En el Perú, el derrame de hidrocarburos y
las actividades propias de la industria ha ge-
nerado impactos ambientales negativos en el
suelo o cuerpos de agua, sobre todo en la sel-
va peruana ocasionando efectos nocivos en
los ecosistemas. Desde el 2000 hasta el 2016,
el Perú ha sufrido 60 derrames de petróleo
crudo en el Oleoducto Norperuano (Honty,
2016) generando impactos negativos en el
suelo con daños irreversibles o con dificultad
para ser rehabilitados. Por otra parte, se sabe
que la contaminación con hidrocarburos en
diferentes ecosistemas se ha incrementado en
los últimos años debido al aumento en la
actividad de exploración y producción de la
Industria Petrolera. En ese sentido, existe un
interés por determinar las mejores técnicas
disponibles para realizar el tratamiento de los
suelos contaminados con hidrocarburos.
En la actualidad, existen numerosas y di-
ferentes tecnologías de remediación de suelos
contaminados (Volke, T & Velasco, A, 2002)
y se pueden agrupar en 3 tipos: a) biológicos
(biorremediación, bioestimulación, fitorreme-
diación, biolabranza, etc.); b) fisicoquímicos
(electrorremediación, lavado, solidificación/
estabilización, etc.); y c) térmicos (incinera-
ción, vitrificación, desorción térmica, etc.). En
la mayoría de los casos, la biorremediación es
la mejor alternativa para el tratamiento de este
contaminación (Arroyo, 2001), es decir usan
diferentes organismos (plantas, levadu-ras,
hongos, bacterias, etc.) para neutralizar
sustancias toxicas, convirtiéndolas en inocuas
para el medio ambiente y la salud humana
(Guzmán, 2007), también pueden emplear or-
ganismos autóctonos del sitio contaminado o
de otros sitios (exógenos), puede realizarse in
situ o ex situ, en condiciones aerobias (en pre-
sencia de oxígeno) o anaerobias (sin oxígeno).
Aunque no todos los compuestos orgánicos
son susceptibles a la biodegradación, los pro-
cesos de biorremediación se han usado para
tratar suelos, lodos y sedimentos contamina-
dos con hidrocarburos del petróleo, solventes,
explosivos, clorofenoles, pesticidas, conserva-
dores de madera e hidrocarburos aromáticos
policíclicos, en procesos aeróbicos y anaeróbi-
cos (Martínez, A., Pérez, E., Pinto, J.,
Gurrola, B. & Rodríguez, A. 2010).
Al respecto existen varias alternativas de
biorremediación, dentro de ellas tenemos a los
microorganismos eficaces(EM), que vienen a
ser un inoculante microbiano, que reestablece
el equilibrio microbiológico del suelo, mejo-
rando sus condiciones fisicoquímicas (Apro-
lab, 2007). Fueron desarrolladas en la Univer-
sidad de Ryukyus, Okinawa, Japón, por el Dr.
Teruo Higa en los años ochenta; básicamente
constituyen una mezcla de microorganismos
benéficos; es decir, que no dañan al hombre ni
el ambiente que lo rodea (Kyan, Shintani,
Kanda, Sakurai, Ohashi, Fujisawa, & Pongdit,
1999). El Dr. Higa encontró que se creaba un
efecto potenciador al mezclar microorganis-
mos con diversas características metabólicas
(Cardona & García 2008).
Los principales microorganismos que los
componen son las bacterias Rhodopseudomo-
nas spp, que mediante la fotosíntesis sintetizan
sustancias útiles de secreciones de raíces, ma-
teria orgánica y gases dañinos (Hughes, 2007);
las bacterias acido-lácticas (Lactobacillus spp),
que fermentan los hidrocarburos produciendo
una amplia variedad de sustancias con acción
antimicrobiana (Muñoz, 2010); y las levaduras
(Saccharomyces spp), facilitan la degradación
de hidrocarburos por parte de otros grupos
microbianos, jugando así un rol importante en
estos procesos. Estos también pueden ser
utilizados como inoculantes para incremen-tar
la capacidad microbial de suelos y plantas
mediante el uso de Bokashi (biofertilizante
sólido), EM-Compost, pulverizando EM di-
rectamente al suelo o aplicándolo en el agua de
riego (OISCA-International, 2009); con la
finalidad de degradar hidrocarburos en cade-nas
carbonosas más simples y la consecuente
volatilización de estos, reduciendo los impac-
tos negativos mencionados anteriormente.
Dichos microorganismos transforman y
metabolizan aeróbicamente los hidrocarburos y
otros compuestos orgánicos como el dióxido de
carbono, agua y fuentes de alimento para
190 | Cátedra Villarreal | V. 6 | No. 2 | julio - diciembre | 2018 |