegurar que el venao ha comido
siempre pasto de la comunidá? Puede
haber comido el de una hacienda vecina y
venido después a la comunidá. La justicia
es la justicia. Los bienes comunes son los
que produce la tierra mediante el trabajo
de todos. Aquí el único que caza es Abdón
y es justo, pues, que aproveche de su arte
(1971, p. 30).
Al reemplazar en el cargo de alcalde a
Ananías Challaya, su fama de hombre justo y
probo se extendió y nunca dejó de ser alcalde.
Las palabras del narrador demuestran la
valoración de la comunidad hacia él: “En veinte
leguas a la redonda, la indiada hablaba de su
buen entendimiento y su rectitud y muchas
veces llegaban campesinos de otros sitios en
demanda de su justicia (1971, p. 31). Uno de
los casos más conocidos fue la disputa por un
potrillo que dos comuneros creían suyo. Sucede
que ambos potrillos tenían yeguas que habían
tenido su cría del mismo color, pero una de ellas
murió al poco tiempo. Entonces, los dos se
acusaron de haberse llevado el potrillo que
quedaba vivo con malas artes. Rosendo Maqui
les pidió que trajeran al potrillo, al que encerró
en el corral de la comunidad. Luego, hizo que
trajeran a las yeguas y soltó al potrillo, que fue
detrás de una de ellas, con lo que se demostró
que el potrillo era de uno de los litigantes.
El narrador nos refiere la conclusión a
la que llegó el alcalde y la explicación de
su de-cisión:
Y el alcalde Rosendo Maqui dijo
solemnemente al favorecido: “El potrillo
es tuyo”, y al otro, explicándole: “El
potrillo conoce desde la hora de nacer el
relincho de su madre y lo ha obedecido”.
El perdedor era el acusado de malas artes,
quien no se conformó y llevó el litigio ante
el juez de la provincia (1971, p. 31).
Un hecho anecdótico confirma el buen cri-
terio de Rosendo Maqui cuando se convirtió
en “el alcalde de vivos y muertos”. Sucedió
que uno de los comuneros fallecidos debido a
la peste que azotó a Rumi “recobró” vida
después de haber sido sepultado; “vuelto” a la
vida, fue a su casa; era pasada la mediano-
che. Sentía mucho frío y, tocando la puerta, le
pidió a Micaela, su esposa, que la abriera y le
dejara entrar. Entonces, la mujer fue a su casa
y lo despertó, le explicó lo sucedido y le pidió
ayuda, porque creía que “el difunto es-taba
penando”; el alcalde caminó a la casa y se
encontró con “el muerto que resucitó”, quien
le rogó: “Rosendo, taita Rosendo, convéncela
a mi mujer; no estoy muerto; estoy vivo
(1971, p. 40). Tras su pedido, el alcalde
acompañó al comunero a la puerta de su casa:
[…] llamó a la mujer, quien hizo luz y
abrió blandamente la pesada hoja de
nogal […] El hombre entró y se tendió
silenciosamente en una barbacoa […].
La mujer lo cubrió con unas mantas y
el alcalde se sentó junto a la cabecera.
[…] Rosendo Maqui se puso a
palmearle afec-tuosamente el hombro,
diciéndole: “Cál-mate y duerme. Así
son los sufrimientos” (1971, p. 41).
De esta manera, el alcalde hizo posible
que el comunero pudiera volver a su casa
y reunirse con su familia. Así, las
decisiones y la justicia impartida por
Rosendo Maqui podían tam-bién llegar a
las personas que “volvían” a la vida.
En las actividades comunales, el viejo
líder se sentía un comunero más que
participaba en la siembra y la cosecha. En el
capítulo V, titulado “El maíz y el trigo”, se
describe cómo se realiza la cosecha, la trilla y
la distribución de los productos de la tierra en
la comunidad de Rumi. En la faena, el alcalde
compartía con los campesinos la alegría y el
júbilo que generaban los productos extraídos
de la tierra: “Cosechaban los adultos, los
jóvenes, los viejos. Rosendo, acaso más lento
que los demás, se confundía con todos y
parecía no ser el alcalde sino solamente un
anciano labriego contento” (1971, p. 148).
En ese universo de júbilo, el maíz y el
trigo eran “la vida de los comuneros […] la
historia de Rumi”; por su parte, Rosendo Maqui
sentía que “la tierra es la vida misma” (1971, p.
161). Tanto para el alcalde como para los
comuneros la tierra es el núcleo vital en el
mundo andino: “La vida comunitaria adquiere
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Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría
un evidente carácter de paz y uniformidad y
toma su verdadero sentido en el trabajo de la
tierra. La siembra, el cultivo y la cosecha son
el verdadero eje de su existencia (1971, p.
