Rosendo maqui: ejemplaridad y universalidad de un personaje de Ciro Alegría 
 En  estas  palabras,  las  características  del 
viejo  comunero  se  funden  con  el  terruño, 
donde prima el humus vital asociado a una 
dimen-sión  telúrica.  La  valoración  moral 
como  “vene-rable  patriarca”  y  el  ser 
“avisado y tranquilo, justiciero y prudente” 
completan el retrato del alcalde de Rumi. 
 Nuestro personaje es muy apreciado por la 
comunidad, su figura patriarcal inspira un sin-
gular respeto entre los comuneros, es modelo 
de prudencia para todos ellos y tiene un nota-
ble  sentido  de  la  justicia  y  del  bien  común. 
Sus palabras poseen la huella de la sabiduría, 
de la generosidad y de la mesura. Debido a la 
con-fianza que inspira en la comunidad, ejerce 
por  varios periodos  el cargo  de alcalde; con 
razón, los comuneros decían: “El que ha dao 
güena  razón  hoy,  debe  dar  güena  mañana” 
(1971, p. 29), expresión que proverbialmente 
reconocía la probidad de Rosendo Maqui. 
 El  alcalde  se  conduce  con  ejemplaridad, 
templanza  y  moderación.  Es  un  modelo  de 
virtudes  que  produce  en  cada  acto  y  gesto  un 
sentimiento de reconocimiento por parte de los 
comuneros.  Cuando  predica,  una  estela  de 
limpieza llena su discurso y la comunidad entera 
lo escucha; sus expresiones trasuntan equilibrio 
y  tranquilidad,  así  como  demues-tran  una 
explicación  meditada  y  razonada  de  las  cosas. 
La integridad moral y  la sensibilidad social de 
Rosendo Maqui también se pueden apreciar en 
su  visión  prospectiva  respecto  de  las  medidas 
que deben ponerse en práctica para alcanzar el 
bienestar  de  la  comunidad.  En  ese  sentido,  es 
consciente de la importancia de la mejora de las 
condiciones en que se encuen-tra Rumi y, en esa 
dimensión, ve en la escue-la un factor de primer 
orden  para  alcanzar  el  progreso  de  los 
comuneros. 
 El capítulo I tiene por función presentar la 
historia de la comunidad a través del derrotero 
de sus principales personajes. Conocemos, de 
este modo, la  ubicación de la comunidad  de 
Rumi en medio de los cerros locales; en este 
capítulo, el narrador nos informa acerca de la 
historia  personal  de  Rosendo  Maqui,  desde 
que  fue  elegido  regidor  hasta  que  asume  el 
cargo de alcalde, en el que se mantiene desde 
hace muchos años; también nos refiere cómo 
se conformaba su familia y de qué manera el 
líder  resolvía  las  controversias  que  surgían 
entre  los  comuneros;  asimismo,  mediante  la 
voz del  narrador,  sabemos  de  la  vida de  los 
protagonistas  de  Rumi,  entre  ellos,  el  viejo 
Chauqui, Benito Castro, el indio Pillco y la 
 
curandera  Nasha  Suro.  El  amplio  capítulo 
nos  informa  sobre  diversos  episodios 
relacionados  con  la  historia  de  la 
comunidad,  acontecimientos  referidos  a  la 
guerra  con  Chile,  el  impacto  de  las 
enfermedades  entre  los  comuneros  y  la 
ambición del hacendado Álvaro Amenábar 
de apropiarse las tierras de Rumi. 
 Probidad  y  dignidad  señalan  el  derrotero 
personal  de  Rosendo  Maqui,  lo  que  es  muy 
valorado  por  la  comunidad.  La  confianza,  el 
aprecio  y  el  respeto  que  consiguió  entre  los 
comuneros  dieron  lugar  a  un  sentimiento  de 
admiración.  Sus  actos  de  justicia,  su  sentido 
común,  su  actitud,  tino,  buen  criterio  e 
inteligencia  para  resolver  los  casos  que  se 
presentaban en la vida cotidiana de Rumi, o los 
que  surgían  eventualmente  en  comarcas 
cercanas, aumentaron su fama de hombre sabio. 
 Como  comunero,  Rosendo  Maqui  tenía  un 
sentido  práctico  para  encarar  las  diversas 
situaciones de la vida de  la comunidad. Antes 
de ser regidor, dada su amplia experiencia y su 
conocimiento de la tierra y la cosecha, supo que 
parte de la siembra de trigo podía perderse, ya 
que podría crecer más y se tendería, con lo que 
no  podría  ser  aprovechado.  El  alcalde  y  los 
regidores sonrieron, pero el entonces comunero 
insistió, tal como nos relata el narrador: “Tuvo 
que rogar mucho. Al fin el consejo de dirigentes 
aceptó la propuesta y fue segada la mitad de la 
gran  chacra  de  trigo  que  había  sembrado  el 
esfuerzo  de  los  comuneros”  (1971,  p.  29).  De 
esta  manera,  el  comunero  logró  salvar  la 
siembra  del  trigo  que  estaba  a  punto  de 
perderse;  por  ello,  el  consenso  de  las 
autoridades fue hacerlo regidor. 
 Tanto en su cargo de regidor como en su 
condición  de  alcalde,  nuestro  personaje  se 
revela como un hombre justo e imparcial. Su 
sentido  de  justicia  era  bastante  reconocido 
entre  los  comuneros.  Siempre  actuaba  con 
imparcialidad  y  equidad  para  resolver  los 
casos que se presentaban en la comunidad, lo 
que  acrecentó  su  estimación  como  hombre 
sabio  y  prudente.  Cuando  era  regidor,  una 
anécdota  ilustra  el  sentido  práctico  y  la 
inteligencia  que  lo  caracterizaban.  Sucedió 
que  los  comuneros  reclamaban  al  entonces 
alcalde  Ananías  Challaya  por  qué  el  indio 
Abdón había comprado una escopeta y cazaba 
venados  de  los  campos  para  su  propio 
beneficio. Argüían  que Abdón  debía repartir 
entre los comuneros el producto de la caza, ya 
que los venados se alimentaban 
 | Cátedra Villarreal | V. 6 | No. 2 | julio-diciembre | 2018 |  227