Arqueología del Valle del Chillón:
patrones de asentamiento tardío
Archeology of the Chillon Valley : late settlement patterns
Recibido: enero 10 de 2014 | Revisado: marzo 20 de 2014 | Aceptado: abril 25 de 2014
Carlos Farfán Lobatón* Cesar
Bautista Alderete Antonio
Raymondi Cárdenas
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional Federico Villarreal
Ab s t r act
The archeology of the basin of the Chillon leads us to a more
holistic view that allows us to understand the social and cultu-
ral dynamics of the past without forgetting the present based on
material culture. With that premise, this research addressed the
problem of pre-hispanic settlements in the basin of the Chillon
valley. In order to do this, we used the approach of archeology
of the territory or landscape archeology, where society is dialec-
tically involver through interaction with and transformation of
the territory. The settlements were not established by sheer luck
or at random, these foundations respond to various factors re-
lated to territory and mankind. The problem is to connect these
factors to a certain cultural sphere always linked to the territory.
Thus, we have focused the research on two very different scena-
rios, such as the middle and high valley. The settlements behave
very differently with several indicators or controlling aspects of
the behavior of the people that are embodied within the archi-
tecture of said settlement.
Key words: pattern of settlement, water, landscape,
archi-tecture, symbolism
Re s u m e n
La arqueología de la cuenca del Chillón nos lleva a una visión
quizá más holística que nos permite entender la dinámica so-
ciocultural del pasado sin obviar el presente basado en la cul-
tura material. Bajo esta premisa esta investigación abordó el
problema de los asentamientos prehispánicos en la cuenca del
Chillón. Para ello recurrimos al enfoque de una arqueología del
territorio o arqueología del paisaje donde la sociedad está in-
volucrada dialécticamente a través de la interacción y transfor-
mación de ese territorio. Los asentamientos no se fundan por
casualidad o por el azar. Obedecen a varios factores que están
relacionados al territorio y al hombre. El problema es identifi-
car estos factores para una determinada esfera cultural siempre
ligada al territorio. Así, hemos enfocado la investigación vista
en dos escenarios disímiles tales como valle medio y alto. Natu-
ralmente, los asentamientos se comportan de distinta manera y
se encontraron varios indicadores o reguladores del comporta-
miento de los pueblos que están plasmados en la arquitectura y
en el patrón de asentamiento.
Palabras claves: Patrón de asentamiento, paisaje,
arquitec-tura, agua, simbolismo
* carlosf21@hotmail.com
| Cátedra Villarreal | Lima, perú | V. 2 | N. 1 | 73-86 | enero -junio | 2014 | issn 2310-4767 73
Carlos Farfán Lobatón
Introducción
Para entender el patrón de asentamiento en
la cuenca del Chillón visualizamos, en pri-mer
lugar, el territorio desde una perspectiva del
paisaje como escenario social y como es-
cenario simbólico dentro de los cuales, el pai-
saje físico está imbricado de manera racional
en la esfera súper estructural de la sociedad.
En ese sentido, no es lo mismo definir el pa-
trón de asentamiento del valle bajo, del valle
medio o del valle alto, puesto que configuran
escenarios geopolíticos y geografías diferen-
tes. Por tanto, los grupos humanos al fundar
sus pueblos adecuan sus esquemas de orga-
nización del espacio, que no es otra cosa que
la materialización de su conducta social. Por
ello, el valle del Chillón fue un soporte donde
los asentamientos se fundaron acordes con el
territorio, organización social, cosmovisión,
sistema político-económico y estructura so-
cial materializada en su arquitectura.
Para los fines de esta investigación, los -
mites y alcances se centran en los periodos
Intermedio Tardío (siglos XI al XV d.C.) y
Pe-riodo Tardío o Inca (siglos XV y XVI). En
ese sentido, nuestros estudios en el valle del
Chi-llón, nos han permitido comprender la
diná-mica social en el periodo Intermedio
Tardío y en el Periodo Inca.
Estos estudios comprenden reconoci-mientos
de superficie realizados durante los periodos
2007 al 2012 (Farfán, 2007, 2009) y se basan en
registros de planimetría y descrip-ciones
superficiales. Como complemento a estas
investigaciones se documentó con datos
etnohistóricos de Rostworowski (1977, 1978),
Murra (1975), Dillehay (1976, 1987), Duviols,
1973, 1979, 1986) y Arriaga, (1920) quienes
sustentaban que el valle medio adquirió un
enorme poder como territorio por encon-trarse
en un piso ecológico excepcional para el cultivo
de coca, ají, maíz morado, que eran productos
muy apreciados por todas las socie-dades y en
consecuencia, estas tierras siempre estuvieron
en constante disputa. Dentro de
esta perspectiva, los resultados de este estudio
se centran en dar cuenta de los factores e in-
dicadores que definieron el patrón de asenta-
miento y los modelos económicos que condu-
jeron al desarrollo de las sociedades tanto de
la parte alta y media del valle del Chillón.