161). En esta identificación con el trabajo de
la tierra, se evidencia entre los comuneros la
importancia de los valores andinos como la
reciprocidad y el espíritu cooperativo. Así, la
actuación del alcalde de Rumi contribuía a
afirmar la ética del trabajo campesino, los
valores tradicionales y el vínculo de la
comunidad con la Pachamama.
Rosendo Maqui y la educación del indio
La búsqueda del bienestar común es uno de
los objetivos del alcalde de Rumi. El interés en
impulsar la construcción de la escuela para los
niños de la comunidad demuestra la preocu-
pación y la sensibilidad social del viejo líder. En
su pensamiento, el acceso a la educación y a la
cultura es un medio práctico que necesitan los
comuneros para poder estar preparados frente a
la adversidad. Así, la proyectada es-cuela revela
una conciencia crítica de parte de los comuneros
sobre la importancia que ad-quiere la educación
frente al abuso y el poder.
Para Rosendo Maqui, estaba claro que los
comuneros debían aprender los conocimien-tos
básicos a fin de que no fueran objeto de ningún
tipo de atropello ni de marginación. En esa
perspectiva, los niños de la comunidad y las
nuevas generaciones tendrían instrucción y
comprenderían mejor la naturaleza de las ac-
ciones humanas; en consecuencia, no existiría la
ignorancia; tampoco podrían ser fácilmente
objeto de engaño ni de sometimiento. Con la
construcción de la escuela en Rumi, ningún
comunero se quedaría sin estudiar.
En el capítulo I de la novela, se realiza un
serio cuestionamiento al carácter excluyente
de la ley en una sociedad profundamente
desigual. El narrador nos dice que el alcalde
de Rumi “despreciaba la ley”:
¿Cuál era la que favorecía al indio? La
de instrucción primaria obligatoria no se
cumplía. ¿Dónde estaba la escuela de la
comunidad de Rumi? ¿Dónde estaban las
de todas las haciendas vecinas? En el
pueblo había una por fórmula. ¡Vaya, no
quería pensar en eso porque le quema-ba
la sangre! Aunque , debía pensar y
hablaría de ello en la primera oportuni-
dad con objeto de continuar los trabajos
(1971, p. 15).
La ficción cuestiona la inoperancia, el desin-
terés y la desatención de la educación por par-
te del Estado en los pueblos del interior del
país. Pese a ello, la iniciativa de Rosendo Ma-
qui siempre se mantuvo en pie:
Maqui fue autorizado por la comunidad
para contratar un maestro y, después de
muchas búsquedas, consiguió que
aceptara serlo el hijo del escribano de la
capital de la provincia por el sueldo de
treinta soles mensuales. Él le dijo: “Hay
necesidad de libros, pizarras, lápices y
cuadernos”. En las tiendas puedo encon-
trar únicamente lápices muy caros
(1971, p. 15).
Para el alcalde, es importante implementar
la escuela en Rumi, conseguir un docente
que se encargara de educar a los niños, así
como obtener útiles escolares y recursos
didácticos que facilitaran el aprendizaje. Su
empeño revela la urgencia inaplazable de
incorporar la educación en la comunidad
para hacer frente a la adversidad y el poder;
así, la educación se convertiría en un
instrumento liberador y de cambio social.
Las autoridades encargadas de velar por la
educación en los pueblos de la sierra del Perú
denotan irresponsabilidad absoluta. En la
presentación del Inspector de Instrucción, se
puede analizar el funcionamiento de la buro-
cracia en el país y las nefastas consecuencias
de la administración educativa en los pueblos
de la sierra: lejos de agilizar la
implementación de la escuela en la
comunidad, el funcionario se opone a ella y
obstruye negligentemente su equipamiento:
Preguntando y topeteándose [Rosendo
Maqui] supo que el Inspector de
Instrucción debía darle todos los útiles. Lo
encontró en una tienda tomando copas:
“Vuelve tal día”, le dijo con desgano.
Volvió Maqui el día señalado y el
funcionario, después de oír su rara
petición, arqueando las cejas, le informó
que no tenía material por el momento:
habría que pedirlo a Lima, siendo probable
que llegara para el año próximo.
[…] Pasó el tiempo. El material ofrecido
no llegó el próximo año. El Inspector de
Instrucción afirmó, recién entonces, que
había que presentar una solicitud escrita,
consignando el número de niños escolares
y otras cosas. También dijo, con igual
retardo, que la comunidad debía construir
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Nécker Salazar Mejía
una casa especial. ¡No le vengan con re-
codos en el camino! El empecinado alcal-
de asintió en todo. Contó los niños, que
resultaron más de cien, y después acudió
donde un tinterillo para que le escribiera la
solicitud. La obtuvo mediante cinco soles
y por fin fue “elevada”. (1971, p. 16).
