George Argota Pérez, Humberto Argota Coello, Juan Mamani Vilca
Introducción
La actividad minera, a través de los siglos,
ha formado parte de la historia y del desarro-llo
económico de muchos países a nivel mun-dial.
Sin embargo, han sido muy notorios los efectos
sociales y ambientales que ha generado esta
industria en detrimento de los diferentes
ecosistemas relacionados con la misma. La ex-
tracción de los metales nobles en particular el
oro, empezó a incrementarse en el siglo XVI
después del descubrimiento de las Américas. El
período sucesivo de auge para la extracción de
este metal comienza en los años veinte del siglo
XIX, el cual está muy relacionado con el
descubrimiento y explotación aurífera tanto de
los Urales como la Siberia (Gallardo, Ca-brera,
Bruguera, Madrazo, 2013).
Según Deza (2002), dentro de los primeros
productores de oro la República del Perú se si-
túa desde 1998 en el octavo lugar a nivel mun-
dial. Buezo de Manzanedo (2005), refiere en lo
particular que la Minería en Pequeña Escala
(MPE) en el Perú explota, casi exclusivamen-te,
oro y la misma se desarrolla principalmente en
seis regiones del país, las cuales correspon-den a
Madre de Dios, Puno, Ica, Ayacucho, Arequipa
y La Libertad respectivamente.
Mudder & Bozt (2004), mencionaron que
la explotación de oro como uno de los mine-
rales preciosos demanda la utilización entre
otros reactivos de cianuro y este a pesar de ser
un anión monovalente que está ampliamente
difundido en la naturaleza existe en las prime-
ras etapas del desarrollo y formación de la
vida en la tierra. Es altamente venenoso ya
que provoca efectos irreversibles no solo al
medio ambiente sino a la salud humana como
daños al cerebro y el corazón, estado de coma,
así como la propia muerte del individuo.
A niveles más bajos, la Agencia para Sus-
tancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades
(ATSDR, 1997) y Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades (CDC, 2003),
reportan que la exposición a cianuro puede
producir dificultad al respirar, vómitos,
altera-ciones en la sangre, cefalea y
dilatación de la glándula tiroides.
Por los efectos antes mencionados autores
como Del Valle (2006), destaca que se hace
necesario un manejo responsable y con cono-
cimientos claros de la peligrosidad y riesgo
del cianuro en lo particular con el uso del
NaCN en las operaciones mineras de oro.
Asimismo, ha sido destacado que de acuerdo
a la Ficha de Evaluación de Riesgos, donde se
presen-tan los niveles o grados de riesgos
expuestos se concluye, que el manejo del
cianuro es de por sí crítico; siendo su
prioridad de atención en la mayoría de las
tareas o actividades inme-diata por ser mayor
a 600 según su categoría (International
Cyanide Management Institute -IMCI, 2005).
Debe señalarse que el cianuro en la
minería se utiliza en varias aplicaciones que
van desde lixiviante para la extracción de oro
conteni-dos en las menas auro-argentíferas,
depresor de minerales de hierro y zinc durante
la con-centración por flotación de menas de
sulfuros polimetálicos hasta depresor en la
separación de concentrados de plomo-cobre.
Sin embar-go, hay que considerar que la
actividad mi-nera por un lado, no solo
produce impactos socioeconómicos sobre una
región determi-nada, sino además genera
como principales impactos ambientales, los
contaminantes rela-cionados con efluentes así
como los peligrosos pasivos ambientales.
Los relaves mineros como un tipo espe-cial
de pasivo ambiental, genéricamente es un
impacto ambiental que no fue adecuadamen-te
previsto, mitigado y/o eliminado durante el
desarrollo de cualquier actividad minera,
constituyendo de esta forma una deuda social
con el ecosistema. Vega (2005), refiere que bajo
el esquema de la gestión ambiental sistémica
que desarrolla como misión las funciones de
recuperación, uso y aprovechamiento soste-
nible, además de la conservación de bienes y
servicios ambientales de los ecosistemas, los
12 | Cátedra Villarreal | V. 2 | No. 1 | enero -junio | 2014 |