Esta investigación trata sobre los patrones
de asentamiento que implica una visión del
territorio como escenario de las formaciones
sociales materializadas en pequeños asen-
tamientos desarrollados a lo largo de ambas
márgenes del valle del Chillón, de modo que
la elección de los espacios para los asenta-
mientos implicaba un manejo territorial, ma-
nejo de los recursos y su producción que por
lo general generaban tensiones sociales por la
territorialidad. Entonces, ¿cómo explicar la
apropiación del territorio y sus recursos en el
valle medio, por estos grupos humanos,
tomando en cuenta su reducido espacio útil?,
¿Cuáles han sido los factores para ocupar por
ejemplo, los conos de deyección sumamen-te
escarpados?, ¿Cuáles han sido los factores
económicos y reguladores sociales que permi-
tieron la atomización de los poblados en
varias unidades sociales expresados en
pequeños po-blados?
Existe una serie de aspectos no investiga-
dos aún tanto en el valle medio como en el
valle alto. Nuestro propósito es aproximarnos
a explicar estas cuestiones a partir de la arqui-
tectura y los componentes del asentamiento y
las relaciones proxémicas de los asentamien-
tos dentro del enfoque de la arqueología del
paisaje y la arqueología de la arquitectura
(Ar-delan, 2004; Criado, 1991).
En consecuencia, esta investigación busca
caracterizar a los asentamientos en relación a
las causas y factores que intervinieron en sus
emplazamientos que definen los patrones de
asentamiento y sistemas constructivos en los
períodos tardíos de la época prehispánica e
identificar las áreas de alta concentración po-
blacional en relación a la producción. Con el
fin de puntualizar los resultados finales de la
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Arqueología del Valle del Chillón: patrones de asentamiento tardío
investigación debemos tomar en cuenta lo
si-guiente:
1. La identificación de los patrones de
asentamientos prehispánicos de la
cuenca media y alta y diferenciar
los factores causales de estos
patrones en el periodo Intermedio
Tardío y Hori-zonte Tardío.
2. La identificación también de los indi-
cadores arqueológicos para definir
los patrones de asentamiento.
3. Complementariamente, realizamos
estudios etnográficos en las
comuni-dades campesinas para
recuperar los datos basados en la
tradición oral y costumbres.
Bajo estos parámetros se desarrollaron los
es-tudios en la cuenca del Chillón.
Figura 1. Mapa de los sitios arqueológicos de la cuenca alta del río Chillón
Método
En esta investigación se han utilizado
los siguientes materiales de investigación
que conforman el equipo de medición:
Carta Na-cional a escala 1/100000 y
mapas políticos y geográficos.
El instrumento más utilizado fue el Global
Positioning System (GPS) Modelo Garmin
Etrex 30, como base para georreferenciar los
límites de los asentamientos y a la vez
realizar los levantamientos de las estructuras
arquitec-tónicas de cada sitio. Toda esta
información se trasladó a la base de datos de
una PC equipada con programas de diseño
gráfico (ACAD, AR-GIS, COREL, etc.)
Metodológicamente, el trabajo se sustentó
en la prospección arqueológica basada en la
recolecta de información de campo en forma
sistemática y planificada, en ambas márgenes
del valle medio y alto del Chillón. Este méto-
do prospectivo implica un diagnóstico y eva-
luación de los asentamientos humanos prehis-
pánicos para obtener información gráfica de
levantamientos de planos, registro fotográfico,
fichas técnicas de identificación y registro ar-
quitectónico y una descripción adecuada.
Los indicadores del diagnóstico estuvie-ron
basados en cuatro elementos: paisaje o
territorio, asociación, componente arquitec-
tónico y componente cultural. El paisaje o
territorio implica que la dinámica social se
moviliza en un escenario que depende de la
elección del hábitat. La asociación es el ele-
mento más determinante, debido a que nos
permite correlacionar los distintos materiales
hallados en superficie, tales como la cerámi-
ca, enterramientos humanos con presencia de
osamentas y otros elementos; el componente
arquitectónico son los sistemas constructivos
de las formas y volúmenes y el componente
cultural es la filiación cultural al que pertenece
los asentamientos. Este último solo es factible
deducir a partir del análisis de las asociaciones
y los sistemas constructivos.
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Carlos Farfán Lobatón
El registro de campo de los asentamientos
fue de carácter sistemático lo que nos per-mitió
identificar los patrones constructivos y
variabilidad en los componentes estructura-les.
De este modo, se han establecido las re-laciones
entre asentamientos. Para un mejor registro se
emplearon fichas arquitectónicas analíticas que
permiten ordenar la informa-ción y generar otra
ficha de inventario de cada agrupamiento con
informaciones basadas en los elementos visibles
en superficie. Esta infor-mación debe estar
referida a recolectar todo los datos referidos a
los asentamientos en re-lación a su patrón de
asentamiento, sistemas constructivos,
distribución del espacio y di-námica entre los
asentamientos vecinos.
