Rol de la lingüística en el estudio
de los trastornos del lenguaje
Role of Linguistics in the Study of Language Disorders
Recibido: 12 agosto de 2017 | Revisado: 23 setiembre de 2017 | Aceptado: 02 octubre de 2017
John Castro-Torres1
1 Pontificia Universidad Católica del
Perú Centro Peruano de Audición,
Lenguaje y Aprendizaje
john.castro@pucp.pe
Ab s t r ac t
The article presents the background of Clinical
Linguistics, a sub discipline of Applied Linguistics. It
mentions the object of study presents its aims and
explains its importance in the medical academic
world. Besides, it clarifies the job of a linguist who is
interested in language disorders.
Key words: clinical linguistics, applied
linguistics, language disorders
Re s u m e n
El artículo presenta los antecedentes de la lingüística
clínica, una subdisciplina de la lingüística aplicada.
Precisa su objeto de estudio, expone sus objetivos y
explica su importancia en el mundo académico
médico. Asimismo, da cuenta del trabajo del lingüista
que se interese por los trastornos del lenguaje.
Palabras clave: lingüística clínica,
lingüística apli-cada, trastornos del lenguaje
http:// dx.doi.org/10.24039/cv201752210
| Cátedra Villarreal | Lima, perú | V. 5 | N. 2 | 159-166 | julio-diciembre | 2017 | issn 2310-4767
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John Castro-Torres
La lingüística es el estudio científico no solo
de la estructura de las lenguas naturales, referi-
das también como lenguas humanas, sino de as-
pectos relacionados con su evolución, historia,
relación con el mundo social, el pensamiento, la
cognición, su desarrollo o aprendizaje, y el
conocimiento que los hablantes tienen de ellas.
Debido a la amplitud de la lingüística como
disciplina, una de sus áreas, la lingüística clí-
nica, aplica este saber lingüístico al estudio de
los trastornos del lenguaje en todas sus for-mas.
Crystal (1986) la define como una rama de la
lingüística aplicada en la que se utilizan los
conocimientos lingüísticos para resol-ver
problemas en otros campos disciplinares como,
por ejemplo, la logopedia o fonoaudio-logía.
Esta rama del conocimiento se encarga de la
evaluación, diagnóstico e intervención de los
trastornos de la comunicación.
En el Perú, la formación de lingüistas y el
quehacer lingüístico están dirigidos a diversas
tareas tales como la sociolingüística, el análisis
del discurso, la enseñanza de la lengua castella-
na en la educación básica regular, en talleres de
redacción eficaz o en asignaturas de esa natu-
raleza en el pregrado universitario. Asimismo, la
recuperación, uso y difusión de nuestras len-
guas originarias se han convertido también en el
campo laboral del lingüista peruano en una
nación multilingüe como la nuestra.
Puesto que el campo clínico de la lingüística
no es conocido y, por consiguiente, no se ha de-
sarrollado en nuestro país, resulta convenien-te
que la comunidad académica, estudiantes y
egresados de la carrera profesional de lingüís-
tica del Perú conozcan los antecedentes de este
ámbito de la lingüística, así como su objeto de
estudio, objetivos, naturaleza interdisciplinaria y
el trabajo que podría realizar un lingüista que se
interese en los trastornos del lenguaje.
Antecedentes
Ya que todos nacemos con la capacidad para
desarrollar el lenguaje, sus trastornos o desór-
denes han estado presentes en el mundo desde
tiempos inmemoriales. Las primeras eviden-
cias concernientes a la pérdida del lenguaje re-
lacionada con lesiones cerebrales se encuentran
en los papiros quirúrgicos del Antiguo Egipto,
escritos que datan de los 3000 y 2500 años a.C.
En estos documentos se consignaron los sínto-
mas, diagnóstico, intervención y pronóstico de
dos pacientes con fracturas craneales. En ellos
se sugería que la pérdida del lenguaje podía ser
tratada con diversos medicamentos y rituales;
sin embargo, no existe ninguna evidencia del
éxito o fracaso de los mencionados procedi-
mientos (González, 2014).
