Rodrigo Gerardo Cisneros Cisneros
considera que el análisis textual incumbe lo
lingüístico; es decir, el análisis de las es-
tructuras del discurso como, por ejemplo, la
gramática, el vocabulario, la cohesión, la in-
tertextualidad, etc. En ese sentido, como parte
de la explicación de estas unidades de análisis,
Fairclough (1992), menciona que la gramática
tiene una unidad central, es la oración o cláu-
sula. El conjunto de oraciones es significativo
en tanto que las “personas realizan eleccio-nes
sobre el diseño y la estructura de las cláusulas y
estas elecciones determinan cómo significan y
construyen identidades y rela-ciones sociales,
conocimientos y creencias” (Fairclough, 1992,
p. 58). En el caso del vo-cabulario, el autor
menciona que no solo nos tenemos que remitir a
aquellos espacios legi-timados y/o
documentados como es el caso de un
diccionario (Fairclough, 1992). Pues “existe una
gran cantidad de vocabularios que corresponden
a diferentes dominios, prácti-cas, instituciones,
valores y perspectivas. (…) También puede
analizarse cómo los dominios de las
experiencias pueden ser re- nombrados como
parte de las luchas sociales y políticas”
(Fairclough, 1992, p. 58). La particularidad del
vocabulario es entender el significado que se
encuentra en un campo implícito. Por otro lado,
el análisis de la cohesión se refiere a “cómo las
cláusulas están ligadas entre sí den-tro de las
oraciones y cómo las oraciones están
sucesivamente ligadas para formar unidades
mayores (textos)”. (Fairclough, 1992, p. 59)
El nivel de la práctica discursiva hace alu-
sión a las maneras del lenguaje que constitu-yen
convenciones naturalizadas creando así géneros
discursivos que son maneras ritua-lizadas de
hablar o escribir así, por ejemplo, una noticia
periodística, un spot publicitario, un artículo
académico, etc. (Zavala, 2012). Todos estos
documentos se hacen de manera tradicional o
socialmente aceptadas en el mar-co de sus
correspondientes instituciones. No obstante, en
el nivel de la práctica discursiva no se observan
solamente el proceso de pro-ducción de los
textos, sino, también, el con-sumo y la
distribución. En ese sentido, en este segundo
nivel, se toman en cuenta las siguien-
tes preguntas: ¿Quién ha producido el texto?;
¿cómo lo han hecho?; ¿a quién está dirigido?;
¿cuál es la relación entre elproductor y el re-
ceptor? (Zavala, 2012), Así, Zavala considera
que “los textos nunca pueden ser analizados
aisladamente, sino que deben ser atendidos
con relación a redes de otros textos y al con-
texto comunicativo imperante” (2012, p.174).
De la misma manera, Fairclough (1992), con-
sidera que los textos influyen en los sujetos
en tanto que son capaces de darles un sentido
y asuman un nuevo posicionamiento; por ello,
el texto tiene una carga ideológica. Ahora,
como último nivel de análisis, la intertextua-
lidad, siendo uno de los más importantes, se
refiere a la particularidad que tienen los textos
para basarse de otros textos con la finalidad
de asimilarse, contradecirse o repartirse
(Fairclough, 1992). De esta manera, se puede
decir que los textos tienden a cambiar senti-
dos ya enraizados en lo cotidiano.
Por último, el nivel de la práctica social se
define como todas aquellas acciones rutina-rias
donde las personas desarrollan propósitos
compartidos; por ejemplo, la escuela (Zavala,
2012). Asimismo, Fairclough (1992) mencio-na
que en esta sección de su modelo tridimen-
sional hace una relación entre el discurso y la
ideología y poder vista como hegemonía. Por un
lado, es necesario comprender qué es lo que
Fairclough entiende por ideologías. Pues, para
el autor, ideología lo entiende como todo
aquello que da significaciones o configura-
ciones de la realidad que se construyen en
diversas dimensiones de las formas/significa-
dos de las prácticas discursivas llegando así a
una relación de dominantes y dominados
(Fairclough, 1992). Por consiguiente, las prác-
ticas discursivas influyen significativamente en
tanto que logren naturalizar un senti-do común
(Fairclough, 1992); no obstante, es importante
mencionar que dicha afirmación coincide con el
discurso de Bourdieu y Pas-seron (1979), en
tanto que consideran que se necesita del
lenguaje para que la violencia simbólica actúe
sobre los otros como método de dominación.
Por su parte, para entender hegemonía, el autor
propone tener nociones
118 | Cátedra Villarreal | V. 6 | No. 2 | julio - diciembre | 2018 |