Para desarrollar la investigación he-
mos recurrido a todas las publicaciones re-
lacionadas con los sistemas de asentamiento
prehispánico en el mundo andino, desde una
visión teórica hasta una visión práctica y apli-
cativa. Estas fuentes, generalmente, están ubi-
cadas en bibliotecas especializadas del Museo
Nacional de Antropología y Arqueología,
Mu-seo de la Cultura y Museo de la Nación.
Se han revisado dos tipos de documen-
tación: una, basada en datos obtenidos de las
bibliotecas que conforman el antecedente de
la investigación, documentos o manuscritos
(visión etnohistórica). La otra, está basada
en el corpus y protocolo de datos obtenidos
en el campo, producto de las prospecciones.
Esta información fue procesada desde una
visión arqueológica y procesual tomando
como cri-terio la evaluación crítica.
Sin embargo, el análisis de los asentamien-
tos se ha hecho en base a cuatro dimensiones:
a) espacial; b) social; c) simbólica y d) terri-
torial. Estas cuatro dimensiones nos apertura
un escenario complejo de interpretación de
los asentamientos, donde hemos tomado en
cuenta el paisaje social, el paisaje físico y el
paisaje sagrado. No debemos olvidar que la
arquitectura es uno de los testimonios más
representativos de los asentamientos prehis-
pánicos; por esta razón, su análisis debe invo-
lucrar un modelo interpretativo antes que des-
criptivo, un modelo cualitativo antes que un
análisis cuantitativo. Estas premisas marcan el
rumbo de nuestra investigación hacia una
interpretación y explicación de los fenómenos
sociales y sus cambios.
Figura 2. Sistemas de asentamiento en la cuenca alta del río Chillón
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Resultados
a) Asentamientos del Valle Medio Los
asentamientos del valle medio es-tán
compartidos en ambas márgenes del río:
margen derecha y margen izquierda.
Como diagnóstico general de campo po-
demos decir que los asentamientos de la
margen derecha son los más grandes y al
parecer fueron los más poderosos. En
tanto, los asentamientos de la mar-gen
izquierda son mucho más pequeños: la
conforman caseríos aislados. Hemos
identificado 15 sitios de esa naturaleza
pero que pertenecen a distintas épocas.
Figura 3: Huanchipuquio, montículo del Periodo
For-mativo
Figura 4: Plano de Zapan
Los más antiguos son los montículos del
Periodo Formativo a los que hemos denomi-
nado sitio 4, Huanchipuquio y el sitio 13, Co-
cayalta. Ambos son montículos amorfos con
estructuras de canto rodado, pero que fueron
estructuras piramidales que coexistieron con
Chocas y Huacoy, grandes edificios o templos
en “Ude este periodo. Posterior a las ocupa-
ciones formativas, el valle entró en un franco
proceso de reacomodo donde las ocupaciones
en la costa central rebasan su capacidad y se
inicia una escalada de migraciones por el va-
lle o arriba, ocupando las partes de laderas y
cumbres laterales del valle, nos estamos re-
firiendo a la expansión de la Cultura Lima.
Sus evidencias son la presencia de alfarería en
superficie en las partes altas y faldas de las
estribaciones que corresponde al llamado esti-
lo Lima de (siglos del 200 a 600 a.C.), corres-
pondientes a las fases más tempranas de esta
cultura y están asociadas a estructuras aisladas
de planta circular y rectangular. Al parecer, a
juzgar por las evidencias de superficie el esce-
nario del valle medio fue propicio para la ocu-
pación humana desde épocas muy tempranas.
Pero de lo que estamos convencidos es
de la ausencia de ocupaciones del Horizonte
Medio de 600 a 1000 d.C. en lo que
correspon-de a la hegemonía Huari. Hay solo
un estudio muy preliminar de Isla y Guerrero
(1987) que identifican un asentamiento en el
cono de deyección de la quebrada Socos. Este
sitio es de traza ortogonal donde se han
identificado enterramientos disturbados con
decoración policroma con los personajes de
báculo. Otra evidencia muy difusa es la que
hallamos en el Cerro Macas A y B. Se trata
del modelo arqui-tectónico ortogonal pero con
reocupaciones del Intermedio Tardío que
podría estar rela-cionado a Socos.
Pero para el periodo Intermedio Tardío
(siglos XI al XV) en el valle del Chillón, la
densidad poblacional es una característica. El
crecimiento demográfico se incrementó ver-
tiginosamente y consecuentemente la capa-cidad
de consumo requería más áreas de pro-ducción.
El crecimiento de los asentamientos y la
fundación de otros es frecuente, lo que tra-jo
como consecuencia las disputas por el terri-torio
y los recursos. El valle medio no es ajeno a estos
cambios ya que se nota la presencia de
enterramientos para la construcción de vi-
viendas y cultivo en las laderas, hoy desérti-cas.
Las viviendas se construyen sobre terrazas
acondicionadas previamente, la ampliación de la
frontera agrícola solo es mediante la cons-
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Carlos Farfán Lobatón
trucción de canales y terrazas, también
hoy abandonadas.