Estas ideas se vieron refrendadas con el paso
del tiempo y el avance de la tecnología. Paul
Broca y Carl Wernicke con sus estudios sobre
las áreas de activación lingüística en el cere-bro,
tanto para la producción de sonidos como para
su comprensión, (Cabrales, 2015) brinda-ron
una comprobación empírica de la relación entre
cerebro y lenguaje, desde el terreno de la
biología, más precisamente el de la neurología.
Con el paso de los años, esta relación fue
abordada por la medicina, la psicología, la edu-
cación y la lingüística, por su complejidad. So-bre
la base de esta necesidad interdisciplinaria, nace la
lingüística clínica, subdisciplina de la lingüística
aplicada que tiene plena realización en el estudio
de los fenómenos lingüísticos que implican las
alteraciones del lenguaje, sean estas de origen
hereditario, genético o traumático.
Países como Alemania, Austria, Estados
Unidos y el Reino Unido sentaron las bases
estructurales de la atención a los problemas de
la audición, del lenguaje y del habla. Sin em-
bargo, esa atención no necesariamente estaba
ligada al actuar científico del lingüista propia-
mente dicho. No obstante, la lingüística clínica
ha encontrado entera realización en el estudio
de los trastornos del lenguaje, que son, final-
mente, una manifestación más del lenguaje.
Garayzábal (2009) afirma que en el año 1972,
esta área de la lingüística fue reconocida como tal
en el Reino Unido y que, en su natal España, los
estudios de lingüística clínica surgen mo-
destamente en 1998. En la última década, Ga-
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Rol de la lingüística en el estudio de los trastornos del lenguaje
rayzábal, lingüista y logopeda, ha generado un
sinnúmero de artículos explicativos y de difu-sión
sobre esta área que ha permitido consolidar
conceptos clave sobre la lingüística en contextos
clínicos (Garayzábal, 2002, 2006, 2009).
Por su lado, los lingüistas británicos David
Crystal (1981, 1984, 1986, 2001) y Cummings
(2008, 2013, 2014) poseen una vasta obra re-
lacionada con la lingüística clínica, en la que
definen los objetivos de esta área, estudian los
subsistemas del lenguaje desde la mirada clí-
nica y establecen un norte disciplinario claro
para quienes deciden involucrarse en el fasci-
nante estudio del lenguaje y sus trastornos.
En Chile, María Mercedes Pavez (1999)
fue la primera lingüista latinoamericana en in-
cursionar en el área clínica de esta disciplina.
Fundó, de la mano con otros profesionales, la
carrera de Fonoaudiología en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Chile y ha ge-
nerado un campo de trabajo e indagación con-
cienzudos sobre los trastornos del lenguaje en
niños, adolescentes y adultos, en un esfuerzo
interdisciplinario por intercambiar ideas y
conceptos con distintos expertos temáticos,
tales como neurólogos, psicólogos, fonoau-
diólogos, lingüistas y maestros.
Lingüística clínica: objeto de estudio y
obje-tivos
Crystal (1984) define la lingüística clínica
como la aplicación de las teorías y métodos
lingüísticos al estudio de los trastornos del
lenguaje. Louise Cummings (2008), por su
parte, sostiene que es el estudio de las numero-
sas formas en las que el lenguaje puede encon-
trarse alterado. Garayzábal (2009), por otro
lado, la define como una nueva perspectiva de
estudio caracterizada por adoptar un enfoque
integrador y multidisciplinario. Esta intenta dar
cuenta de los problemas que conciernen a la
forma y función comunicativa del ser hu-mano,
y que impiden o limitan su interacción con los
demás, por inhibición, ausencia, dis-torsión,
divergencia o deterioro de su habili-dad
lingüística. Entonces, la lingüística clínica
debe aportar herramientas lingüísticas para la
evaluación de los trastornos, proporcionar
pautas de interpretación de los datos clínicos y
facilitar materiales a los profesionales respon-
sables de la rehabilitación de las alteraciones del
habla, la lengua y la comunicación.
