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| Cátedra Villarreal | lima, perú | V. 1 | No. 2 | 189 - 193 | julio-diCiembre | 2013 | issN 2310-4767
Arquitectura contemporánea en el Perú
Henry BiBer poilleVard*
FaCultad de arQuiteCtura y urbaNismo
uNiVersidad NaCioNal FederiCo Villarreal
*E-mail: hbiberpo@gmail.com
Recibido: junio 21 de 2013 | Revisado: agosto 25 de 2013 | Aceptado: setiembre 27 de 2013
El artículo apunta hacia un cuestio-
namiento de lo que estamos reali-
zando como arquitectura actual en
el país y no solamente la producida por arqui-
tectos sino por otros profesionales o no, toda
vez que la realidad es que solo un minúsculo
porcentaje de lo que se construye en el Perú es
producto de los arquitectos.
Sin embargo, se quiere incentivar la dis-
cusión de los planteamientos presentados o
los que no hayan incluido (que son muchos)
con la nalidad de proporcionar los concep-
tos teóricos de una rearmación de valores
más acordes a los tiempos y a la realidad
del país, interesándonos en esa gran masa de
habitantes a los que le es totalmente ajena la
arquitectura.
Igualmente no se desea que al haberse
referido a los principales aspectos de la ar-
quitectura en el plano teórico, es decir, fun-
ción-forma- estructura, ello signique que se
trata de factores separados. Nada más equi-
vocado.
Rearmamos que son factores interrelacio-
nados y con una interacción innegable, solo
que para mayor claridad se habla de ellos por
separado, pero que indudablemente cada uno
es consecuencia del otro y viceversa.
Bastará que al terminar su lectura se ma-
nieste contrariedad y no se acepte lo escri-
to para que el autor sienta haber contribuido
modestamente al objetivo de este, es decir, al
cuestionamiento.
Para hablar sobre la arquitectura contem-
poránea en el Perú y lógicamente en Lima,
principalmente, debemos plantearnos primero
qué queremos dar a entender por arquitectu-
ra y luego con el agregado de contemporánea.
Hablar de arquitectura ha sido siempre un
tema que, inclusive los grandes teóricos no
han querido nunca precisar, preocupación que
comparto, no por ser ni pretender ser un “gran
teórico, sino debido a que como arquitecto y
profesor universitario en esa área, pertenezco
a los que preferimos hablar con generaliza-
ciones y luego, en base estas, que sea el lector
el que saque sus propias conclusiones con el
objetivo de fomentar a la reexión y búsqueda
incesante del saber.
Sin embargo, cabe armar que la arqui-
tectura es aquella que se crea proporcionan-
do los ambientes en los que el ser humano
pueda desarrollar sus actividades generadas
por sus necesidades físicas y mentales, a-
micas y emocionales que se maniestan a
través de sus “tendencias” fruto de sus rela-
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arQuiteCtura CoNtemporáNea eN el perú
ciones medio-ambientales en su integridad.
Eso es en cuando a sus efectos prácticos de
reconocimiento inmediato. ¿Pero es solo eso
la arquitectura? Creemos que no. Es además,
expresión de la vida misma del usuario en
todos sus aspectos o al menos debería serlo.
Es por ellos que se dice que la bondad de
la arquitectura no está únicamente en la cla-
ridad con que se expresa sino también en los
valores que comunica. El ser humano vive hoy
en día muy intensamente como resultado del
avance tecnológico de las comunicaciones,
planteamientos ideológicos, etc. y la arquitec-
tura será tal en la medida en que solucione las
necesidades ambientales de su vida veloz y las
exprese. Pero también, aquel exige paz y so-
siego, tranquilidad y serenidad y la arquitectu-
ra igualmente será tal en la medida que se las
proporcione.
Por todo lo dicho hasta ahora, estamos acer-
cándonos a un concepto aún más amplio: el de
expresar un modo de vida, es decir, el reejo
de una civilización, cultura, sociedad, pueblo,
región, lugar…Bien lo ha dicho un poeta: “La
arquitectura es la historia petricada.
Es así que en la arquitectura siempre han
inuenciado y mucho más de lo que común-
mente se acepta los aspectos demográcos,
económicos, espirituales, sociales, políticos y
geográcos…
Igualmente, siendo la arquitectura un he-
cho concreto y real (se reere a crear espacios
para ser “usados” y no solamente “contempla-
dos…) la evolución de las técnicas de cons-
trucción de todo tipo de edicios y los nuevos
materiales han inuenciado en su desarrollo y
concepción espacial, así como esta ha sido el
motor de esa evolución y lo seguirá haciendo
con esta doble interacción manteniéndose en
esta constante dinámica en la medida que el
ser humano a la que está destinada evolucione
igualmente…
Queda ahora por denir qué es lo contem-
poráneo. Según cualquier diccionario común
se acepta que ello se reere a lo existente al
mismo tiempo que otra persona o cosa. En-
tonces podemos aventurarnos en armar que
la arquitectura contemporánea es aquella que
crea y proporciona los ambientes necesarios
para que el ser humano actual desarrolle sus
actividades y sea la expresión de los valores de
la sociedad a la que pertenece y en la que vive,
en pocas palabras, a su sociedad actual.