En consecuencia, la presión demográfica
trajo varios cambios en los modos de vida, en
lo económico, en lo político, en el patrón de
asentamiento, en desmedro de un apego a la
cosmovisión que es muy difuso, sin íco-nos
claros o tangibles. Más bien, se acentúa la
creencia en los ancestros o mallquis donde la
población particulariza sus creencias, notán-
dose huacas ligadas a linajes y grupos étnicos.
No son visibles las deidades mayores en las
evidencias arqueológicas. Los reguladores so-
ciopolíticos y económicos son drásticamente
desequilibrados generando poblaciones pau-
pérrimas, visibles en los entierros y la parafer-
nalia de sus ajuares funerarios, como es el
caso del cementerio de Trapiche, Macas,
Huarabi, etc.
La densidad de los enterramientos es de
magnitud alarmante debido a que los espacios
para enterrarse son reducidos resultando que las
tumbas se superponen intencionalmente
conforme se mueren los individuos. Enton-ces,
unos son disturbados para acomodar al otro o
simplemente están superpuestos. Este escenario
es visible en el valle medio en ambas márgenes
para el Intermedio Tardío y en este, surgen los
curacazgos tanto de los Canta, como de los
Atavillos en la parte alta que fueron los grupos
de poder que presionaron a los asenta-mientos
del valle medio como son los Collis de
Carabaylo los Macas, Huarabis, Huancayos con
el fin de arrebatarles sus tierras, este hecho fue
documentado por Rostworowski (1977, 1978)
en base a documentos de visitas y testi-monios y
juicios de aguas y tierras.
Resumiendo, podemos afirmar que el valle
medio del Chillón fue un escenario propicio para
el hábitat debido a su clima, posición es-
tratégica con acceso al valle bajo y al valle alto.
Debido a estos factores, las poblaciones veci-nas
intentaron en todo momento penetrar y
apoderarse de sus territorios, unos lo lograron
como los de Lima en el Horizonte Temprano
incorporando los edificios piramidales en for-ma
“U” con filiación Chavín, en el Intermedio
Temprano con la incursión de las poblaciones
Lima que llegaron hasta los 3600 m s.n.m.,
pero es en el valle medio que proliferan con
ocupaciones más significativas.
Figura 5: Zapan 3 cementerio
Figura 6. Huanchipuquio
Figura 7. Modelo habitacional
Figura 8. Unidad típica
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Figura 9: Tambo Inga de Macas Margen izquierda
Figura 10. Cuadro comparativo de los
asentamientos de la cuenta alta del Chillón
El valle alto territorialmente es distinto al
valle medio: primero, por las diferencias al-
titudinales, segundo, por una geomorfología
que define un territorio muy escarpado con
quebradas y terrazas aluviales y precisamente
en estos últimos espacios se han condicionado
las áreas productivas y la mayoría de los
asen-tamientos prehispánicos
Los datos de campo recuperados nos
defi-nen cinco fenómenos:
a) Para el periodo Intermedio Tardío
(si-glos XI al XV) surgen nuevos
modelos de asentamiento y sistemas
construc-tivos que se adecuan a la
topografía y es visible la
maximización de los espa-cios tanto
para agricultura como para vivienda
debido al crecimiento demo-gráfico.
b) Aparición del concepto de territoriali-
dad, donde los grupos sociales demar-
can su territorio, generándose disputas
por el acceso a los recursos llámese
agua, pastos, tierras de cultivo, etc.
c) Se consolidan grupos de poder que
regulan los dominios territoriales y ét-
nicos como los de Carabayllos, Collis
para el valle bajo y Macas, Huarauni
y Huancayos para el valle medio y
Atavi-llos y Cantas para el valle alto.
Arqueo-lógicamente, el nexo con los
pueblos pequeños es difuso. Son
escasos los in-dicadores materiales
que expliquen la relación de los
pueblos con los grupos de poder.
d) Hay rasgos de patrón de asentamientos
que sugieren presencia de grupos de
serranos asentados en el valle medio
como los de cerro Macas A y B o como
los de la quebrada Carrizal, ambos en la
margen derecha. Del mismo modo, en
esta parte del valle hay la presencia de
gente provenientes del valle de Chan-
cay con rasgos y objetos suntuarios y
evidencias de haber sido enterrados en
el valle, lo que equivale pensar que es-
tos convivieron con los del Chillón no
sabemos en qué tipo de arreglos políti-
cos o sociales. Lo cierto es que el valle
medio ha sufrido impactos exógenos que
han podido cambiar, acelerar o retardar
el desarrollo autónomo de los grupos
sociales.
e) La conquista inca en el valle del Chi-
llon trajo como consecuencia un im-
pacto de integracion y transformacion
del espacio social, reestructurado al
modelo estatal inca con equipamientos
de control y administracion de la pro-
duccion y las fuerzas productivas.
El valle alto comprende desde la zona de Tie-
rra Amarilla en la quebrada de Tacurme a
1400 m s.n.m. hasta la región puna en Cullu-
huay. En todo este segmento de cuenca de
am-bas márgenes se han establecido
asentamien-tos prehispánicos, en su gran
mayoría durante el periodo Intermedio Tardío
entre los 1100 al 1500 d.C.
| Cátedra Villarreal | V. 2 | No. 1 | enero -junio | 2014 | 79
Carlos Farfán Lobatón
Margen derecha: Los asentamientos más
importantes de esta margen están identifica-
dos a partir de su tamaño y emplazamiento.