Las alteraciones del habla están referidas a
deficiencias de orden fonético, debido a pro-
blemas músculo esqueléticos, trastornos en el
ritmo verbal o fluencia (tartamudez) o dis-
turbios de la voz, que implican alteraciones en
el aparato fonador. Los déficits relacionados
con la lengua están referidos a la competencia
lingüística, sobre la base del conocimiento de
la norma, que involucra la construcción tan-to
morfológica como sintáctica de palabras y
oraciones, respectivamente. De otro lado, los
trastornos de la comunicación refieren alte-
raciones del discurso que incluyen compe-
tencias cognitivas (lenguaje) como funciones
motoras orales (habla).
Por lo tanto, el objeto de estudio de la lin-
güística clínica son los trastornos del lenguaje.
Los trastornos del lenguaje pueden darse en
distintas etapas del desarrollo de la facultad
lingüística y generarse por razones diversas. De
hecho, son distintos los trastornos que consis-
ten en un inicio tardío del desarrollo del len-
guaje y los derivados de una lesión cerebral que
ocurre cuando el lenguaje ya está plenamente
adquirido y que impide su comprensión y eje-
cución. Todos estos momentos son posibles es-
cenarios para la labor clínica de la lingüística.
Crystal (1981) plantea los objetivos del
área, aunque afirma que son sencillos de
esta-blecer, pero complejos de cumplir:
Esclarecer: Aclarar las áreas de confusión
que surgen del metalenguaje tradicional y la
clasificación de los trastornos del lenguaje.
Describir: Proporcionar una descripción
analítica del comportamiento lingüístico
de los pacientes y de quienes interactúan
con ellos.
Analizar: Analizar estas descripciones con
la finalidad de demostrar la naturaleza sis-
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temática de los trastornos del lenguaje
im-plicados.
Clasificar: Proporcionar una
clasificación de los comportamientos
lingüísticos de los pacientes como parte
del proceso de diag-nóstico diferencial.
Contribuir a la evaluación: Establecer los
parámetros de las normas lingüísticas para
ubicar, luego de la evaluación de estos com-
portamientos, en qué lugar, en relación a la
norma, el paciente se encuentra.
Contribuir a la intervención: Formular hi-
pótesis para la corrección de estos compor-
tamientos, en la medida en la que tanto la
terapia como el acompañamiento a los pa-
cientes requiera referencia de variables lin-
güísticas, y evaluar el resultado de esta hi-
pótesis a medida que el tratamiento avanza.
Entonces, la labor interdisciplinaria del lin-
güista clínico con otros profesionales actuará
en beneficio del paciente con alteraciones del
lenguaje; eso permitirá su óptima evaluación,
un acertado diagnóstico y una productiva in-
tervención con miras a una recuperación par-
cial o total del déficit registrado.
Precisamente, Ball y Kent (1987) celebra-ron
la importancia de contar con datos lingüís-ticos
para la evaluación del paciente, pues ello
permitía que el diagnóstico fuera mucho más
preciso y la rehabilitación, óptima. De acuerdo
con Brumfitt (2004), la lingüística clínica debe
estar orientada al compromiso terapéutico, de tal
manera que desde el conocimiento lingüís-tico y
su comprensión, los fonoaudiólogos y,
evidentemente, los lingüistas puedan desplegar
un amplio abanico de herramientas terapéuti-cas
dirigidas a la rehabilitación del lenguaje. Perkins
y Howard (1995), por su lado, respal-dan la
importancia de la lingüística clínica en el diseño
de la evaluación de las alteraciones del lenguaje
y en la propuesta de intervención.
Por lo tanto, la lingüística clínica debe en-
tenderse como un importante componente de
la plataforma sobre la que los fonoaudiólogos,
logopedas o terapistas del lenguaje, encuen-
tran apoyo y claridad conceptual.