La cita ilustra serias deficiencias del Estado que
juegan en contra de las aspiraciones del líder de
Rumi: centralismo, burocracia, trámites
engorrosos, irresponsabilidad oficial, etc. La
carencia del material didáctico, la promesa de
que sea enviado al año siguiente y, en particu-
lar, la presentación de la solicitud a las autori-
dades respectivas demuestra una negligencia
lamentable de parte de los funcionarios del
Estado que perjudica a la comunidad.
Rosendo Maqui no desfallece en su
propósito de educar a los niños y, con su in-
sistencia, obtiene algunos resultados: “con-
siguió autorización para pagar los cincuenta
soles mensuales al maestro y convocó a
los comuneros “entre ellos al más diestro en
al-bañilería, para que levantaran la casa
especial(1971, p. 36). Para el alcalde, era
importante impulsar la educación:
Quizá habría escuela. Ojalá llegaran los
útiles y el profesor no se echara atrás de
nuevo. Convenía que los muchachos su-
pieran leer y escribir y también lo que le
habían dicho que eran las importantes
cuatro reglas. Rosendo qué iba a hacer
contaba por pares, con los dedos si era
poco y con piedras o granos de maíz si
era mucho y así todavía se le embrollaba
la cabeza en algunas ocasiones de resta y
repartición. Bueno era saber (1971, pp.
36-37).
Saber los conocimientos básicos en matemáti-
cas y tener las habilidades comunicativas fun-
damentales es una aspiración que, en pers-
pectiva, traería buenos resultados para la
comunidad. El alcalde estaba plenamente con-
vencido de que el acceso al conocimiento y a la
cultura no solo les permitiría a los comuneros
desarrollarse, sino, también, mayores posibili-
dades de una vida más decorosa.
La construcción de la escuela se convierte
en un símbolo de las aspiraciones de la comu-
nidad, pero, a la vez, su paralización eviden-
cia el poder de la burocracia en el Perú. En
efecto, la construcción de la escuela se lleva a
cabo con mucha expectativa, la comunidad
inicia los tratos con un profesor que se encar-
garía de enseñar a los niños y se recurre a las
autoridades locales para que apoyen la edifi-
cación de dicho centro escolar. Al igual que en
otras escenas de la novela, en este episodio, se
puede observar cómo los abusos afectan
irreparablemente a la comunidad: los trámites
burocráticos son tan lentos y representan in-
franqueables trabas que, finalmente, terminan
por postergar indefinidamente el esperado
funcionamiento de la escuela. Al igual que el
despojo de las tierras de Rumi o la injusti-cia
que sufre la comunidad o la pena de cár-cel que,
sin razón alguna, padece el alcalde Rosendo
Maqui, este hecho constituye otro atropello en
contra de los comuneros. Desa-fortunadamente,
la ansiada escuela no llega a materializarse
debido a la burocracia y el cen-tralismo,
defectos que denuncian a un Estado inoperante
y discriminador que niega la edu-cación y la
cultura a los más amplios sectores de la
población.
La negación de la educación a la población
campesina revela la precariedad moral de las
instituciones oficiales del país y la inexistencia
de programas que busquen mejorar las condi-
ciones de la población indígena. De esta mane-
ra, el Estado, lejos de fomentar una política de la
escuela pública que amplíe el servicio de la
educación, se convierte, por el contrario, en un
factor que mantiene a la masa campesina en la
ignorancia y la servidumbre.
Tragedia y heroicidad en el destino de Rosen-
do Maqui y de la comunidad de Rumi
Desde las primeras páginas de El mundo
es ancho y ajeno, el lector se encontrará con
un signo que anuncia hechos funestos para
la comunidad: se trata de la inesperada
presencia de una culebra que se cruza en el
camino de Rosendo Maqui. Sobre este
episodio, el narra-dor nos dice:
¡Desgracia!
Una culebra ágil y oscura cruzó el cami-
no dejando en el fino polvo removido por
los viandantes la canaleta leve de su
huella. Pasó muy rápidamente, como una
negra flecha disparada por la fatalidad,
sin dar tiempo para que el indio Rosen-
do Maqui empleara su machete (1971, p.
25).