Ahora bien, ¿cuáles son las principales ac-
tividades del ser humano actual y sus valores
sociales? ¿Satisfacen a estos la arquitectura ac-
tual? Intentaremos responder a estas interro-
gantes en base a hechos concretos que vemos
como expresión arquitectónica de los últimos
50 años, considerando que este lapso es su-
cientemente amplio para considerarlo como
contemporáneo.
Según se acepta más comúnmente, las ac-
tividades del ser humano se agrupan en las
siguientes: trabajar-circular- recrearse o culti-
varse (según el famoso arquitecto Le Corbu-
sier) y a los que agregamos la de comunicarse
(adición de la Carta de Macchu Picchu) o si
se quiere referirse a aspectos más teóricos que
engloba a los anteriores nos referiremos a los
funcionales- formales-estructurales (versión
actual de lo enunciado por Vitruvio: comodi-
dad- belleza y solidez).
Hablaremos de estos más adelante, consi-
derando que son los que permiten un enfoque
crítico más entendible, pero antes menciona-
remos otros, es decir, ¿cuáles son nuestros va-
lores sociales?
Somos un país tercermundista, de los lla-
mados en “vías de desarrollo…, digamos más
escuetamente y menos pomposamente, un
país con medios culturales de inuencia occi-
dental, con características de vida de una so-
ciedad de “consumo” sin llegar a la producción
y consumo suciente debido a unas desigual-
dades de recursos personales, con una pobla-
ción mayoritaria con menos de 15 años de
edad que no produce (explosión demográca
muy alta, cerca del 3.2% anual) con un gran
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masa de habitantes aún no amalgamada por
haber sido considerada durante años como
población marginada ( y no le echemos la cul-
pa de ello solo a los españoles conquistadores
u otros más recientes) y que aún no se integra
totalmente en nuestra época, etc.
Por lo tanto, arquitectura contemporánea
solo para un sector de la población y porque
no decirlo, solo para Lima y algunas ciuda-
des como Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Piura,
Huancayo y últimamente Cuzco. Y eso, en di-
chas ciudades ¿a qué proporción de habitantes
nos referimos? Es indudable que en cuanto a
los valores sociales nos debatimos en una con-
tinua contradicción.
Volvamos a los aspectos anteriores y en es-
pecial sobre aquellos que hemos mencionado
en el sentido de que son más dables a la crítica
teórica por ser de contenido más profundo en
cuanto a sus conceptos generales y que si se
toman con la debida profundidad, nos podrán
ilustrar sobre la continua contradicción a que
nos hemos referido más arriba, toda vez que
abarcan temas y situaciones que no pueden es-
tar al margen de una realidad por tratarse del
ser humano, integrante de una sociedad.
“Formaremos una conciencia arquitectó-
nico – social, identicada a las necesidades del
nuevo habitante de lo humano” (Miró Quesa-
da, 1947).
Creo que, en lo que se reere al aspecto
FUNCIONAL, nuestra arquitectura contem-
poránea satisface bastante bien en relación a
las actividades de TRABAJO Y CULTIVARSE:
nuevas edicaciones para ocinas y centros
comerciales denominados Mega Plaza o Joc-
key Plaza, multicines, parques zonales, etc.
En cuanto a lo referente a HABITAR, se está
ejecutando una cantidad de edicaciones para
vivienda colectiva, ya sean edicios o condomi-
nios en una forma de que se podría decir que
la vivienda particular casi no se ejecuta, siendo
hoy en día la mayor opción los departamentos
de todo tipo de nivel socio-económico.
En el aspecto de circulación es bastante la-
mentable que en Lima, aún no se dé un plan
coherente e integral de solución de circulación
el cual podría haberse ejecutado paulatina-
mente y ya podría estar funcionando…, por-
que después de la Vía Expresa (o Zanjón) es
poco o casi nada lo que se ha hecho y el circu-
lar hoy por hoy, es además una aventura, un
cuasi martirio.
