Jesús Miguel Delgado Del Aguila
Los críticos literarios Julio Roldán, Daniel
Castillo Durante, José Miguel Oviedo y Roland
Forgues muestran algunas ideas que sirven para
desarrollar esta sección; por ejemplo, argumen-
tan que Vargas Llosa criticaría las prácticas po-
líticas de su sociedad, por el hecho de que se
percibe la violencia de manera cercana, la cual
se encarga de esclavizar al hombre. Mas, no solo
ocurre este modo de apreciación, también nos
manifiesta la otra vertiente: la del libertinaje;
según Forgues (2001, p. 202), como oposición a
las creencias religiosas. Un libertino se forma
por el abuso de la libertad, es por ello que es pe-
culiar en él que recurra a burdeles, discotecas,
bares, entre otros. Finalmente, Forgues (2006, p.
55) sostiene que la violencia para los protago-
nistas sería parte de la superación de sí mismos,
puesto que, en la adolescencia, hay una preo-
cupación por la edad madura, los temas viriles,
la impotencia, la castración, la sexualidad, la
homosexualidad, la camaradería, la fidelidad al
grupo y la violencia en todos sus niveles. Sobre
estos argumentos, fundamentaré la concepción
del protagonista o el héroe de la novela en La
ciudad y los perros, para que después se con-
fronte con el tópico de la violencia y se observen
específicamente las modificaciones internas por
las que atraviesan los personajes.
Bujvald (1958, p. 53) plantea que el prota-
gonista es el portador (o los portadores) de la
acción central, quien recurre muchas veces a
personajes secundarios para que lo auxilien a
realizar ese acto fundamental. El héroe estaría
compuesto de elementos estéticos y caracteres
independientes; en consecuencia, le permite
desarrollar una cosmovisión totalmente parti-
cular, como también, de sí mismo. A este modo
de aprehensión, Bajtín (2003, p. 78) lo llama au-
toconciencia –esta puede llegar a ser dominante
en la determinación de cualquier hombre–. Re-
cién con este elemento, se nota una transferen-
cia por parte del autor, dirigida al héroe –una
imagen estable y definida de él o el objeto de la
reflexión del mismo, su autoconciencia (Bajtín,
2003, p. 74): todas sus cualidades estables y ob-
jetivas, su tipicidad sociológica y caracteroló-
gica, sus hábitos, su mundo interior y hasta su
misma apariencia–; por lo tanto, el héroe sería
la identificación del autor: se encontraría limi-
tado en su representación, a través de la fonolo-
gía (su forma de hablar y su cosmovisión).
Bajtín (2003, p. 13) sostiene que con los hé-
roes se polemiza, se aprende y se intenta mani-
festar sus puntos de vista hasta formar un siste-
ma acabado. Es fácil hallar los recursos por los
cuales se rige un héroe utópico, quien piensa
constantemente en ganar, asegurarse, compe-tir,
expresar sus sentimientos, ser aprobado por la
sociedad y poseer una buena autoestima. El
problema surge al mostrarse las vías para desa-
rrollar esas inquietudes morales. Por ejemplo, la
adolescencia es la edad de la autoafirmación de
la personalidad, proceso que se manifiesta
principalmente en actitudes. En el caso de La
ciudad y los perros, se nota que los alumnos del
Colegio Militar actúan con violencia, por-que
consideran que es un rasgo de hombría; muchas
veces, arriesgan su salud y su vida por
demostrar su virilidad. Sería esto, entonces, un
rasgo antagónico, ya que el héroe no necesita
emplear el mal, puesto que tiene el apoyo de la
sociedad, y esta lo acompaña; mientras que, si
fuera un antihéroe, se encontraría solo frente al
mundo. ¿Pero no son acaso las normas rígidas y
la violencia las imprescindibles para que uno se
haga hombre? Ricardo Ruiz Carbonell (2002, p.
164) argumentaba que muchas veces el mal-
trato físico se realiza como erróneo método co-
rrectivo de la conducta. No sería la agresión la
que restaura, sino la que arruinaría y la que hay
que condenar –Gandhi afirmaba que para él no
existía ni una sola causa que justificara la vio-
lencia, a pesar de que se logren grandes victo-
rias–. Otto Klineberg (Domenach, et al., 1981,
p. 128) también fundamenta que las distintas
investigaciones no apoyan la idea de que la vio-
lencia pueda solucionar cualquier conflicto, in-
cluso si se quiere combatir a esta misma.
Algunos factores de riesgo vistos en
sujetos que adoptan una posición de maltrato,
obser-vados en los principales personajes de
esta no-vela, son los siguientes:
Primero, se retoma la concepción de que el
aprendizaje y la creencia en que el castigo y la
164 | Cátedra Villarreal | V. 6 | No. 2 | julio - diciembre | 2018 |