Tenemos a Purumarca uno de los pueblos
viejos de Humantanga. Está emplazado sobre
una cumbre empinada y mira directamente a
otra cumbre ligeramente más baja hacia el
sureste donde se halla Tauripunku. El otro es
Pueblo Viejo, ambos fueron reducidos a lo
que hoy se conoce como Huamantanga or-
ganizados en dos barrios Anduy y Chihual
conforme provenían de Purumarca o Pueblo
Viejo respectivamente Purumarca.
Tauripunku es un asentamiento de forma
alargada orientado de norte a sur. Está empla-
zado siguiendo la cresta del cerro, pero con
mayor concentración en la falda del lado este,
similar a Cantamarca. Ocupa la margen dere-
cha del río Chillón, hacia la margen izquierda
de la quebrada Huarimayo con cauces de fuer-
te pendiente que desemboca en el río Chillón.
Río arriba tenemos el pueblo viejo de San
Buenaventura denominado Auquimarca con-
formado por dos sectores, uno en la cumbre más
alta y la otra en un nivel más bajo, pero
siguiendo la cresta del cerro. Nosotros los he-
mos identificado como asentamientos biparti-tos
denominados anan y urin. Aquí las cons-
trucciones fueron efectuadas con techos de laja
y columna. Se puede decir que está amu-rallada
por su lado noroeste. Hacia el este fren-te a
Auquimarca se halla el otro asentamiento
denominado Pumacoto, que es el pueblo viejo
de San Miguel. Recibe este nombre debido a
que en una de sus recintos, el más importante
tiene una cabeza clava de un puma. Este sitio
ocupa una explanada de suave pendiente. A
diferencia de los anteriores que ocupan crestas
de cerros, este ocupa un espacio más plano.
Ambos sitios, Auquimarca y Pumacoto, es-tán
separados por la quebrada Tingo idéntica a
Huarimayo que separa Purumarca y Tauri-
punku. Esta forma dual de emplazamiento de los
asentamientos sugiere una fundación si-
multánea de grupos con lazos de parentesco
étnico formando un comportamiento dual de
oposiciones y complementaridad.
Un poco más alto siguiendo la misma
margen, encontramos algunos sitios aislados
como Sacato y Achim, que se hallan en la ju-
risdicción de Acochaca. Estos sitios son re-
lativamente pequeños y ocupan una hoyada y
cumbre del cerro. Según el documento de
visita a Canta en 1549, publicado por Ros-
tworowski (1978), se menciona Achim como
olleros. En sus indagaciones Rostworowski no
logra identificar el verdadero lugar. Quizá sea
este que nosotros identificamos en la cima de
Acochaca. Río arriba siguiendo la misma
margen derecha, en la jurisdicción de Huacos
se halla Huacosmarca, un asentamiento em-
plazado sobre una pendiente hacia la margen
izquierda de la quebrada Llamecoto. Lo más
importante de este asentamiento es su carácter
disperso que se desarrolla sobre la pendiente
siguiendo la topografía que es una formación
rocosa. También es importante la presencia de
una plaza sagrada con una huanca al cen-tro y
precedida por una deidad tallada en la roca
natural y un grupo de recintos funerarios. Al
parecer fue una plaza sagrada ligada a los
muertos.
Figura 11. Adoratorio
Siguiendo la quebrada Llamecoto hacia lo
alto encontramos un asentamiento también de
importancia: es el pueblo viejo de Huaros lla-
mado Huishco. Tiene la misma configuración
que Huacosmarca. Se desarrolla sobre la for-
mación rocosa de una cresta orientada de nor-
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Arqueología del Valle del Chillón: patrones de asentamiento tardío
te a sur; sus construcciones son de planta ova-
lada y cuadrangular muy similar a Pumacoto.
En los extramuros del lado norte se halla una
plaza que los comuneros de Huaros denomi-
nan Jayanpampa donde antiguamente se hacía
una parada en la fiesta del agua Limpiacequia.
Figura 12. Huaca de Churcuña: Deidad del ganado
por la ocupación inca debido a la presencia de
edificios de forma cuadrangular y edificios de
vanos trapezoidales. Este asentamiento sería el
último de esta margen puesto que colinda con
las zonas de pastizal de puna. Es oportu-no
mencionar que tanto Aynas como Huishco son
pueblos viejos de Huaros y se configuran de la
misma manera que los pares Purumar-ca-
Tauripunku, Achim-Sacato, Auquimar-ca-
Pumacoto, Huishco-Aynas y el último sería
Cushpa Chico-Cushpa Grande en Culluhuay,
pero pertenecen a la margen izquierda.