El ensanche de calles o avenidas ha sido
condenado hace años por los urbanistas como
mala solución, pero nosotros la seguimos
aplicando y lógicamente los resultados están a
la vista: podemos apreciar el gran “alivio” que
ha signicado el ensanche de Camaná y de
Lampa, la uida avenida Emancipación, per-
dón, Cuzco (no se vayan a molestar mis ami-
gos cuzqueños) con lo cual se ha solucionado
el “tránsito vehicular y hemos roto una vez
más el encanto de la Lima tradicional…
En cuanto a los aspectos formales, vemos
que si bien en forma individual se solucio-
na este aspecto, se menosprecia el entorno
que a la larga contribuirá al “contorno” y de
esa manera podemos apreciar que el edicio,
visto separadamente, en la perspectiva a color
o en la maqueta de presentación está logrado.
Mas una vez inmerso en el ambiente urbano,
no conjuga con el entorno y a veces, lamen-
tablemente, el contraste es tal que se rompe
totalmente el marco urbano y cada cual “tira
para su lado
Este creo que es uno de los aspectos más
desatendidos y quizás el que menos tienen en
cuenta los clientes, que solo piensan en sacarle
el “jugo” al terreno, pensamiento compartido
al igual por el “capitalismo privado” como por
el “socialismo estatal” y en el cual el arquitecto
debe debatirse para salir airoso cuando se le
encarga el proyecto.
El resultado lo podemos apreciar, por
ejemplo, en la avenida Benavides de Mira-
ores, porque hay que especicar siempre de
qué distrito se trata, ya que en nuestro folclo-
re criollo existe la particularidad de “regar” un
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mismo nombre por varios distritos para hacer
más interesante la búsqueda de una calle o
avenida y no caer en lo monótono.
No sé quiénes recuerdan cómo era antes de
que se convirtiera en el muestrario de edicios
que es en la actualidad dicha avenida. Todas
eran residencias de máximo dos pisos con a
veces un altillo, jardines, cercos vivos, etc. y
lógicamente desiguales pero armónicas. Hoy
los edicios tienen cada uno su altura, sin re-
lación alguna con el vecino de al lado o del
frente, amén de otros “pecadillos, lo cual se
traduce en un caos formal.
Sigamos desplazándonos y veamos el Cen-
tro Comercial Saga de San Isidro, cuyo espacio
urbano de tres pisos correspondía al antiguo
edicio de Sears, cuya altura guardaba ar-
monía con todo el resto. Hoy aparecen torres
como si hubieran sido desparramadas aquí y
allá, sin orden ni conciliábulo… ¿Es qué la for-
ma de un obra es solo el edicio en sí? ¿Acaso
se ve solo el edicio o su contorno-entorno?
Bajo este punto de vista, apreciamos que nues-
tra arquitectura contemporánea es marcada-
mente individualista, pero no denominamos
de “tendencia socialista
Hay otro aspecto de este enfoque sobre lo
formal que considero interesante y que sí creo
que se cumple bastante acertadamente, por lo
menos en muchos casos, sino en todos y es en
cuanto a lo que podríamos denominar el “ca-
rácter” de la obra. Por ejemplo, es posible que
se critique la construcción del Ministerio de
Pesquería (hoy Museo de la Nación), en cuan-
to a que siendo un país sin grandes recursos se
debería hacer un edicio menos ostentoso y
costoso, así como que reeja nuestra realidad y
sea expresión del ideal socialista tan preconiza-
do. A ello, con las reservas del caso, se podría
contestar que todo edicio público pretende
expresar obligatoriamente la necesidad de im-
primir un “carácter” que podríamos denir
como la “expresión del poder” y la rearmación
de un principio enunciado dentro de la política
de un gobierno…Recuérdese que se acababan
de estatizar las pesqueras y se estaba en pleno
“boom” de la anchoveta. De igual manera, po-
demos explicarnos el despliegue de Petroperú
en su edicio, planteado en la necesidad de re-
armar la recuperación de los yacimientos de
petroleros del norte y la nacionalización del pe-
tróleo. Veamos entonces como en la obra arqui-
tectónica se puede a través de sus realizaciones,
rearmar objetivos que se sintetizan en símbo-
los permanentes ante los usuarios. Si vamos al
campo de lo privado, no es otra cosa el desplie-
gue necesario en los edicios bancarios, al igual
que las compañías de seguros, etc.
Inclusive en el aspecto deportivo, recrea-
cional, etc., se puede apreciar que el aspecto
formal responde igualmente a ese carácter
necesariamente expresado para ser entendido
como el mensaje a la sociedad a que pertene-
ce. Si aún existiese alguna duda al respecto,
tomaríamos como ejemplo a los edicios de
carácter religioso, los cuales habrán logrado
su cometido en la medida de que al observar-
los se nos transporte espiritualmente según la
creencia de cada cual.
