John Castro-Torres
La lingüística es el estudio científico no solo
de la estructura de las lenguas naturales, referi-
das también como lenguas humanas, sino de as-
pectos relacionados con su evolución, historia,
relación con el mundo social, el pensamiento, la
cognición, su desarrollo o aprendizaje, y el
conocimiento que los hablantes tienen de ellas.
Debido a la amplitud de la lingüística como
disciplina, una de sus áreas, la lingüística clí-
nica, aplica este saber lingüístico al estudio de
los trastornos del lenguaje en todas sus for-mas.
Crystal (1986) la define como una rama de la
lingüística aplicada en la que se utilizan los
conocimientos lingüísticos para resol-ver
problemas en otros campos disciplinares como,
por ejemplo, la logopedia o fonoaudio-logía.
Esta rama del conocimiento se encarga de la
evaluación, diagnóstico e intervención de los
trastornos de la comunicación.
En el Perú, la formación de lingüistas y el
quehacer lingüístico están dirigidos a diversas
tareas tales como la sociolingüística, el análisis
del discurso, la enseñanza de la lengua castella-
na en la educación básica regular, en talleres de
redacción eficaz o en asignaturas de esa natu-
raleza en el pregrado universitario. Asimismo, la
recuperación, uso y difusión de nuestras len-
guas originarias se han convertido también en el
campo laboral del lingüista peruano en una
nación multilingüe como la nuestra.
Puesto que el campo clínico de la lingüística
no es conocido y, por consiguiente, no se ha de-
sarrollado en nuestro país, resulta convenien-te
que la comunidad académica, estudiantes y
egresados de la carrera profesional de lingüís-
tica del Perú conozcan los antecedentes de este
ámbito de la lingüística, así como su objeto de
estudio, objetivos, naturaleza interdisciplinaria y
el trabajo que podría realizar un lingüista que se
interese en los trastornos del lenguaje.
Antecedentes
Ya que todos nacemos con la capacidad para
desarrollar el lenguaje, sus trastornos o desór-
denes han estado presentes en el mundo desde
tiempos inmemoriales. Las primeras eviden-
cias concernientes a la pérdida del lenguaje re-
lacionada con lesiones cerebrales se encuentran
en los papiros quirúrgicos del Antiguo Egipto,
escritos que datan de los 3000 y 2500 años a.C.
En estos documentos se consignaron los sínto-
mas, diagnóstico, intervención y pronóstico de
dos pacientes con fracturas craneales. En ellos
se sugería que la pérdida del lenguaje podía ser
tratada con diversos medicamentos y rituales;
sin embargo, no existe ninguna evidencia del
éxito o fracaso de los mencionados procedi-
mientos (González, 2014).
Estas ideas se vieron refrendadas con el paso
del tiempo y el avance de la tecnología. Paul
Broca y Carl Wernicke con sus estudios sobre
las áreas de activación lingüística en el cere-bro,
tanto para la producción de sonidos como para
su comprensión, (Cabrales, 2015) brinda-ron
una comprobación empírica de la relación entre
cerebro y lenguaje, desde el terreno de la
biología, más precisamente el de la neurología.
Con el paso de los años, esta relación fue
abordada por la medicina, la psicología, la edu-
cación y la lingüística, por su complejidad. So-bre
la base de esta necesidad interdisciplinaria, nace la
lingüística clínica, subdisciplina de la lingüística
aplicada que tiene plena realización en el estudio
de los fenómenos lingüísticos que implican las
alteraciones del lenguaje, sean estas de origen
hereditario, genético o traumático.
Países como Alemania, Austria, Estados
Unidos y el Reino Unido sentaron las bases
estructurales de la atención a los problemas de
la audición, del lenguaje y del habla. Sin em-
bargo, esa atención no necesariamente estaba
ligada al actuar científico del lingüista propia-
mente dicho. No obstante, la lingüística clínica
ha encontrado entera realización en el estudio
de los trastornos del lenguaje, que son, final-
mente, una manifestación más del lenguaje.
Garayzábal (2009) afirma que en el año 1972,
esta área de la lingüística fue reconocida como tal
en el Reino Unido y que, en su natal España, los
estudios de lingüística clínica surgen mo-
destamente en 1998. En la última década, Ga-
160 | Cátedra Villarreal | V. 5 | No. 2 | julio-diciembre | 2017 |