El lingüista en escenarios clínicos
Las alteraciones o trastornos del lenguaje
han sido estudiados ampliamente por un sin-
número de académicos e investigadores y,
con base en sus hallazgos, se ha establecido
una serie de teorías para su comprensión.
Además, se ha construido un sinfín de
evaluaciones y propuestas de intervención
para su diagnósti-co y rehabilitación.
El estudio de los trastornos del lenguaje
goza de un historial académico consolidado
en el tiempo y validado por evidencia tangi-
ble. Los autores que, originalmente, se han
interesado en este campo disciplinar no son
lingüistas. Muchos de ellos son psicólogos,
fonoaudiólogos y maestros especialistas en
trastornos del lenguaje: Gerardo Aguado (Es-
paña), Gina Conti-Ramsden (Reino Unido),
Courteney Norbury (EE. UU.), Rhea Paul
(EE. UU.), Juan Cruz Ripoll (España), Irene
Mar-chesan (Brasil), Maria Ines Rehder
(Brasil), Cristiane Moço Canhetti (Brasil),
Mariangela Maggiolo (Chile), por ejemplo.
Sin embargo, ello no significa que lingüistas
estudiosos en el tema no hayan ahondado en
su investigación: David Crystal (UK), Louise
Cummings (UK), Elena Garayzábal (España),
María Mercedes Pavez (Chile), entre otros.
El lingüista que decida desempeñarse en
el área clínica deberá, en primer término, re-
conocer, en los trastornos del lenguaje, una
manifestación más de este fenómeno, que
debe ser abordada con prudencia, disciplina
académica y completo convencimiento de
que su trabajo beneficiará a individuos con
estas dificultades.
En segundo lugar, para que el lingüista
contribuya significativamente a los objeti-vos
de la lingüística clínica, deberá conocer a
profundidad la teoría especializada en los
trastornos del lenguaje. Con el dominio de esa
nueva información, podrá identificar q
elementos de su saber lingüístico ayudarán en
la labor interdisciplinaria con neurólogos,
fonoaudiólogos, psicólogos y maestros en la
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Rol de la lingüística en el estudio de los trastornos del lenguaje
trascendental tarea de diagnosticar con preci-
sión déficits lingüísticos, y generar acertadas
sesiones de intervención para su superación.
Con ello, el lingüista clínico sabrá direccionar
sus conocimientos en la rehabilitación de las
alteraciones del lenguaje que afectan a niños,
jóvenes y adultos. En la siguiente clasificación
de los trastornos del lenguaje de Rapin y Allen
(Tabla 1), el lingüista puede visualizar la apli-
cación de su quehacer en escenarios clínicos.
Tabla 1
Clasificación de los trastornos del lenguaje de Rapin y Allen (1987, 1988)
SUBTIPO
DESCRIPCIÓN
Trastornos de la vertiente expresiva
Trastorno de la
Cierta fluidez de producción, pero con articulación confusa (enunciados casi
ininteligibles)
programación
Notable mejoría de calidad articulatoria en tareas de repetición de elementos
fonológica
aislados (sílabas, etc.)