El narrador comenta que las señales de
mal agüero deben ser eliminadas: “Era nece-
sario terminar con la alimaña y su siniestra
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Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría
agorería. Es la forma de conjurar el presunto
daño en los casos de la sierpe y el búho(1971,
p. 25). Rosendo Maqui, que no llegó a dar
muerte a la serpiente, entendió entonces que el
reptil anunciaba alguna “desgracia próxima” y
asumía el infortunio: “la fatalidad es incon-
trastable”. Este signo de carácter sombrío se
convierte en un anuncio de hechos trágicos que
acaecerán en la historia de la comuni-dad, por lo
que una estela oscura recorrerá las páginas de la
novela: la incertidumbre, el su-frimiento, el
dolor, la adversidad, la angustia y la muerte
marcarán el destino de Rumi y de sus
principales actores.
Entre los hechos signados por lo trágico, se
encuentran la muerte de Pascuala, la esposa
de Rosendo Maqui, narrada en el capítulo I; la
pérdida de las tierras de la comunidad ante el
poder del hacendado Álvaro Amenábar, que
se relata en los capítulos VII y VIII; la suerte
adversa de los comuneros que se trasladan a
otras regiones, como la selva, en busca de
trabajo y bienestar, en particular la muerte de
Augusto Maqui en momentos en que extrae el
caucho, hecho que se relata en el capítulo XV;
la prisión y posterior muerte del propio
alcalde Rosendo Maqui, núcleo temático que
se desarrolla en los capítulos XI y XVI; la de-
finitiva expropiación de las tierras, mediante
una resolución de la Corte Suprema de
Justicia que falla en contra de la comunidad,
lo que es referido en el capítulo XXIV; y la
masacre con que las fuerzas del orden acaban
con el levan-tamiento encabezado por Benito
Castro, el úl-timo alcalde de Rumi, episodio
narrado en el capítulo final de la novela.
Al igual que los demás comuneros, Rosen-do
Maqui padece en carne propia el abuso del
poder y la injusticia. Una escena del capítu-lo
XI, titulado “Rosendo Maqui en la cárcel”,
ilustra el comportamiento abusivo del hacen-
dado Amenábar; en dicho episodio, el líder
comunero reclama la pertenencia de un toro que
tenía la marca de la comunidad y que era
necesario para el trabajo de la tierra. En su
respuesta, el hacendado demuestra su prepo-
tencia y arguye que el toro es de su propiedad;
ante la insistencia del alcalde, “lo ataca a fus-
tazos y trompadas”, además de insultarlo. En la
descripción de la escena, el narrador nos dice
que “Rosendo se va chorreando sangre de la
nariz, de la boca, del viejo rostro noble, en el
cual el pueblo vio siempre retratados los sen-
timientos de equidad y de paz” (1971, p. 306).
Pensando inclusive en dar muerte al alcal-de,
el hacendado considera que la cárcel es,
igualmente, una medida efectiva contra los
indios: “La cárcel es también una manera de
eliminar a la gente(1971, p. 307). Es así como
mediante un oficio el hacendado solicita a la
subprefectura que se lleven preso a Rosendo
Maqui bajo el cargo de “ladrón de ganado”. En
la prisión, el alcalde reflexiona sobre la natu-
raleza del derecho y expresa su poca confianza
en él; como lo hemos podido saber anterior-
mente, para el anciano comunero el derecho se
ha creado únicamente para perjudicar los
intereses de la comunidad: “¿Qué significaba la
justicia? ¿Qué significaba la ley? Siempre las
despreció por conocerlas a través de abusos y de
impuestos: despojos, multas, recauda-ciones
(1971, p. 310).
La injusta experiencia de ser llevado a
la cárcel sin motivo alguno acrecienta el
padecimiento del alcalde de Rumi:
Ahora sentía en carne propia que tam-
bién atacaba a la más lograda expresión
de la existencia, al cuerpo del hombre.
El cuerpo del hombre representaba para
Rosendo, aunque no lo supiera expresar,
toda la armonía de la vida y era el pro-
ducto de la tierra, del fruto, del trabajo
del animal, de los mejores dones del en-
tendimiento y de la energía. ¿Por qué lo
oprimían? Las manos del hombre ensu-
ciaban la tierra al convertirla en muro de
prisión” (1971, p. 310).
