Pautas socioculturales e interaccionales que favorecen las relaciones violentas entre los adolescentes
de un Colegio Nacional de Lima
embargo, puede volverse peligroso, cuando
no existe una autorregulación interna. Este se
transforma en peligro cuando se desenvuelve
en forma violenta, pudiendo resultar peligroso
por los elementos que se utilizan, el espacio,
no es el adecuado, el tiempo tampoco o la for-
ma abrupta de hacerlo.
En cuanto al “mito”, se entiende como, una
explicación ficticia de un hecho que se apoya en
la tradición y en la persistencia de creencias
populares. Oriol y Tornero en Blanco, García,
Grissi y Montes (2006), sostuvieron que, los
grupos de jóvenes funcionan como un dina-
mizador en la construcción de mitos donde sus
miembros comparten una autoimagen propia, la
forma de comportarse y acuerdan un sistema de
reglas de convivencia, lo que les permite
enmascarar la realidad de un modo en particular
y distintivo. Agregando, que la adolescencia en
sí misma es un mito, un ideal del cuerpo
potente, apariencia joven y aspecto saludable.
Generalmente, cuando se habla de adoles-
cencia se le asocia inmediatamente a conflic-
tividad, irresponsabilidad, energía potencial,
confusión existencial, entre otras etiquetas
construidas socialmente, sin embargo, la ado-
lescencia no es única, hay distintas maneras
de ser adolescentes con sus propias
referencias y procesos de identidad, lenguajes
y formas de sociabilidad, vividos en el marco
de la hetero-geneidad de lo económico,
cultural y lo social donde se construyen
hábitos y costumbres de una comunidad
reconocido como el modo ha-bitual de vivir.
La violencia en la adolescencia, requiere
ser analizada desde una visión histórico – es-
tructural que no solo tenga que ver el orden
biológico o natural, exclusivamente. Se trata
de verdaderas construcciones sociales, mitos,
imaginarios o representaciones que la socie-
dad da en su momento histórico, variando sus
formas según las necesidades o condiciones
materiales de existencia.
Entendidos los constructos involucrados en
el conocimiento de la violencia y adoles-
cencia, nos lleva inevitablemente a plantear,
el porqué de un fenómeno que parece crecer y
desbordar socialmente en magnitud y latitud,
según los últimos estudios en diversos países
y en el nuestro, ha sido tan poco estudiado
desde la perspectiva de los propios adoles-
centes, para así obtener respuestas desde su
propia óptica para entender y comprender lo
que provoca el desarrollo de la violencia entre
los pares. Al respecto, Gamarra, (2009),
reveló que “la incidencia del bullying en los
colegios periodo 2007- 2009, es de 47%,
acotando, el 41.5% de jóvenes considera que
el bullying es el problema más frecuente en
las escuelas, muchas veces por la inmadurez o
escasos va-lores sociales”. (p.13)
La Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
UNESCO (2011) sostuvo, que, “ la violencia
entre estudiantes se constituye como un pro-
blema grave en toda América Latina, tanto por
su magnitud como por sus consecuencias
académicas, confirmando que, el 51,1% de los
estudiantes de sexto grado de educación
primaria de 16 países latinoamericanos exa-
minados dice haber sido víctimas de insultos,
amenazas, golpes o robos (bullying) por parte
de sus compañeros de la misma escuela. Re-
saltando que la agresión más frecuente es la de
robo (39,4%), seguida de la violencia verbal
(26,6%) y la violencia física (16,5%).
El crecimiento porcentual significativo de
estos delitos en relación al número porcen-tual
de jóvenes en el país, es trascendental. El
problema de la violencia llevada a cabo por
adolescentes trasciende en todos los ámbitos
públicos y privados dibujada y expresada en
diversas formas; pandillaje escolar, bullying
(es un anglicismo que se puede traducir como
‘matonería’. Comprende agresión, intimida-
ción o acoso sistemático), peleas callejeras,
además, democratizada en todos las clases so-
ciales y encauzada desde la violencia familiar,
grupal, comunal e individual.
| Cátedra Villarreal | V. 2 | No. 1 | enero -junio | 2014 | 57