Resumiendo, tengamos presente al referir-
nos al aspecto formal, que es el que más apre-
cia el observador-usuario, que la envolvente
no solo debe expresar lo envuelto (contenido)
sino que debe “comunicar” el mensaje que el
propio edicio en su origen, desea transmitir
al observador (contexto) y del resultado de la
lectura de ese mensaje, o sea, la interpretación
que haga de lo que dicha envolvente le exprese
y de ese resultado comprobatorio, resultará el
éxito y logro del creador.
Concordamos con lo expresado por el ar-
quitecto Luis Miró Quesada Garland, la arqui-
tectura teóricamente es la disciplina abocada
a denir, organizar y formalizar espacios con
destinos y nalidades. (Miró Quesada, 2000)
Es por ello que también se puede hablar de
la arquitectura como instrumento de poder y
opresión, o de democracia y libertad.
En cuanto al tercer aspecto, los estructura-
les, que pueden orientarse, ya sea hacia la téc-
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Referencias
Miró Quesada, L. (1947). Principios de la agrupación Espacio. Perú: Maniesto.
Miró Quesada, L. (2000). Introducción a la Teoría del Diseño Arquitectónico. Lima: Universidad
Nacional de Ingeniería.
Velarde, H. (1946). Arquitectura Peruana. México: Fondo de Cultura Económica.
nica constructiva o hacia lo organizativo o so-
cial, podemos apreciar que ello se cumple con
acierto en algunos casos, siendo recientemen-
te en mayor grado, quizás porque nuestra téc-
nica constructiva ha mejorado enormemente
en estos últimos años.
En lo organizativo o social, se aprecia esa
diversidad que es la característica de nuestra
tan diversicada estraticación social, a la vez
que contradictoria. De todo lo que se ha ex-
puesto y que lógicamente, solo se ha enuncia-
do tangencialmente, dada la complejidad del
tema y que no es la intención de plantear en un
solo espacio algo tan profundo y contradicto-
rio, ¿podemos entonces hablar de arquitectura
contemporánea en nuestro medio?
Difícil respuesta para el crítico en arquitec-
tura por cuanto como hemos visto el problema
no es tan sencillo y por lo tanto su respuesta
tampoco lo es. Pero podemos plantear que si
aceptamos que la arquitectura es el reejo de
una época, de la sociedad a la que pertenece y
de la situación social imperante, no tenemos
arquitectura contemporánea nacional porque
en arquitectura, al igual que muchas otras ex-
presiones y situaciones actuales, también esta-
mos en crisis.
Nos encontramos entre continuas con-
tradicciones y el público o usuario, alienado
también por todas las corrientes consumistas,
tradicionalistas o progresistas, ideologías im-
portadas que no entiende por no corresponder
a nuestra realidad, etc., tampoco se encuentra
a sí mismo con autenticidad. Si queremos que
nuestra arquitectura sea auténtica, mientras
nosotros, todos, no lo seamos, tampoco lo
será esta por cuanto es su reejo y no es ni
será jamás un producto aislado o impersonal.
Responsabilizar a los arquitectos como únicos
autores, es olvidarse que ellos también forman
parte de la misma sociedad que los usuarios y
que quizás, están más sometidos aún que mu-
chos otros, a las presiones que determinan las
soluciones arquitectónicas existentes.
Vemos así como muchas obras de gran
mérito plástico y formal son obras que en paí-
ses y continentes altamente industrializados y
tecnicados (Estados Unidos, Japón, Europa,
etc.) serían el expresión de una realidad que
en nuestro país no lo es y que se explican en
nuestro medio por la enorme contradicción
existente entre lo que aspiramos a ser y lo que
somos, entre lo que se nos arma como expre-
sión de progreso técnico y material y nuestro
desarrollo en formación. ¿Y este resultado, es
culpa de la arquitectura? NO, la arquitectura,
de la cual el arquitecto es su intérprete y ex-
presión de su realidad, solo la rearma con sus
obras, cuales mudos testimonios que en todo
caso deberían llevar al usuario a participar en
los proceso de cambio y rearmación.
En buena cuenta, la arquitectura es el re-
sultado, no de los arquitectos, quienes solo in-
terpretan los deseo y aspiraciones del usuario,
sino justamente de este, llámese cliente priva-
do, entidad pública, cooperativa, etc.
Resumiendo criterios de autores como Hé-
ctor Velarde, en los que conceptualiza seis fac-
tores principales que actúan en la formación
de una arquitectura: el geográco, el climato-
lógico, el geológico, el religioso, el social y el
histórico. (Velarde, 1946).
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