En el capítulo XVI, titulado “Muerte de
Rosendo Maqui”, se relatan las circunstancias
en que se produce el deceso del protagonista. El
temible bandolero Fiero Vásquez, quien
comparte la misma celda con él, le propone en
un determinado momento escaparse de la
prisión; para tal fin, el bandolero diseña un
estratégico plan de fuga, que se concreta de una
manera violenta en medio de disparos, sangre y
muerte. Entonces el viejo líder comunero
experimenta un último sufrimiento cuando los
gendarmes le propinan golpes con sus armas y
lo derriban al suelo. En su agonía, Rosendo
Maqui recuerda a Benito Castro, entiende en
pleno trance que el dolor se mezcla con la
humillación; en un rápido discurrir de imágenes
que recapitulan la historia de Rumi, se
rememoran diversos momentos de la otrora vida
comunal, se evoca la figura de Pascuala, se
traza un recuerdo de los bellos tiempos en que
la siembra y la cosecha eran sinónimo de vida y
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Nécker Salazar Mejía
alegría, se hace una añoranza de las palabras del
viejo Chauqui sobre el origen de la comunidad y
de aquella leyenda según la cual los comuneros
eran descendientes de los cóndores, así como se
escucha en la memoria la flauta que tocaba el
músico Demetrio Sumallacta. Es una visión de
los mejores tiempos de Rumi donde reinaban la
alegría y la felicidad y que empiezan a apagarse
con la muerte de su líder, quien había luchado
ejemplarmente buscando el bien de los
comuneros.
La muerte de Rosendo Maqui es el
corolario de una serie de injusticias, atropellos
y vejámenes sufridos por los comuneros y por
su principal líder. Es un hecho que produce
honda pena entre los comuneros y señala el
inminente fin de la comunidad. En el curso de
la novela, después de la muerte del venerable
patriarca, Clemente Yacu asume la
conducción de la comunidad y, después de él,
Benito Castro, quien ha regresado a la
comunidad luego de una larga ausencia, será
el último alcalde. Este, valiente comunero,
hace frente a los abusos del poder, exhorta a
los miembros de la comunidad a defender sus
tierras y, en un último sacrificio, se enfrenta a
las fuerzas del orden desafiando las balas que
acaban con la insurrección de los campesinos.
El fin trágico de Rosendo Maqui no en-
sombrece de ningún modo su ejemplaridad ni
aminora el sentido aleccionador de los valores
del mundo andino que se representan en él. La
derrota de la comunidad de Rumi tampoco
mella el heroísmo ni el arrojo de sus deres,
quienes, más bien, dejan en pie un mensaje de
lucha que busca esperanzadamente la re-
dención de la masa indígena. De esta mane-ra,
la fe inquebrantable de los comuneros, el
ejemplo de lucha de su alcalde y el sacrificio
de sus líderes constituyen dignas muestras de
la resistencia andina que no solo reafirman la
fuerza de los pueblos del interior del Perú,
sino que también proyectan sobre el gran mu-
ral de la historia nacional la grandeza épica de
la colectividad india.
Conclusiones
articulados con un grado de verismo; deben ser
personajes convincentes en relación con los
valores que encarnan y con lo que representan
en la diégesis. En esa línea, se puede enfatizar el
talento narrativo de Alegría para construir
personajes perdurables cuyo significado y
simbolismo trascienden la ficción. Las
reflexiones del autor se hallan en franco diálogo
con los estudios sobre el héroe novelesco
desarrollados en la teoría de la novela.
Entre los personajes que aparecen en El
mundo es ancho y ajeno, Rosendo Maqui es
uno de los más representativos; en el valiente
alcalde de Rumi, se conjugan la imagen de un
hombre de bien y la figura del luchador por la
justicia. El viejo líder es uno de los personajes
mejor logrados de la narrativa alegriana y de
la literatura peruana. El significado que
adquiere es aleccionador y ejemplar; su
integridad, probidad y principios lo convierten
en un símbolo de la literatura indigenista y del
mundo andino. En él, se representan la lucha
por la justicia, la equidad, el bien común y la
solidaridad, valores que distinguen a una
sociedad verdaderamente humana.
Al margen de los años trascurridos desde la
publicación de la célebre novela de Alegría, el
mensaje aleccionador que representa Rosendo
Maqui se ha mantenido vigente entre los lectores.
Su ejemplaridad interpela a una sociedad en la que
todavía es difícil construir valores, en cuyo seno
hacen falta mayor igualdad, cooperación,
reciprocidad y entrega. Personaje salido de la
ficción para cobrar vida a través de la lectura,
Rosendo Maqui se erige como una voz que nos
habla en presente sobre la postergada tarea de
edificar un nuevo tiempo y de forjar una nación
justa basada en valores permanentes y de
verdadero sentido humano. He allí la universalidad
y trascendencia de uno de los mayores personajes
de la literatura peruana.
En la poética de Alegría, la reflexión sobre el
personaje literario reviste una especial atención.
Para el novelista, el diseño y la construcción
de los personajes dependen de los caracteres
y de principios de verosimilitud y coherencia,
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Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría
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