Comprensión normal o casi normal
Incapacidad masiva de fluencia
Grave afectación de la articulación (hasta ausencia completa de habla)
Dispraxia verbal
Enunciados de una o dos palabras, que no mejoran en su realización articulatoria
con la repetición
Comprensión normal o próxima a lo normal
Trastornos de comprensión y expresión
Déficit mixto receptivo-expresivo
Fluidez verbal perturbada
Articulación de habla alterada
Trastorno
Sintaxis deficiente: frases cortas, omisión de nexos y marcadores morfológicos,
laboriosa formación secuencial de enunciados (frases ordenadas según el
fonológico-sintáctico
movimiento del pensamiento que las suscita)
Comprensión mejor que expresión
Variables de dificultad de comprensión: longitud del enunciado, complejidad
estructural del enunciado, ambigüedad semántica, contextualización del enunciado,
rapidez de emisión
Sordera verbal
Fluidez verbal perturbada
Agnosia auditivo-
Comprensión del lenguaje oral severamente afectada o ausente
verbal
Expresión ausente o limitada a palabras sueltas
Articulación gravemente alterada
Comprensión normal de gestos
Trastornos del proceso central de tratamiento y de la formulación
Desarrollo inicial del lenguaje más o menos normal
Articulación normal con ligeras dificultades
Habla fluente, a menudo logorreica; puede emitir frases aprendidas de memoria
Trastorno semántico-
Enunciados bien estructurados gramaticalmente
Grandes dificultades de comprensión; puede haber una comprensión literal y/o no
pragmático
responder más que a una o dos palabras del enunciado del interlocutor
Falta de adaptación del lenguaje al entorno interactivo: deficientes ajustes
pragmáticos a la situación y/o al interlocutor, coherencia temática inestable,
probable ecolalia o perseverancia
Habla fluente con pseudotartamudeo ocasional por problemas de evocación
Articulación normal o con ligeras dificultades
Jerga fluente (en el niño pequeño)
Trastorno léxico-
Sintaxis perturbada: formulación compleja dificultosa, interrupciones, perífrasis y
sintáctico
reformulaciones, orden secuencial dificultoso, utilización incorrecta de marcadores
morfológicos, frecuencia de “muletillas
Comprensión normal de palabras sueltas
Deficiente comprensión de enunciados
Nota: Tomado de Aguado (2000, p. 38).
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En tercer lugar, con base en esta informa-
ción, el lingüista clínico deberá decidir en qué
área de las patologías del lenguaje se enfocará
y el rango etáreo de los pacientes en el que le
interese especializarse. Asimismo, al centrar
su quehacer lingüístico en el área clínica,
favo-recerá el mejor entendimiento de los
cuadros diagnósticos hasta la contribución en
la elabo-ración de instrumentos para la
evaluación e intervención de estos trastornos.
Por último, esta práctica clínica demanda
que el lingüista abrace con compromiso la re-
lación interdisciplinaria que debe existir con
la medicina, la psicología, la fonoaudiología y
la educación. Es claro que el contacto con los
co-nocimientos de otras disciplinas distintas a
su formación básica contribuye con su
enrique-cimiento conceptual, pero la precisión
con la que cada profesional de las áreas que
intervie-nen en el análisis y estudio de los
desórdenes del lenguaje es trascendental para
determinar con certeza el trastorno como tal,
describir sus características, establecer un
plan de acción preciso para su abordaje y
potenciar las habi-lidades del paciente para
que pueda superarlo. Precisamente, para que
este proceso funcione de manera óptima, la
discusión interdiscipli-naria es una necesidad.
Consideraciones finales
Luego de haber presentado a la lingüística
clínica como el área en la que los conocimien-
tos lingüísticos aportan en la evaluación, en el
diagnóstico y en la intervención de los trastor-
nos del lenguaje, es necesario dejar en claro
que el lingüista inmerso en el ámbito clínico
no rehabilita ni atiende al paciente de forma
directa, salvo que se haya formado en el área
de la fonoaudiología o logopedia, sino que
for-ma parte de un equipo interdisciplinario
ne-cesario para la atención de los trastornos
del lenguaje. Asimismo, el lingüista clínico
debe complementar su formación con los
conoci-mientos propios de la logopedia o
fonoaudio-logía, para que su saber lingüístico
sea funcio-nal en el trabajo interdisciplinario
que exige el estudio de estas alteraciones.
En suma, la lingüística clínica es una disci-
plina de significativa importancia que no está
desarrollada en nuestro país. Por ello, difun-
dir este ámbito de la lingüística consolidaría el
objetivo fundamental del lingüista clínico:
enriquecer a su equipo de trabajo con sus co-
nocimientos para el diagnóstico y rehabilita-
ción de personas que se han visto privadas o
disminuidas de su capacidad lingüística y que
desean ser tan competentes como quienes
atienden su problema y asumen como propio
el compromiso de su recuperación.
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