Margen izquierda. Esta margen la pode-
mos considerar a partir de Quecamarca, que
es un pueblo viejo de San Lorenzo de Cocha-
bamba. Ocupa la parte superior de una loma-
da de forma alargada y con un amplio espacio
plano que aparenta ser una meseta. La confor-
mación del asentamiento es aglutinada con
recintos de planta circular y estuvo amuralla-
da. En el lado opuesto hacia el noreste se halla
Huanchosmarca, otro asentamiento un poco
más pequeño que Quecamarca pero mucho
más conservado. Está emplazado sobre una
cumbre de fuerte pendiente. Sus edificios tie-
nen planta circular y ovalada y se adaptan a la
pendiente.
Figura13.Huacadelafertilidadypropiciacióndelganado
Esta plaza al igual que algunas de sus
cons-trucciones fue modificada por los incas
en su afán de consolidar su hegemonía y
control. Otro asentamiento de esta misma
jurisdic-ción de Huaros, es Aynas emplazado
en un promontorio alargado que se orienta de
nor-te a sur a 200 metros sobre el lecho del
río. Este asentamiento es aglutinado, un poco
más grande que Huishco, pero adopta rasgos
muy similares a Cantamarca por la presencia
de columnas típicas de forma troncocónico
invertido. Este sitio ha tenido fuerte impacto
Figura 14. Cantamarca
Ambos Quecamarca y Huanchosmarca son
pueblos viejos de San Lorenzo de Cocha-
bamba y también conforman una dualidad
porque están en lugares de oposición.
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Carlos Farfán Lobatón
Luego ya en Canta tenemos la gran aldea
capital de los canta denominada Cantamarca.
Ocupa la cumbre de un gran cerro con vista al
valle. La gran mayoría del asentamiento se
desarrolla en el flanco este. Es el asentamien-
to que contiene en gran parte de sus recintos
las columnas troncocónicas únicas en el valle.
Tiene un poco más de 10 hectáreas superando
ampliamente a los demás asentamientos y fue
la capitán de los canta. Tiene un fuerte impac-
to de la presencia inca, tanto en la arquitectura
del asentamiento como en los extramuros.
La organización del espacio corresponde
a sociedades complejas puesto que definen
barrios y espacios funcionales basados en la
organización social. Es por ello que los
incas la eligen como sede de sus conquistas
y pene-tración hacia los Bombón y
Chinchaycocha de la sierra central.
Figura 15. Columnas en Cantamarca
A dos kilómetros hacia el este sobre una
falda de una fuerte pendiente se ubica Carcas
otro asentamiento que es un pueblo viejo de
Obrajillo. Es un caso atípico debido a que su
emplazamiento está en una ladera de fuerte
pendiente con edificios similares a los de Can-
tamarca con columnas, su tamaño es relativa-
mente pequeño, pero guarda los estilos de los
canta en su arquitectura y patrón constructi-vo.
La carretera ha seccionado en dos partes el
asentamiento, la parte de las terrazas y depó-
sitos ocupan la parte baja al pie de la carretera.
Finalmente, tenemos el último asenta-miento
que se halla en las inmediaciones de Culluhuay.
Nos referimos a los sitios de Cus-hpa Chico y
Cushpa Grande algo como el pue-blo viejo de
San Buenaventura que está con-formado por
dos barrios bien diferenciados, lo que nosotros
estamos definiendo como asentamientos con
una bipartición del espacio en mitades anan y
urin. Cuspa es lo mismo, solo que Cushpa
Chico de la parte más baja está sumamente
depredado. Este sitio también está amurallado
por las llamadas Murallas de Kapur y
considerado el último baluarte de de-fensa de
los canta.
De este modo, se ha realizado un diagnós-
tico muy ajustado de los asentamientos del
valle del Chillón. Queda pendiente un análisis
mucho más profundo a nivel arquitectónico y
sistemas constructivos.
De acuerdo a lo investigado sobre estos
asentamientos del valle alto surgen serios cues-
tionamientos a nivel de su modelo de subsis-
tencia y economía. Estos antiguos pueblos del
valle, ¿estaban basados en la agricultura? ¿O
eran ganaderos? Las evidencias arqueológicas
nos llevan a pensar que la gran mayoría de los
asentamientos tanto del valle medio como del
valle alto estaban basadas en la agricultura con
el control racional de agua y la construcción de
terrazas para optimizar la producción.
También se puede decir que el poder eco-
nómico en esta cuenca ha estado centrado
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Arqueología del Valle del Chillón: patrones de asentamiento tardío
en el control de los sistemas hidráulicos y la
agricultura, que conllevan al manejo racional
del espacio, consecuentemente del agua. Esta
relación espacio-agua incorporado a la di-
mensión simbólica, nos permite entender otra
relación sociedad-ritual. Ambas relaciones es-
tán imbricadas en el manejo y control del
agua y la agricultura.
No es casual que en la mayoría de los asen-
tamientos actuales de la cuenca alta del Chi-llón
se practiquen aún ritos propiciatorios y fiestas
dedicadas al agua envueltas en una serie de
mitos de origen que legitiman sus actividades y
creencias. Si bien es cierto que estos rituales
consistentes en la memoria de los pueblos
obedecen a sociedades con escaso recurso de
agua o sociedades propensas a se-quías cíclicas,
los actos propiciatorios son un argumento de
justificación cuyas plegarias de-ben ser
escuchadas por los dioses del agua y de la tierra.
En este sentido, estos pueblos como Huaros,
Huacos, Culluhuay, San Miguel, San
Buenaventura, San José, Lachaqui y Arahuay,
tan solo de la cuenca del Chillón, son ejem-plos
de esta permanencia muy arraigada de evocar
los mitos de origen de las aguas y sus pueblos.
Al parecer en este límite se consagra los valores
de reciprocidad e intercambio de la instauración
del orden y principalmente la ra-cionalidad y el
manejo del agua y los recursos.
El control simbólico de las aguas carga-das
de rituales y mitos de origen, explica con
claridad la circulación del agua dentro de un
calendario agrario ligado a la cosmovisión
altamente sofisticada (Farfán, 2002). De este
modo, las evidencias materiales de estos actos
aparecen en los cauces de los canales, como son
las huancas, plazas sagradas y un sinnú-mero de
espacios denominados “paradas” que es una
especie de espacio ritual, a lo largo del cauce del
canal y las chacras. Aquí se evocan los mitos de
los héroes civilizadores, construc-tores de
canales, mallquis litificados y se legiti-ma un
orden y racionalidad. Estos parajes con estos
atributos son la sustentación material de estos
actos que según la narración oral perte-
necería a épocas pretéritas, es decir a la época
prehispánica y se prolongan en el tiempo. Par-
tiendo de este principio, asociamos a los sitios
arqueológicos y su entorno y se explicaría la
continuidad cultural de estos pueblos y el pro-
ceso de sacralización del paisaje.
En la época prehispánica, el poder econó-
mico siempre ha estado ligado a la producción
agrícola en terrazas tanto en el ámbito del
valle medio, como en el valle alto, aunque
debemos advertir que la ganadería fue otro
aspecto que contribuyó en la consolidación de
la econo-mía. Este fenómeno fue un factor
determi-nante de estos pueblos que originó
disputas con poder hegemónico, tales como
los Canta, Atavillos, Collis, etc.
La red de canales en ambas márgenes y las
poblaciones rurales articuladas a caminos
troncales por ambas márgenes, nos conduce a
plantear la existencia de linderos territoriales
de ciertos curacazgos como los cantas para la
margen izquierda y los Atavillos para la mar-
gen derecha, condicionada al control de los
recursos lo que ya Rostworowski (1978) había
mencionado a partir de los documentos de las
visitas. Estos linderos generaron disputas por
el cultivo y el agua; posiblemente, fueron el
factor más determinante que definió el poder
económico y político en esta cuenca. Sin em-
bargo, la ritualidad y los mitos de origen, son
dos factores vigentes todavía en los pueblos
actuales de la cuenca del Chillón, que están
ligados al agua y la ancestralidad. En muchos
casos las terrazas de cultivo son la morada de
los ancestros, como en el caso de las terrazas
de Huracaure y Aynas en Huaros.
Si a esto le agregamos la presencia de huan-
cas los denominados chacrayoc o dueños de la
chacra estaríamos hablando de una estructura
simbólica muy compleja que no solo denota un
factor propiciatorio dentro del discurso mítico o
ritual, sino otro factor ordenador donde se
involucra lo social lo económico y político. De
ahí que tanto el rito como el mito se convierten
en medios de control ideológico
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Carlos Farfán Lobatón
capaces de articular el funcionamiento
econó-mico y social de estos pueblos.
Discusión
El corredor geográfico del valle del Chillón,
tal como hemos dicho encierra tres niveles de
análisis: cuenca baja, cuenca media y cuenca
alta. Estas tres formas de ver el escenario, na-
turalmente, tiene un enfoque ambientalista, que
ya fue planteado por Dillehay (1987) y Silva
(1996). La pregunta que formulamos es, ¿Por
qué nuestra investigación se basa en este
enfoque a sabiendas que podemos caer en de-
terminismos ya superados? Lo primero que se
pensamos es que el territorio y el paisaje como
escenario se comportan como un regulador que
dependerá mucho del nivel tecnológico y
cultural de los pueblos. Estos pueblos se fun-dan
en territorios propicios para la subsisten-cia pero
también deben cumplir ciertos rasgos que se
adecuen a las costumbres y tradiciones
subyacentes en el pensamiento y cosmovisión.
Por ello, no necesariamente, el escenario geo-
gráfico debe ser elegido para la fundación de los
pueblos, desde el punto económico, sino desde
sus complejas concepciones del paisaje
relacionado a su cosmovisión.
El valle muestra un potencial de evidencias
contundentes de asentamientos muy organi-
zados, por lo menos desde el Periodo Hori-zonte
Temprano (siglo II a.C.), con presencia de
templos o edificios sagrados como las de
Huacoy, Chocas, Cocayalta, Huarabi, Pucará,
etc. Este escenario obviamente ha cambiado con
el tiempo debido a los constantes cam-bios
climáticos y la intensa actividad erosiva del
valle, resultando de este modo, que las
evidencias más vulnerables desaparecieron por
completo quedando solo aquello que por su
tamaño y envergadura se mantuvo incólu-me al
tiempo como los edificios piramidales, por
ejemplo. Luego del colapso de estas for-
maciones sociales, este escenario dio paso al
surgimiento de otras sociedades que vendría a
ser el anillo expansivo de la cultura Lima en la
costa central hacia los valles. Las evidencias
de esta cultura en el valle (Periodo Interme-dio
Temprano, siglo IV d.C.), la conforman
ocupaciones basadas en asentamientos muy
dispersos en las faldas y cumbres de los cerros
del valle medio. Esta ocupación quizá sea la
más conspicua, debido a que está asociada a
terrazas, tanto habitacionales, como de cultivo
con abundante material cerámico en superfi-cie
del estilo Lima Medio y Tardío. Pero algo que
nos ha llamado la atención es la ausencia de
restos arqueológicos del periodo Horizon-te
Medio (siglos VII al X d. C). No sabemos a qué
se debe esta ausencia; no obstante es posible
encontrar algunas evidencias muy te-nues y
difusas para el valle medio (quebrada de Socos)
y valle alto (Huaros). Generalmen-te, su
presencia está basada en enterramientos y
algunas construcciones de traza ortogonal
ocupando zonas planas. Es en el Periodo In-
termedio Tardío donde surge el poblamiento
vertiginoso de los asentamientos en el valle a
consecuencia de una explosión demográfica que
trajo como consecuencia conflictos terri-toriales
y étnicos.
En este contexto cronológico de las forma-
ciones sociales en el valle, es factible platearse
la posibilidad de una explicación basada en el
ordenamiento territorial y manejo de los
recursos. Estas prácticas no se han hecho de
manera casual. Tuvieron un ordenamiento de la
estructura social y un modelo de autorregu-
lación de las tensiones sociales. Aquí podemos
anotar como uno de los reguladores el espacio
físico y la presencia o ausencia de recursos, del
mismo modo, podemos señalar otro regula-dor
que serían los mitos y los ritos que se arti-culan
a un discurso que involucra escenarios,
personajes ticos ligados al agua a los cerros
que en resumen sería una cosmovisión basada
en la circulación del agua, cuyos componen-tes
serían: las lagunas de las punas donde se
almacena el agua y de donde se reparten por
acequias y canales; los nevados, donde nacen
las aguas, las lluvias juntamente con el trueno y
el relámpago, el río, y los puquios. Todo este
conjunto de elementos conforman el paisaje
sagrado que define la cultura del agua y está
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Arqueología del Valle del Chillón: patrones de asentamiento tardío
estrechamente ligado a la agricultura. Por tan-
to, es obvio que aparezcan ritos y mitos en
tor-no a estos elementos que explican la
racionali-dad del manejo dentro de la
sociedades tanto del valle bajo, medio y alto.
Solo para concluir, debemos señalar que
desde tiempos muy antiguos este valle, al igual
que todos los valles costeños funcionaron
considerando una especie de tripartición del
espacio basado en la altitud (valle bajo, medio y
alto) y espacios de uso. Pero es en el periodo
Intermedio Tardío que el crecimiento pobla-
cional es intenso, por lo que los recursos no
abastecían; por tanto, estos poblados accedían a
otros territorios a complementar los recursos
necesarios. Bajo este principio, se inspiraron
propuestas y enfoques basados en los aspectos
adaptativos y complementariedad dentro de una
interacción interregional, Murra, (1975);
Dillehay, (1987).
La complementariedad es un modelo in-
terpretativo para explicar justamente socieda-
des en ambientes diversos, con oportunidades
económicas limitadas, por tanto, la regulación
y equilibrio en el acceso a los recursos, solo
es posible cuando se han trazado las reglas de
interacción económica y cultural entre socie-
dades coetáneas. Estas reglas estuvieron basa-
das en la reciprocidad, tanto en el intercambio
como en la prestación de servicios, solo así es
posible explicar las obras de envergadura
como son los canales, caminos troncales y ve-
cinales, pero también estuvieron organizados
por una estructura de simbolismo basada en el
agua y la tierra independiente de sus linderos
étnicos y territoriales. Pero aun así, no es con-
vincente cómo funcionaron estas sociedades
en cuanto a la territorialidad. Rostworowski
(1978) encontró documentos que explican los
linderos territoriales a través de mojones entre
las Cantas, los Atavillos y Quive. Si esto es
así, el control del agua estaba sujeto no solo a
un pueblo sino a varios que usufructuaban a lo
largo de ambas márgenes del valle.
Este hecho presupone arreglos políticos de
características reciprocas y de complemen-
tariedad para solucionar las diferencias. De
aquí se podría desprender cuáles asentamien-
tos eran los ejes que imponían el poder, quizá
eran aquellos que por su tamaño y extensión
podían asumir el control, pero aún no tene-
mos claro este problema. Es motivo para
continuar estas investigaciones en un futuro.
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